Ejemplos con pistos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Bajista profesional y exintegrante de los grupos Skirla, Eufhoria, Espacios Vacíos y Seis Pistos De los últimos tres grabó en sus más recientes producciones discográficas.
No difiere mucho la gastronomía propia de la comarca de los Montes de Toledo -pistos, gazpachos, cocidos, migas, gachas-, de la que es general de toda la provincia, únicamente habrá que dejar constancia especial del consumo de carne de venado, ya fresca y reciente, ya adobada y conservada en embutidos.
Es admirable cómo guisa los pistos la tía Bibiana del Puente de Vallecas.
No creo, amiga mía, que esté el país para esos pistos o bodrios indecentes.
Después él, llevando la información a otros círculos, lo trabucaba todo, y hacía unos pistos que corrían por Madrid y llenaban de confusión a los ciudadanos pacíficos.
No se habían probado las duchas, ni el sacarle de paseo al campo, ni el bromuro de sodio, que estaba dando tan buen resultado contra la peri-encefalitis difusa y contra la meningo-encefalitis, etc y siguió echando términos de medicina por aquella boca, pues entonces le daba por leer libros de esta ciencia, y con una idea tomada de aquí y otra de allá hacía unos pistos que eran lo que había que ver.
Y prosiguió: ¡Miserable del bien nacido que va dando pistos a su honra, comiendo mal y a puerta cerrada, haciendo hipócrita al palillo de dientes con que sale a la calle después de no haber comido cosa que le obligue a limpiárselos! ¡Miserable de aquel, digo, que tiene la honra espantadiza, y piensa que desde una legua se le descubre el remiendo del zapato, el trasudor del sombrero, la hilaza del herreruelo y la hambre de su estómago!.
-Aquel que anda allí juntando bregas, azuzando pendencias, revolviendo caldos, alimentando cizañas y calificando porfías y dando pistos a temas desmayadas, yo lo vi fuera de la cuerda revolviendo libros, ajustando leyes, examinando la justicia, ordenando peticiones, dando pareceres.
Mas en pago de mi paciencia os ruego que os lastiméis de mí, pues en vida siempre andaba cerniendo las carnes el invierno por las picaduras del verano, sin poder hartar estas asentaderas de griguescos, el jubón en pelo sobre las carnes, el más tiempo en ayunas de camisa, siempre dándome por entendido de las mesas ajenas, esforzando con pistos de cerote y ramplones desmayos de calzado, animando a las medias a puras sustancias de hilo y aguja, y llegué a estado en que viéndome calzado de geomancia, porque todas las calzas eran puntos, cansado de andar restañando el ventanaje, me entinté la pierna y dejé correr.
No creo, amiga mía, que esté el país para esos pistos o bodrios indecentes.

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