Ejemplos con limbos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Hojas simples o compuestas, usualmente pecioladas y envainantes en la base, dísticas, espirales, opuestas, decusadas o fasciculadas, con estípulas intrapeciolares visibles o sin ellas, limbos cordados, truncados o cuneados en la base, divididos o indivisos, incisos, dentados, a veces enteros, heterófilos en las acuáticas, nerviación pinnatinervia a palmatinervia.
Hojas caulinares, enteras, con la base reniforme a cordiforme, peciolos más cortos que los limbos foliares.
Hojas palmatinervias, enteras, anchamente ovadas a cordado-ovadas, peciolos más cortos que los limbos foliares.
Es utilizada para establecer las posiciones espaciales de los estratos, diaclasas, fallas, limbos y planos axiales de pliegues y cualquier otra superficie de interés geológico, igualmente es necesario ubicar esta medida geográficamente a través de una poligonal, triangulación o con un GPS.
Por eso hablan y entienden el lenguaje de todos los seres vivientes, penetran fácilmente en los limbos obscuros de la animalidad y viven allá adentro como en su propia morada.
¡Qué preferible sería para ti que permanecieras eternamente en los limbos de la nada! Dentro de pocos días abrirás los ojos, el telón se alzará y la escena del mundo quedará al descubierto.
Y a todo esto, Belarmino sin entrar en situación, ausente en remotos limbos del pensamiento.
El coro parecía soñar despierto, atento a los vagos sentimientos de ternura que el canto removía en los limbos de su espíritu.
Quédese, pues, en los rosados limbos de la justicia ideal, y dígase que en el mismo balcón donde se asomaba Fernando a requerir los homenajes de un pueblo inocente tirando a tonto, tuvo que asomarse Prim para recibir la adhesión amorosa de un pueblo más avisado ya, y en camino de pasarse de listo.
Fernando se quedase para siempre en los limbos de la ausencia.
Mas si eres alma pía y asombradiza, si no has salido de esos limbos del entendimiento que engendra, no tanto la inocencia del corazón como la falta de experiencia, si la desnudez de la verdad te escandaliza o hiere tu amor propio su rudeza, detente entonces y no pases adelante sin escuchar primero lo que debo decirte.
Deja marchar a este hombre encadenado por tu impura seducción, no sigas atrayéndole fuera del círculo de su vida, que Dios ha medido, vuelve a los limbos del paganismo con tus amantes asiáticos, romanos o griegos.
Permanecía ocioso, presa de una pesada fiebre: envidiaba la felicidad de los animales, las orugas, que representan la inocencia de los limbos, los topos, el sueño de la virginidad.
La repentina conciencia que un alma, hasta entonces ignorante de sí misma, adquiere de su vocación, suele acompañarse de un estremecimiento tan hondo y recio en las raíces de la vida moral, en los obscuros limbos donde lo espiritual y lo orgánico se funden, que la emoción semeja un vértigo o un síncope, y a veces dura, como un mal del cuerpo, la huella que deja en la carne esa sacudida o arranque misterioso.
Cualquiera que vagabundee por las soledades contiguas a nuestros arrabales, que podrían llamarse los limbos de París, descubre aquí y allá, en el rincón más abandonado, en el momento más inesperado, detrás de un seto poco tupido o en el ángulo de una lúgubre pared, grupos de niños malolientes, llenos de lodo y polvo, andrajosos, despeinados, que juegan coronados de florecillas: son los niños de familias pobres escapados de sus hogares.
Mas aunque sabía que un asa de puchero bastaba al arqueólogo genial para reconstruir un arte enterrado en los limbos del olvido, como en su modestia no se tenía por genio, prefería dos asas a un asa sola –cuantas más asas mejor– y prefería el puchero todo al asa sola.
¡Cuántas veces, en el insomnio de sus eternas noches ha invocado esos síncopes, que hunden el espíritu en los limbos del olvido! Créeme: déjala unos instantes aún, en ese letargo de que despertará para sufrir.
Todo lo cual acontece dentro de la misma caja de las Angosturas, o, como si dijéramos, en el subsuelo de la montaña, en aquel escondrijo de encantamientos, en aquel edén troglodita, mientras que allá arriba, allá fuera, en los limbos de la superficie natural del globo terrestre, floridos almendros festonean del modo más gracioso los altísimos bordes del tajo, destacándose en la harto conocida claridad del día, en el mundo exterior, en la vida real, en la Alpujarra de los hombres.
En cuanto la niña comenzó a dar claras señales de que ya alboreaba en los limbos de su cabecita la luz de la inteligencia, su misma madre, trayendo a la memoria lo que casi tenía olvidado por desuso, o adquiriéndolo con prolijos afanes donde lo había, la enseñaba a rezar las primeras oraciones que balbuce la infancia en los crepúsculos del sueño, iluminada la mente candorosa con la visión plácida y celeste de la Virgen Purísima y del Ángel de la Guarda.
Parece que Dios hubiera querido ponerle una gran barrera a la conciencia humana, para detenerla siempre que se atreve a penetrar en los tenebrosos limbos del mundo moral.

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