Ejemplos con indócil

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

La experiencia indicaba que el auto doblaba bien, que transmitía ampliamente lo que sucedía a los pilotos pero que el tren trasero era muy sensible a cualquier anormalidad y en ese caso el auto pasaba de ser muy manejable a ser muy indócil.
El absolutismo mismo, esa fiera indócil e incapaz de benignidad, parece como que quiere congraciarse con la revolución.
-Si aquí no hay tales aldeas, señor -interrumpió Marijuán, indócil a la mistificación.
Por fin, a esta intimidad de los amantes no dio origen entre los Tebanos, como lo dicen los poetas, el desgraciado suceso de Layo , sino los legisladores, quienes, queriendo mitigar y suavizar desde la juventud lo que había en su carácter altivo e indócil, en toda ocupación y juego quisieron que interviniese la flauta, conciliando a la música honor y consideración, y en las palestras procuraron mantener este amor tan provechoso, para templar con él las costumbres de los jóvenes.
—Remolinos de cabello, carácter indócil.
En un pueblo turbulento é indócil, este solo anuncio hubiera producido un alboroto, y arrastrado el país al borde de un abismo.
De lo contrario os juro que no volveréis a verme, y el velo de aquellas vírgenes cubrirá esa frente indócil, que desdeña doblegarse al eco de mi autoridad sagrada -dijo, y arrojándole una iracunda mirada salió del aposento.
Sobre el gitano tostado del rostro brillaban en sonrisa ufana los dientes, con la cegadora blancura de los de los salvajes, las pupilas, negras, chispeaban sobre la blancura de la órbita, y el pelo, endrino, áspero e indócil, se alzaba en caprichosos remolinos.
El ama, vestida con su invariable traje de merino negro, peinada y acicalada con esmero, muéstrase alegre y decidora, en tanto que doña Encarnación, menuda y regordeta, embutida en un pomposo vestido de colores vivos y chillones, apenas habla, muy inquieta con el indócil resorte de su dentadura postiza que se obstina en jugarle una mala pasada.
La más terrible peste, que había estado callada por largo tiempo, es decir, el amor de Cleopatra, que parecía adormecido y debilitado por mejores consideraciones, se encendió y estalló de nuevo al acercarse a la Siria, y por fin el caballo indócil y desbocado del apetito, como se explica Platón, hollando y pisando todo lo honesto y saludable, hizo que enviara a Fonteyo Capitón para conducir a la Siria a Cleopatra.
Desagradóle a Filipo, y dio orden de que se lo llevaran por ser fiero e indócil, pero Alejandro, que se hallaba presente: “¡Qué caballo pierden -dijo-, sólo por no tener conocimiento ni resolución para manejarle!” Filipo al principio calló, mas habiéndolo repetido, lastimándose de ello muchas veces: “Increpas -le replicó- a los que tienen más años que tú, como si supieras o pudieras manejar mejor el caballo”, a lo que contestó: “Este ya se ve que lo manejaré mejor que nadie”.
De éstos quedó un mocito, huérfano de padres, llamado Damón, y de apellido Peripoltas, muy aventajado en belleza de cuerpo y disposición de ánimo sobre todos los jóvenes de su edad, aunque, por otra parte, indócil y duro de condición.
Mas a Catón esto mismo le parecía peligroso, a saber: el que el pueblo indócil, y precipitado por un gran poder, estuviera como amenazado de una ciudad siempre grande, y ahora atenta e irritada por lo que había sufrido, y el que no se quitara enteramente el miedo de una dominación extranjera para respirar y poder pensar en el remedio de los males interiores.
Porque le parecía cosa terrible que los aficionados a caballos y perros borren lo que hay de áspero e indócil en estos animales, más bien con el cuidado, la suavidad y el alimento, que no con latigazos y ataduras, y que el hombre que tiene mando no ponga lo principal de su esmero en la afabilidad y la mansedumbre, portándose todavía con más dureza y violencia que los labradores, los cuales, a los cabrahigos, los peruétanos y los acebuches, los ablandan y suavizan injertándolos en olivos, en perales y en higueras.
