Ejemplos con madrina

Rocio Huertas es una joven provinciana que cose para ganarse la vida junto a su madrina Balbina.

Trish Stratus apareció en medio del matrimonio para ser la madrina pero Lita a pesar de su embarazo la atacó por lo que Trish debió retirarse del lugar.

Lo que no se imaginaba la reina era que Fredegunda buscaba separarla definitivamente de Chilperico, de acuerdo a la ley canonica, un hombre no puede cohabitar con la madrina de su hijo.

Cuando nace la criatura, una niña, Fredegunda, en complicidad del obispo que va a bautizarla y gracias a la propia ingenuidad de la reina, realiza su intriga: no habiendo llegado la dama que efectuaría de madrina del recién nacido, Fredegunda aconseja a Audovera que sea ella misma la madrina de su hija para que así, cuando el rey regrese la encuentre dos veces madre.

Había sido su madrina de bautizo y Desnoyers el padrino.

Entra, entra para que te vea tu madrina.

¡Todavía se acuerda de ellos tu tía! ¿Por que te sonrojas? ¡Vaya, hijo! ¿Todavía tienes miedo de que te castigue tu madrina?.

Ahora me ha confesado don Crisanto que en el último ataque vio a tu madrina muy mala, tan mala que poco faltó para que la mandara disponer.

Lo que sí me disgusta es que Angelina no escriba, ni siquiera para saber de la salud de tu madrina.

Rorró:exclamó tía Pepilladile a tu madrina lo que te recomendó el doctor.

Al apearme del caballo ví, sin quererlo, el cadáver de mi madrina.

La difunta señora, una condesa anciana, había sido su madrina, costeando su educación en un colegio modesto, y todavía Antonia iba a visitar algunas veces a las señoritas , las hijas de su protectora, que se habían casado.

Aseguraba que no podía prescindir de ellos, así como de otras costumbres superiores a su clase, adquiridas cuando niña en casa de su madrina.

Pero mi madrina la condesa, en vista de tan ardiente devoción, quería hacerme monja, y el otro día, las señoritas , recordando los deseos de su mamá, todavía me ofrecieron costearme el dote para que entrase en un convento.

Programa: cena a las ocho de la noche, después acostaremos al niño, y luego: ¡a la misa del gallo! La madrina será.

Después se habló de mi familia, de mis tías, de la enfermedad de mi madrina, de mi abuelo, a quien había tratado en no sé qué parte, y luego, en dos palabras me despidió.

Lo que es Nucha no le hacía a él peso en casa, pues la gobernaba a las mil maravillas, además, a fuer de heredera presunta de su madrina, no necesitaba ampararse casándose.

Esta tal Casildea, pues, que voy contando, pagó mis buenos pensamientos y comedidos deseos con hacerme ocupar, como su madrina a Hércules, en muchos y diversos peligros, prometiéndome al fin de cada uno que en el fin del otro llegaría el de mi esperanza, pero así se han ido eslabonando mis trabajos, que no tienen cuento, ni yo sé cuál ha de ser el último que dé principio al cumplimiento de mis buenos deseos.