Ejemplos con merecías

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

¿Tú sabes lo grave que resulta tu falta? ¡Una muñeca como tú, una mocosa que debe vivir agarrada a las faldas de su madre y no sabe una palabra de lo que es el mundo, querer arreglarse por sí misma el porvenir, y engañar a mamá, escuchando las proposiciones de un hombre, sin saber si éste puede ser del gusto de sus padres y de las personas de buen consejo que los rodean! Vamos que merecías una zurra, como las chicuelas malcriadas que hacen alguna diablura.
que tus cortejos, ¡ay!, te regalaban diamantes gordos y , y que merecías que te arrancasen las orejas al arrancarte los pendientes, que eran el pregón de tu ignominia.
Pero Dios tuvo piedad de ti, y no queriendo darte ni el amor ni la felicidad, porque nada de esto merecías, te dio una firme vocación, y con ella te salvaste, y con ella te redimiste.
Merecías colgar ahorcada, y te descolgamos con vida.
¿Merecías otra cosa? En fin, ni tú debes hablar más, ni yo escucharte.
Estoy, sólo que no me referí a nada de eso cuando te dije que no te merecías esa muchacha.
-¡Vaya que es ahogo! Déjame rumiarlo, que bien vale la pena, y harto llevas de presente, que no llevas el no que merecías.
Merecías que no te lo contara.
¿Diéronte portazo? ¡Bien lo merecías! ¡Toma estudios ahora y date vientos de señorío, mondregote, que más arriba está quien manda, para hacer josticia seca!.
-Que merecías que no te lo dijera, por obcecado y, cascarrabias, -respondió don Pedro Mortera.
A lo tuyo te has vuelto ahora, y has hecho bien, que la prenda lo vale y la merecías más que yo.
¡Pero vete, y no encones más con tu presencia los recuerdos del tiempo que he estado concediéndote una amistad que no merecías!.
¡Oh, gran poeta! Merecías vivir eternamente aunque no hubieras expresado más que el dolor de esas dos líneas.
'''MAX:''' ¡Merecías ser el barbero de Maura!.
Pero Dios tuvo piedad de ti, y no queriendo darte ni el amor ni la felicidad, porque nada de esto merecías, te dio una firme vocación, y con ella te salvaste, y con ella te redimiste.
- ¡Merecías que te matara!.
con toda eficacia y pusieses a buen recaudo al que intentó asesinarme? ¡Ira de Dios! Que merecías.
Tú lo que merecías era eso: una mujer que te la pegara hasta con los mosquitos.
debían haberte hecho almirante cuando menos, que harto lo merecías.

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