Ejemplos con milán

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Cuando el papel de estos se hizo dominante en Bolonia, los Procaccini decidieron trasladarse a Milán, ciudad en la que el clima contrarreformista impuesto por Federico Borromeo la había convertido en un centro de elaboración de las nuevas formas en el campo de las artes figurativas.
También habían integrantes como: Carlos Mery Milán, Salvador Muñoz Castro, Galo Medina, entre otros quienes obtuvieron primeros lugares en aprovechamiento académico.
Su carrera de modelo comenzó en París y en Milán a la edad de diecisiete años.
Raffaello de Rensis, Milán, Fratelli Treves Editori, ,.
Trabajó como director de una agrupación coral de Milán, se casó y tuvo un niño.
Ganó millones de dólares con la venta de sus discos, aunque nunca estuvo invitado al teatro de la Scala en Milán.
Aún se conservan vestigios de dicha colonia, en el museo arqueológico de Milán.
Magnasco a menudo colaboró colocando figuras en los paisajes de Carlo Antonio Tavella y las ruinas de Clemente Spera en Milán.
Antes del reinado de Marco Aurelio la literatura latina ya era cosmopolita, no sólo se cultivaba en Roma sino en ciudades como Bizancio, Alejandría, Milán y en las primeras ciudades de la Galia.
Chailly se formó en los conservatorios de Perugia y Milán, y posteriormente estudió dirección orquestal con Franco Ferrara.
Riccardo Chailly nació en Milán dentro de una familia de músicos.
Fue llevado a la escuela del AC Milan, pero no lo aceptaron e intentó ingresar en la escuela del Inter de Milán en la que sí que ingresó.
También conquistó Milán, que era la vecina de Saboya al este, poniendo a los saboyanos entre las posesiones francesas.
En la Scala de Milán debutó con L'amico Fritz de Mascagni.
Más tarde se trasladó a Milán gracias una beca concedida por el Gran Teatro del Liceo de Barcelona.
Posterioremente actuó en la Ópera de Sydney, Teatro Colón de Buenos Aires, La Scala de Milán, Nueva York, Lisboa, Oviedo, París, Ámsterdam y en el Covent Garden, Glyndebourne y la Ópera Nacional Inglesa.
A finales de los ochenta se trasladó a Milán, en el séquito del conde Pirro Visconti Borromeo, personaje que le encargó la decoración del Ninfeo de la Villa Borromeo Visconti de Lainate.
Graduada en diseño de modas del Instituto Marangoni de Milán, Italia.
El primer cantor cristiano fué San Ambrosio de Milán, cuyo corazón era como un grano de incienso entre brasas.
Asustada ésta por la importancia de su presa, confiaba los cautivos a la guarda del duque de Milán Pero los monarcas se entienden fácilmente para engañar a los gobiernos democráticos, y el soberano milanés daba suelta al rey de Aragón con todo su acompañamiento.
Pues ha de saberse que en tal lacería de teatro se representaban los mismos dramas y comedias que en el del Príncipe y se cantaban las óperas que en la Scala de Milán.
No había duda: era el más viejo un italiano llamado Cassanello, que había conocido él en las logias de Milán y vuelto a ver aquel mismo año en Caprera, en casa de Garibaldi.
Mas el viejo mamarracho, sin guardar siquiera memoria de aquello, encogióse de hombros al oírle, y seducido por la labia de Jacobo, ofrecióle cordialmente cartas comendaticias para los venerables de Milán y de España que le pusieran a cubierto de todo recelo.
Currita recibió la noticia con frialdad aterradora y negóse rotundamente a hacer uso de la receta, con cierta especie de rencorosa terquedad, impropia del caso, también ella había recibido aquel día carta cariñosa de Jacobo, fechada asimismo en Milán, hablándole vagamente de grandes peligros y grandes negocios, y prometiéndole, con la fatua seguridad de quien presume ser esperado con ansia, el gozo imponderable de su próximo regreso y la explicación satisfactoria de su repentina marcha.
Aquella misma noche, sin despedirse de nadie, sin dar a persona alguna razón de su marcha, ni dejar sospechar siquiera el fin de su viaje, saldría para Italia, avistaríase en Caprera con Garibaldi, que le había iniciado en otro tiempo en las logias de Milán, y ante él trataría de justificar el secuestro de aquellos documentos, inventando un embuste, una historia, un enredo cualquiera, que viniese a sacarle de una vez de aquella situación falsa y angustiosa.
No había duda: si no era el mismo, era igual a uno de los que había arrancado él en París, en el , de los cartapacios que en la logia de Milán le habían entregado ¿Qué significaba, pues, aquello? ¿Era una broma? ¿Un aviso? ¿Una amenaza?.
Acertó entonces a llegar a Milán, fugitivo de Constantinopla, el marqués de Sabadell, perdido y arruinado, y presentóse en aquella logia, donde años antes le había iniciado Garibaldi.
Garibaldi le inició en las logias de Milán, y Prim le introdujo en Inglaterra, en el complot que grandes traidores urdían contra el trono de España.
Entregóse en todo con más gusto que si le hubieran dado francolines de Milán, faisanes de Roma, ternera de Sorrento, perdices de Morón, o gansos de Lavajos, y, entre la cena, volviéndose al doctor, le dijo:.
Embarquéme en Alicante, llegué con próspero viaje a Génova, fui desde allí a Milán, donde me acomodé de armas y de algunas galas de soldado, de donde quise ir a asentar mi plaza al Piamonte, y, estando ya de camino para Alejandría de la Palla, tuve nuevas que el gran duque de Alba pasaba a Flandes.

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