Ejemplos con juzgad

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Juzgad ¡oh amigos!, de mi asombro, de mi anonadamiento.
Pero juzgad, ¡oh señores míos! ¡cuál sería mi sorpresa cuando a poco de haber salido espoleando mi cabalgadura, que en el andar allá se iba con Rocinante, sentí detrás un chirrido de ásperas ruedas y un galope de rocín y un crujir de látigo y unas voces extrañas de las que en todos los idiomas se emplean para animar a un bruto perezoso! ¡Juzgad de mi sorpresa cuando me volví y vi a la misma miss Fly dentro de un cochecillo indescriptible, no menos destartalado y viejo que aquel de la célebre catástrofe, guiando ella misma y acompañada de un rapazuelo de Santi Spíritus!.
Esta es, señores, la verdadera historia de mi tragedia: mirad y juzgad ahora si los suspiros que escuchastes, las palabras que oístes y las lágrimas que de mis ojos salían, tenían ocasión bastante para mostrarse en mayor abundancia, y, considerada la calidad de mi desgracia, veréis que será en vano el consuelo, pues es imposible el remedio della.
Pero juzgad cuál sería mi temor cuando de pronto vi al barbero detrás de mí.
Juzgad con vuestro entendimiento al oír esta aventura.
-Ahora -dijo, viendo que éste había llegado al último renglón-, ahora juntad los dos fragmentos, y juzgad por vos mismo.
-Juzgad por vos mismo, mi querido huésped, juzgad, pero no por la primera impresión que os produzca.
¡Juzgad si me puse a cubierto a menudo!.
Es a vuestra conciencia a quien recurro en tribunal de apelación, haced de vuestra conciencia Código, y de acuerdo con ella, juzgad, después de oírme, a la mujer que llora enfrente de vosotros.
Si admitís el partido, tenedla ya por vuestra como esclava, y juzgad por el valor del sacrificio que con esta preciosa dádiva me impongo, de la suma importancia que doy a mi empeño, a la vez que del alto aprecio que me merecéis.
¡Ya sabéis lo que os quiero! Juzgad cuáles deben de ser los sufrimientos que padezco cuando reflexiono que el hombre que es para mí más querido que la propia vida, puede correr, quizá dentro de un instante, un peligro de cuerpo y alma.
Juzgad si deberá sorprenderme la conducta que observa ahora.
-Juzgad vos misma si acierto en la idea de que para la felicidad de mi padre, primero que para mi propia dicha, conviene no cometer el desacuerdo que inocentemente me aconseja.

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