Ejemplos con indómita

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Los incas, que la fuerza conocían, que en la provincia indómita se encierra, y cuán poco a los brazos ganarían, llevada al cabo la empezada guerra, visto el errado intento que traían, desamparando la ganada tierra, volvieron a los pueblos que dejaron, donde por algún tiempo reposaron.
La pampa es atractiva, de fascinante belleza, indómita, inaccesible, misteriosa, desértica.
Debido a aquellas contínuas razzias militares, Zarza la Mayor se convirtió en una población indómita, que supuso un freno a los deseos de independencia de Portugal.
¿Se comprende ahora por qué al principio he confesado mi incompetencia para juzgar a Pereda? Porque yo no admiro sólo en él lo que todo el mundo ve y admira: el extraordinario poder con que se asimila lo real y lo transforma, el buen sentido omnipotente y macizo, la maestría del diálogo, por ningún otro alcanzada después de Cervantes, el poder de arrancar tipos humanos de la gran cantera de la realidad, la frase viva, palpitante y densa, la singular energía y precisión en las descripciones, el color y el relieve, los músculos y la sangre, el profundo sentido de las más ocultas armonías de la naturaleza no reveladas al vulgo profano, la gravedad del magisterio moral, la vena cómica, tan nacional y tan inagotable, y, por último, aquel torrente de lengua no aprendida en los libros, sino sorprendida y arrancada de labios de las gentes, lengua verdaderamente patricia y de legítimo solar y cepa castellana, que no es la lengua de segunda o de tercera conquista, la lengua de Toledo o de Sevilla, sino otra de más intacta prosapia todavía, dura unas veces como la indómita espalda de nuestros montes, y otras veces húmeda y , lengua que, educada en graves tristezas, conserva cierta amargura y austeridad aun en las burlas.
Su madre, una mujer sencilla, había muerto como abrumada por la avalancha de millones que iba derrumbándose sobre su hogar, y Craven, preocupado por esta hija algo indómita que no le dejaba dedicarse con tranquilidad a sus negocios, la había metido en un colegio célebre para que fuese una gran señora como las que él había visto de lejos en las ciudades.
Y, sin embargo, la nota fundamentalque Baudelaire ha señalado profundamenteen el carácter de los héroes de Poe, es todavía el temple sobrehumano, la indómita resistencia de la voluntad.
No existe ninguna hierba que se aferre más a la tierra donde ha crecido, se la puede arrancar, perseguir con el arado y la azada es inútil, la hierbabuena vuelve a retoñar indómita.
Como veinte años antes de la historia que vamos narrando, llegaron a la ciudad donde sucedió, un caballero de mediana edad y su esposa, nacidos ambos en España, de donde, en fuerza de cierta indómita condición del honrado don Manuel del Valle, que le hizo mal mirado de las gentes del poder como cabecilla y vocero de las ideas liberales, decidió al fin salir el señor don Manuel, no tanto porque no le bastase al Sustento su humilde mesa de abogado de provincia, cuanto porque siempre tenía, por moverse o por estarse quedo, al guindilla, como llaman allá al policía, encima, y porque, a consecuencia de querer la libertad limpia y para buenos fines, se quedó con tan pocos amigos entre los mismos que parecían defenderla, y lo miraban como a un celador enojoso, que esto más le ayudó a determinar, de un golpe de cabeza, venir a las Repúblicas de América , imaginando, que donde no había reina liviana, no habría gente oprimida, ni aquella trabilla de cortesanos perezosos y aduladores, que a don Manuel le parecían vergüenza rematada de su especie, y, por ser hombre él, como un pecado propio.
En el corto diálogo que sostuvimos me dijo que, según noticias transmitidas por la suegra de su sobrino, la proclamación del dependía de que la indómita hiciese una defensa heroica, no dejando títere con cabeza en el Ejército de Ceballos.
Algún trabajo le costó al ilustre imponerse, y en cuanto hubo sosegado las encrespadas olas, lo primero que hizo fue sacarme del remolino, escaleras abajo, recomendándome, como había hecho más de una vez, que pusiera frenos a mi fiereza indómita.
