Ejemplos con menudeando

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Esta consideración tan cuerda, que asaltó de pronto la mente de la pobre chica, hízola retroceder, y menudeando los pasos cuanto pudo, y tornando a recordar su herida y a llorar, por ende, llegó a la villa y no paró de correr hasta el estanco que conocemos, en el cual entró momentos después que nosotros, y al mismo tiempo que llegaba también, aunque por distinto sendero, Simón Cerojo, demudado el semblante y apretando los puños de ira.
El se aprovechó de esto, menudeando sus visitas a la casa de la avenida Víctor Hugo, para descender por la escalera de servicio grandes paquetes que engrosaban las provisiones del estudio.
Y, en tanto que él iba de aquella manera menudeando tragos, no se le acordaba de ninguna promesa que su amo le hubiese hecho, ni tenía por ningún trabajo, sino por mucho descanso, andar buscando las aventuras, por peligrosas que fuesen.
Adiós amores con don Álvaro, amores cada vez más escasos, más escatimados por el libertino gracioso, que iba menudeando las propinas y encareciendo las caricias, pero al fin amores señoritos, que la tenían orgullosa.
Sentóse el presidiario y empezó a comer con voracidad, menudeando los tragos de vino.
Los satirizados pusieron el grito en el séptimo cielo de Mahoma, y aun hubo quien pretendiera encomendar el desagravio a fornido negro caporal de hacienda, el cual, armado de gruesa tranca de algarrobo, se comprometió a dejarla caer a plomo sobre las costillas del insolente autor, y seguir menudeando los garrotazos hasta verlo molido y como para las andas de la caridad.
Y como el loco se hallaba dominado por la furia, quiso seguir menudeando golpes al pobre fraile, que no tuvo más escapatoria que echar a correr.
El negocio era para el dueño de la pulpería y a la vez del Juego de pelota, menudeando las horchatas, las naranjadas de agrio en las Islas, las vinagradas y sangrías y los buenos vasos de vino.
-Si mal no me acuerdo, padre mío, dijo con la boca llena, la otra vez que tuve la honra de ser obsequiado por vuesa reverencia quebrantasteis la costumbre de no probar más que legumbres, y aguzasteis mi apetito comiendo con gallardía y menudeando los brindis.
Huyeron, pues, precipitadamente, abandonando este paraje, y nos obligaron a forzar el paso menudeando los palos.
» A pesar de esto continuaba el comprador menudeando preguntas.

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