Ejemplos con parpadeando

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Durante la escena en la que el Comandante habla, hay un breve cameo de Lisa parpadeando.
Ella termina con sus ojos parpadeando, diciendo Te dije que.
Entidades humanoides fantasmales, sin identificar en la serie, con aureolas sobre sus cabezas, junto a las palabras Adams y Lilin+? parpadeando entre ellos.
Milk siguió la mirada del cachorro y quedó con la vista fija, parpadeando distraído.
Los sesteantes abandonaron sus camarotes a las cuatro de la tarde y subieron a las cubiertas, parpadeando deslumhrados por el ardor del sol.
Nélida deshizo con presteza la barricada de objetos, y otra vez salió a luz el doctor Ojeda, pero despeinado, sudoroso, con la faz congestionada, parpadeando cual si no pudiese resistir la luz.
Empezaron a marcarse a través de la niebla, cada vez más clara, varios puntos de luz: unos, fijos, otros, intermitentes, parpadeando como ojos de cíclope.
Si no estuviera yo despierto -pensaba parpadeando-, creería que uno de esos caballeros de zancas ágiles, de airosa estampa y de rostro curtido, se había metido en esta tienda para escribir en ella la relación épica de los combates, trabucando irónicamente el patriotismo.
La perrita entonces saltó al regazo de su amo y se quedó ahí, parpadeando sus ojos mientras el amo le acariciaba sus orejas.
-Pero ¿es que tú vas a volver a las mismas? -le preguntó con voz sorda y parpadeando nerviosamente.
-Justamente, señorita -respondió la beata, parpadeando muchas veces seguidas y hundiendo media mano derecha en las entrañas de su librejo.
«Si no estuviera yo despierto -pensaba parpadeando-, creería que uno de esos caballeros de zancas ágiles, de airosa estampa y de rostro curtido, se había metido en esta tienda para escribir en ella la relación épica de los combates, trabucando irónicamente el patriotismo.
Un momento después avanzábamos por el oscuro camino, con el viento helado soplándonos en la cara y una lucecita amarilla parpadeando frente a nosotros en medio de las tinieblas para guiarnos en nuestra tétrica incursión.
Claro que no deseaba un cambio, pero la miró inquieto, parpadeando, ¿sabéis? Como si no estuviera seguro de estar despierto o dormido.
Volvió parpadeando hacia la puerta el ojillo tuerto, para.

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