En la situación a que llegaréis andando los años, el ideal revolucionario, la actitud indómita si queréis, constituirán el único síntoma de vida.
sobre los rizos castaños de la indómita cabellera la.
¡Soberbio alcázar para alojar la vanidad de Pilita y la indómita altivez de Clara!.
-Para mí, ¡sí! -respondió con la bravura de una pasión indómita-, ¡porque ya es mía!.
Era la oficialidad de estos cuerpos un conjunto de jóvenes gallardos y calaveras, que así eran de indómita bravura en las lides de Marte como en las de Venus.
La victoria ha acompañado a su valiente ejército, y la indómita tribu de los pachis se encuentra sometida.
Otras hay temibles por su indómita ferocidad, como las tribus jívaras desparramadas en el inmenso espacio regado por el Morona y el Santiago, que se extiende desde la banda meridional del mentado Pastaza, hasta las regiones en que domina el Chinchipe, uno de los principales ríos de Loja, de esta tierra, patria de la quina, y si por esto célebre, no menos famosa por la riqueza de su flora, sus minas de metales preciosos y sus mármoles tan bellos como los de Paros y Carrara.
Era pequeño de estatura, con enorme cabezón, enorme no tanto por las dimensiones del cráneo, como por una melena leonina, especie de zalea, que se esparcía indómita a uno y otro lado del rostro.
Como veinte años antes de la historia que vamos narrando, llegaron a la ciudad donde sucedió, un caballero de mediana edad y su esposa, nacidos ambos en España, de donde, en fuerza de cierta indómita condición del honrado don Manuel del Valle, que le hizo mal mirado de las gentes del poder como cabecilla y vocero de las ideas liberales, decidió al fin salir el señor don Manuel, no tanto porque no le bastase al Sustento su humilde mesa de abogado de provincia, cuanto porque siempre tenía, por moverse o por estarse quedo, al guindilla, como llaman allá al policía, encima, y porque, a consecuencia de querer la libertad limpia y para buenos fines, se quedó con tan pocos amigos entre los mismos que parecían defenderla, y lo miraban como a un celador enojoso, que esto más le ayudó a determinar, de un golpe de cabeza, venir a «las Repúblicas de América», imaginando, que donde no había reina liviana, no habría gente oprimida, ni aquella trabilla de cortesanos perezosos y aduladores, que a don Manuel le parecían vergüenza rematada de su especie, y, por ser hombre él, como un pecado propio.
indómita cabellera que te cae en oscuros rizos sobre los.
A propósito de Segis diré que su indómita rebeldía se iba modificando por las flexibilidades de aquella época positivista.
El primogénito de Santiago Ibero y de Gracia, la señorita menor de Castro-Amézaga, fue desde su niñez un caso inaudito de voluntad indómita y de fiera energía.
Menos que mediana era su estatura, pero no había otro mejor plantado ni que mejor retratara en su continente la bravura indómita y en ciertas ocasiones provocativa.
Era una cebra por lo indómita y por lo gallarda.
Amor es fuerza indómita, aunque viene.
Antonio siguió luchando contra el terrible enemigo con indómita pujanza durante algunos minutos.
Porque aquella región, tan inmediata al teatro de mis únicas puerilidades legítimas, y de la cual, sin embargo, todo el mundo hablaba sólo por referencia, aquella tierra, a un tiempo célebre y desconocida, donde resultaba no haber estado nunca nadie, aquella invisible comarca, cuyo cielo me sonreía sobre la frente soberana del Mulhacén, era la indómita y trágica Alpujarra.
El numen belígero, embrazando el égida sobre cruento plaustro, vagaba iracundo, fatigando los ejes férvidos y agitando, flagelífero, cuadriga indómita.
Yo me asfixio entre esta humanidad resabiada, que es dócil para dejarse perder por un ignorante maligno, e indómita cuando la hablan los consejos del saber y de la sana razón.
Arévalo, pequeña ciudad de Castilla la Vieja, dio cuna al soldado que por su indómita bravura, por sus dotes militares, por sus hazañas que rayan en lo fantástico, por su rara fortuna en los combates y por su carácter sarcástico y cruel fue conocido en los primeros tiempos del coloniaje con el nombre de Demonio de los Andes.

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