Ejemplos con inmutó

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

En la novela, Nanahara menciona que Sasagawa tuvo un enfrentamiento contra Shogo Kawada pero que Sasagawa salió llorando y pidiéndole socorro a Kiriyama, que no se inmutó al ver la escena.
Atahualpa ni siquiera se inmutó ni se molestó en contestarle, uno de sus principales daba respuesta a de Soto diciéndole que su señor estaba en el último día de ayuno.
Atahualpa no se inmutó y siguió bebiendo de un vaso.
Doña Celestina se inmutó porque, aunque mujer orgullosa, tenía buenos sentimientos.
Pero Desnoyers no se inmutó ante el insulto.
Ella no se inmutó ante su acento colérico y sus miradas hostiles.
Nélida no se inmutó, como si estuviese habituada a tales escenas.
¡Oh!exclamó ella con entonación tan verdadera y expresiva, que nuestro joven se inmutó.
Por cierto que, al advertir su presencia, el bizarro joven se inmutó un tanto.
Al pasar por delante del corredor, no reparó en doña Paula, que estaba cerca de la puerta, y se inmutó al ver la expresión extraña de su fisonomía.
Pero la terrible capitana de bandidos no se inmutó, y sin dar señales de ninguna emoción ante aquel espectáculo dejó que el animal pisotease a un honrado caballero moribundo.
Como nunca se le había ocurrido ir a aquella hora desde que Andrés frecuentaba el sitio, Rosa se inmutó muchísimo y el mismo joven se sintió también no poco turbado, aunque procuró disimularlo, acogiendo con sonrisa amistosa al molinero.
Al escuchar el saludo se tranquilizó de un modo y se inmutó de otro, porque al momento logró reconocer el que tan inopinadamente le cortaba el paso, el cual no era otro que el americano D.
El molinero se inmutó visiblemente al escuchar estas palabras.
Tan claro pronunció este nombre, que ella no pudo menos de oírle, pero no se le inmutó el semblante.
No se inmutó Maximiliano ni aun cuando doña Lupe, repitiendo su apóstrofe, llegó al cuarto o al quinto.
El hombre de bronce no se inmutó al reiterar fríamente.
Se inmutó, pero con habla interior dijo para sí:.
Al oírlo Juan de Dios, se inmutó de tal modo, que le tuve miedo.
Al decir esto, la marmórea cara de doña María no se inmutó, pero Asunción y Presentación lloraron a moco y baba.
Entonces fue Nieves quien se inmutó, y no poco, pero se repuso al instante, y dijo a Leto en el mismo son de broma que antes y cerrando el álbum:.
Al recuerdo de la hembra querida se inmutó Antonio, pareciole que la veía delante de él con el reproche en los oios y en los labios, y casi se sintió arrepentido, pero recordando a la vez la decisión de la mujer amada, tan mortíficante para su vanidad, exclamó, encogiéndose de hombros:.
En seguida mi hermano se lanzó contra él, y sujetándole por un brazo, dijo: ¡Oh musulmanes! ¡Acudid en mi socorro! ¡He aquí al infame ladrón! Pero el jeique no se inmutó para nada, pues inclinándose hacia mi hermano le dijo de modo que sólo pudiera oírle él: ¿Qué prefieres, callar o que te comprometa delante de todos? Y te advierto que tu afrenta ha de ser más terrible que la que quieres causarme.
No esperaba a su amigo, y se inmutó al verle allí.
El corazón la dijo al entrar y enterarse del cuadro aquel, que allí iba a suceder algo parecido a lo otro, y se inmutó, pero sin perder la entereza de su ánimo, porque desde lo de marras, vivía muy pertrechada y apercibida.
Moreira no se inmutó, miró sonriente al espantado paisano que le traía la noticia, y tendió hacia el camino su mirada de águila.
Córdoba no se inmutó, o no conocía a Moreira o tenía demasiada fe en su coraje y su vista, que así provocaba al terrible gaucho.
Por agresiva que fuera la actitud con que Romero dijo estas palabras, Blanco no se inmutó ni apagó su eterna sonrisa, acomodó las bolas y se preparó a jugar.
Nada se inmutó con esta denuncia, y sólo se detuvo un poco para dar orden a sus caudillos de que la tropa, estuviese sobre las armas, y mandó a los criados y demás personas de su comitiva, que eran muchos más que los de Alejandro, que entraran al comedor y permanecieran allí hasta que se levantase de la mesa.
Reinaldo se inmutó, tenía la suficiente experiencia para saber que una mujer que no se conmueve y habla con la frialdad que lo hacía Teresa, no guarda en su corazón el menor destello de amor.

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