Tucídides nota de aristocrático el gobierno de Pericles, diciendo que, aunque en las palabras era democrático, en la realidad era mando de uno solo, y otros muchos han escrito que bajo él fue por la primera vez seducida la plebe con repartimientos y con pagarle los espectáculos y darle jornal, con las cuales disposiciones se la acostumbró mal, y se hizo pródiga e indócil, de templada y laboriosa que antes era: veamos, pues, por los hechos mismos, cuál fue la causa de esta mudanza.
Sus correrías, sus batallas y aventuras están referidas con una puntualidad notable, y lo que es más, justificadas con testimonios de los Ayuntamientos, con declaraciones de habitantes fidedignos, y hasta con cartas autógrafas de algunos españoles puestos al servicio de los franceses, y empeñados en vencer con halagos al indócil y valiente partidario».
»Por eso la colegiala más querida de sus compañeras es la más indócil y revoltosa y holgazana, la que más depresivos motes pone a las madres, y más perturbaciones acarrea en el gobierno interior de la casa.
No le hubiera sido posible desmentir su abolengo gitano a Rosarito Heredia, más conocida que por su nombre y que por su ilustre apellido por la Niña de los Lunares en todo el barrio en que habíala hecho popular, además de su árbol genealógico, su semblante de maravilloso perfil, de ojos grandes, negros, de dulcísimo mirar, de tez morena y suave, de boca de labios gruesos y encendidos, de nítida dentadura, y de pelo tan abundante y tan indócil, que era empresa casi imposible el domar sus relucientes rebeldías.
Vengan, pues, conmigo aquellos que quieran por el sitio indicado, arremánguense, los más pulcros y cuidadosos, el pantalón, fumen y háganlo recio y aprisa los de nariz más delicada, y atravesando bañados en sol por entre la alegre multitud, llegaremos casi ensordecidos por el pregonar de los vendedores, el charlotear de los transeúntes y el repicar de las campanas, al lugar preferido para sus transacciones, expansiones y conferencias, por casi todos los que en esta tierra se dedican al manejo de las cachás, lo mismo para dejar al asno de pelo más indócil como si saliera de casa de Carbonell que para realizar alguno de sus sangrientos y frecuentes y heroicos desaguisados.
Las puntas de los mástiles convidan centellas, la lona se muestra indócil, la madera cruje y el buque se ladea sobre las ondas como si fuera un sombrero de brigadier puesto sobre la oreja del mar irritado.
Ni es natural en el hombre tan permanente afecto, que anuncia una voluntad rebelde a los decretos de la Providencia, un corazón débil, un alma indócil, un talento limitado y falto de luces.
:::Por tu abrazo viril, la forma indócil.
, ¿qué más da una que otra? Figúrese el lector el pedazo de esa línea más áspero e irregular, el más avanzado y expuesto a los furores y embestidas del Cantábrico, el de más extensos horizontes marinos, una docena de casucas dispersas y como arrojadas allí por el oleaje de una tempestad, en un repliegue del terreno menos indócil a los trabajos del cultivo, la casuca más vieja de todas ellas, sobre el punto más elevado de aquel perfil, casi en el vértice mismo del ángulo que está parte de la costa forma con la mar, y un ancho brazo de ella que se introduce en la tierra, al otro lado de este brazo, otra como barriada semejante a la primera, después, a derecha e izquierda, la línea prolongándose, hasta perderse de vista, y serpenteando caprichosamente, formando senos y puntas, y en todas partes descubriendo su esqueleto desnudo y carcomido por el azote de la fiera en sus tremendas acometidas, bajando por el escabroso sendero que arranca de la casuca solitaria y se une en el entrellano con otras semejantes, que proceden de las dispersas, se llega a una ensenadita que, por la situación y forma, viene a ser como la axila de aquel brazo, en la cual se guarecen unas cuantas embarcaciones de pesca sujetas con sendas amarras de esparto a otros tantos pilotes clavados a la orilla del rincón más abrigado.
-¡Mal perro le muerda y mal gato le arañe al indócil rapaz! -gruñó rabiosa la vieja-.

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