Ejemplos con higueras

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

En el extremo oriente de la avenida se ubican los barrios Las Higueras y Nuevo Amanecer.
Algunas higueras, llamadas breveras, son bíferas o reflorecientes, porque producen dos cosechas al año, la primera, que es de brevas, a primeros de verano, y la segunda, de higos, sobre finales de verano.
En este Morro, surcado por agua dulce que permite el florecimiento de casuarinas e higueras, se alojan ruinas precolombinas y andenerías, las únicas que en el Perú están en la playa.
Entre las principales figuran: Calzonillo, El Fiscal, Higueras, Honda, Huatrondo,.
Colinda al norte con Lampazos de Naranjo, al oriente con Vallecillo y Agualeguas, al sur con Higueras y Salinas Victoria y al poniente con Villaldama.
Fue hijo de Claudio Botella Pastor, hijo de Juan Botella Asensi y de Gloria Medina Higueras, ambos españoles de nacimiento.
La heredad era muy extensa, tenía casas, molinos de aceite, cultivos de cereales, viñas, olivos y árboles frutales, sobre todo higueras y granados.
GARCÍA HIGUERAS, JULIA, La Junta iniciará en otoño las obras del Centro de Creación Contemporánea, diariodecordoba.
GARCÍA HIGUERAS, JULIA, El Centro de Creación Contemporánea fundirá vanguardia y tradición islámica, diariodecordoba.
Hay también zonas boscosas de pino carrasco, y son muy frecuentes las higueras y algarrobos.
Bajo las ordenes de los Generales Francisco Manzo y Antonio Ríos Zertuche, y junto con los pilotos Emilio Carranza, Roberto Fierro, Adán Galvez Pérez, Francisco Murillo Torres, Luis Caso Landa, Humberto Brutini, Juán Gutiérrez, Carlos Cristiani, José Zertuche, David Chagoya, Jesús Ulloa y Luis Boyer, voló misiones de combate sobre la Sierra del de Bacatete en las localidades de La Mesa, Los Médanos, La Gloria, Higueras, La Virgen, Torocobampo, Bacatecate, Zamahuaca, Cendradita, Algodones, Las Petacas, Raum y Belem.
Durante estos años también forma parte de los Teatros de Cámara y Ensayo, bajo la dirección de Modesto Higueras y Euquerio Olmos, y del Teatro Español Universitario, dirigido por Ángel Fäcio.
Dos personajes de Jaén de nuestro siglo: Fermín Palma García y Juan Pedro Gutiérrez Higueras.
También se plantan frutales, como higueras, de la misma forma.
gomeros y higueras, Epífitas, numerosas orquídeas, diversas bromelias, Tillandsia, begonias y diversas plantas arbustivas que dan una sensación de exuberancia.
La riqueza de la obra de Higueras representa al tiempo la continuidad arquitectónica en España del constructivismo ruso, de la mejor tradición constructiva de Wright pudiendo ser considerado también como uno de los precursores del informalismo en la arquitectura.
Gran aficionado a la música, a la pintura y a la fotografía, disciplinas artísticas en las que también ha sido premiada su valía, la originalidad y potencia creadora de Higueras representa, dentro del panorama arquitectónico español, una de las más singulares conjunciones de rigor constructivo con la adaptación al medio físico y natural y del entendimiento de la arquitectura popular desde planteamientos contemporáneos.
Volvieron de nuevo a Nicaragua por el golfo de las Higueras en un viaje muy accidentado, adentrándose hasta tomar las vertientes del Mar del Sur.
Jurado: José Luis López Rubio, Luis Maria Ansón, Arcadio Vaquero, Manuel Diez Crespo, Modesto Higueras, Adolfo Prego, Eduardo G.
La propiedad tiene su origen en una casa y lagar situada dentro de una propiedad de viña, higueras y árboles frutales, que, en la segunda mitad del siglo XVI, poseían Álvaro González y su esposa, Cecilia González.
Sus obras eran abigarradas y con un gran efectismo, en su época consiguió una gran popularidad con numerosos encargos oficiales, que le hicieron montar un enorme taller con decenas de ayudantes entre los que se encontraba Coullaut Valera y Jacinto Higueras.
Siempre andaba por los valles, sentándose bajo los almendros y las higueras para inventar sus trovos.
Las anchas higueras temblaban como enormes paraguas rotos, dejando entrar el agua en el amplio recinto cobijado por su cúpula.
¡Adiós! ¡adiós! Se alejaron por grupos, cada uno en distinta dirección, hacia las montañas cubiertas de pinos, hacia las alquerías de lejana blancura medio ocultas entre higueras y almendrales, hacia los rojos peñascos de la costa, y era un espectáculo absurdo e incoherente ver bajo el ardor del sol, al través de los campos verdes y espléndidos, cómo marchaban con paso tardo estos fantasmas espesos y sudorosos, incansables lloradores de la muerte.
En la sombra verdosa de las higueras, amplias, bajas y redondas, apoyadas en un círculo de estacas como un techo de verdura, caían los higos abiertos por el calor, reventando en el suelo como enormes gotas de azúcar purpúreo.
Algunas higueras llegaban a tener centenares de sostenes, y se extendían como una inmensa tienda verde destinada a cobijar un sueño de gigantes.
A sus pies extendíase el follaje de las higueras, las barnizadas hojas de los magnolieros, las bolas verdes de los naranjos.
Doblegábanse los nispereros con el peso de los amarillos racimos cubiertos de barnizadas hojas, asomaban los albaricoques entre el follaje como rosadas mejillas de niño, registraban los muchachos con impaciencia las corpulentas higueras, buscando codiciosos las brevas primerizas, y en los jardines, por encima de las tapias, exhalaban los jazmines su fragancia azucarada, y las magnolias, como incensarios de marfil, esparcían su perfume en el ambiente ardoroso impregnado de olor de mies.
A un grito de Tom Sickles fustigó Jacobo los caballos bárbaramente, azuzólos Fritz dando voces y el coche arrancó al fin crujiendo, bamboleándose un momento hacia el precipicio, dando, al entrar en la carretera, un vaivén violentísimo, que despidió al hombre dormido desde lo alto de su banqueta en mitad del camino, donde cayó inerte y pesado cual una piedra de diez arrobas, mientras el coche desaparecía entre una gran polvareda por el declive de la cuesta y seguía corriendo hasta llegar frente de Oiquina, donde pudo al fin Jacobo detener el tiro a la sombra de unas higueras, cubierto de polvo, sudoroso, jadeante Ya era tiempo: el roble, descuajado por completo, cayó a lo largo del violento repecho del camino, quedando suspendido sobre el precipicio por algunas raíces.
El huerto, en cambio, permanecía en su tranquilo y poético sosiego primaveral, con una brisa fresquita que columpiaba las últimas flores de los perales y cerezos, y acariciaba el recio follaje de las higueras, a cuya sombra, en un ribazo de mullida grama, se tendieron ambos presbíteros, no sin que don Eugenio, sacando un pañuelo de algodón a cuadros, se tapase con él la cabeza, para resguardarla de las importunidades de alguna mosca precoz.

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