Ejemplos con hierática

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Con la llegada de Alejandro Magno y la posterior dominación romana en las orillas del Nilo empieza a imponerse la escritura demótica -con trazos aún más curvos que la hierática y con un significado diferente, se crea un idioma distinto-.
Siglos más tarde la escritura jeroglífica se compagina con la hierática, de trazado más curvo y que facilitaba una forma de escribir mucho más rápida.
La escritura demótica es una forma abreviada de la escritura hierática.
La escritura hierática egipcia surgió como grafía abreviada de la jeroglífica.
Sin embargo, en la antigüedad, la mayoría de los textos fueron escritos sobre papiros en escritura hierática y más tarde demótica.
La escultura al Antiguo Imperio se caracterizaba por una actitud bastante hierática, por lo que es extraño el realismo de esta obra y la representación de la obesidad del escriba.
Su postura es un poco hierática, su actitud es tiesa.
La escultura gótica refleja una nueva expresividad menos hierática que en la etapa anterior románica, se puede apreciar perfectamente en las imágenes de la Virgen con Niño que muestran más diálogo entre ambos, la representación de la imagen de la Virgen pasa de estar sentada a estar de pie y a tener el cuerpo ligeramente inclinado.
El neoclasicismo tan en boga durante las décadas previas a los cartones de Goya tampoco era la vía más adecuada para transmitir la vivacidad de una escena popular, como las de majos y majas jugando a veces eran aristócratas que se disfrazaban como vía de escape a su hierática existencia.
Los que traen este color en hierática, están obligados a socorrer a los fieles servidores de los príncipes que se hallan sin remuneración de sus servicios.
Ptahhotep era visir de Dyedkara-Isesi y sus consejos fueron recopilados por su nieto, Ptahhotep Tshefi, usando la escritura hierática.
Se trata seguramente de la primera representación del santo, representado de pie en pie en toda la altura del cuadro, en una instalación hierática y frontal, con algunos episodios hagiográficos, nueve años solamente después de la muerte del santo.
Absorto en su austeridad hierática, el país del sacerdote representaba, en tanto, la senectud, que se concentra para ensayar el reposo de la eternidad y aleja, con desdeñosa mano, todo frívolo sueño.
Y señalaba a algunos emigrantes que contemplaban el Océano con aire pensativo, como figuras sacerdotales de hierática majestad, envueltos en luengas vestiduras, mientras sus dedos ganchudos se paseaban por las barbas, se hundían bajo el gorro de piel o avanzaban entre los pliegues y repliegues del pecho.
La Iglesia, anciana venerable que Gabriel había visto en su país inmóvil, con majestad hierática, sin dignarse tocar un solo pliegue de su manto para no perder el polvo de los siglos, se agitaba en Francia queriendo remozarse, arrojaba a un lado las vestiduras de la tradición, como harapos vetustos que la ponían en ridículo, y distendía sus miembros con esfuerzo desesperado, para acoplarse dentro de la moderna armadura de la ciencia, la gran enemiga del ayer, la gran triunfadora del presente, cuya aparición había sido saludada con hogueras y bochornosas abjuraciones.
Aquí, las danzas populares tienen mucho de sacerdotal, recuerdan la tiesura hierática de los bailarines sagrados o el frenesí ondulante de la sacerdotisa, que acaba por caer ante el ara con los ojos extraviados y la boca llena de espuma.
No pudo crear una arquitectura propiamente hierática, como otras religiones, ni una pintura ni una escultura que fuesen obra suya, y menos una música.
La puerta del Reloj, llamada también de la Feria, con sus rudas esculturas de hierática rigidez y el tímpano cubierto de compactas escenas de la Creación, contrastaba con la puerta del otro extremo del crucero, la de los Leones, o, por otro nombre, de la Alegría, construida doscientos años después, risueña y majestuosa a la par como la entrada de un palacio y revelando ya las carnales audacias del Renacimiento, que pugnaba por aposentarse entre las rigideces de la arquitectura cristiana.
Sin embargo, el progreso de unos a otros es evidente: ya Alejo Fernández rompe la rigidez hierática y realiza un notable progreso en la técnica.
El portal de Belén era grandiosa fábrica greco-romana de corcho con sus columnas estriadas: dentro estaba el pesebre guarnecido de verdadera paja y sobre ella el Niño Jesús enteramente desnudo y boca arriba, a sus lados el buey y la mula esculpidos con rigidez hierática, y delante, colocados en adoración, San José con traje amarillo, y la Virgen con manto más brillante y rojo que un pimiento, ambas cabezas coronadas por descomunales resplandores en que se habían derrochado panes de oro.
Él, grave, se sentó, en actitud hierática, tieso, la cabeza descubierta, las manos extendidas sobre el chiripá, las rodillas bien juntas, conservando inmóvil y vaga la mirada, como si su pensamiento estuviese arrebatado en insondable inmensidad, mientras ella, con una modestia matizada de algún orgullo, sentada casi frente de él, dejaba traslucir en sus modales sumisos y afectos, la devoción ciega que profesaba a éste su amo y señor, el famoso médico del agua fría.
En una diminuta isla de verdura, una garza, rígida, hierática, apoyada en uno solo de sus zancos, dormía con la cabeza bajo el ala, y más allá una grulla escarbaba con el pico en el cieno mucilaginoso de la ribera.
Un polvillo luminoso que no dejaba ver sino la mancha hierática de los castaños que sombreaban la avenida, envolvía los objetos.
Permaneció, inerte, vencida por la crueldad de la vida, que había hecho de su alma ardiente y apasionada el alma fría y hierática de una figura de misal.
Alta, ondulante hierática a una, poseía una hermética belleza de esfinge.
Deja que te ofrezca en homenaje la historia trágica de una pobre danzarina que fue hermética y hierática y tuvo zarpa de piedra como la Esfinge y corazón de carne como hija de Eva.
Aquellas ondas de los rizos anchos y fijos recordaban las volutas y las hojas de los chapiteles jónicos y corintios y estaban en dulce armonía con la majestad hierática del busto, de contornos y movimientos canónicos, casi simbólicos, pero sin afectación ni monotonía, con sencillez y hasta con gracia.
Era muy guapa, y con el hábito blanco de novicia, la cabeza prisionera de la rígida toca, muy coloradas las mejillas, lucientes los ojos, los labios hechos fuego, las manos en postura hierática y la modestia y castidad más límpida en toda la figura, interesaba profundamente.
En esta figura larga, pero no sin gracia, espiritual, no flaca, solemne, hierática, todo estaba mudo menos los ojos y la dulzura que era como un perfume elocuente de todo el cuerpo.
Sus relaciones con la gente de sotana, interrumpidas, pero no rotas, le presentaron ocasión de ingresar en el seminario en calidad de fámulo, ocultando, por supuesto, gran parte de sus antecedentes, y como tenía temporadas, si no de arrepentimiento -pues él no creía que había de qué- de cansancio, de cierto como relativo misticismo que le pedía a él la soledad de la vida recogida y largas horas de tiesura hierática, con un cirio en la mano, o en las oscuridades del coro, y ausencia de malas compañías, y pan seguro ganado sin industrias prohibidas, por todo ello se acogió a la soledad del claustro, y fue el más airoso, servicial y despabilado fámulo de colegio sacerdotal, donde no sabía él que había de llegar a ser colaborador de verdaderos horrores.

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