Ejemplos con guiñapos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

¡Sangre! El rojo escandaloso de la sangre por todas partes: en la chaqueta y la camisa, que cayeron como guiñapos al pie de la cama, en la blancura rígida de las gruesas sábanas, en el cubo de agua que se iba coloreando al mojar Pep un trapo para lavar el busto del herido.
Después de vestidos, dejaban en medio del arroyo los guiñapos llenos de porquería y miseria.
Los guiñapos y el sol le dan su colorido picante, y debe su majeza al desperdicio de las alegrías de Madrid, que caen todas hacia esta parte.
¡Ay, querido Vicente! Si otra vez cubren mi esqueleto estos innobles guiñapos, débese, no a mi descuido, sino a mi acrisolada honradez.
Uno de ellos, vestido ridículamente con los guiñapos europeos, esgrimía con grotescos ademanes un sable viejo y tomado de orín que le regalaron los Oficiales.
Fuera de las casas ondeaban sobre cuerdas los guiñapos de color indefinible puestos a secar.
Grupos de mujeres lavaban sus guiñapos casi tendidas al borde de arroyos de líquido rojo, como si fuese sangre.
De veras te digo que me cambiaría por ella, comprometiéndome a estar descalza toda la vida, mal cubierta de guiñapos indecentes, vagabunda, sin casa ni hogar.
Hallóse en tiempos tapizada de arriba abajo con ricos paños de damasco encarnado, que caían entonces en sucios guiñapos a lo largo de las paredes, llenas de manchas y desconchones, como el rostro de un virolento, a trechos, veíanse encerrados en ricos marcos, ya podridos, amarillentos pergaminos en que constaban las innumerables gracias y privilegios concedidos por los sumos pontífices a los fundadores de la capilla.
De pronto, vio plantadas ante él, mascullando palabras ininteligibles y extendiendo vergonzosamente las manos, dos niñas entecas, dos cabezas con el pelo revuelto y erizado como espantables Medusas, mostrando las piernas enflaquecidas y desnudas por debajo de los guiñapos que las servían de faldas.
Saturnino Albuín no tenga otros calzones que estos guiñapos que lleva en las piernas.
Llevarían caminadas dos leguas los expedicionarios militares, cuando una india, de vejez trágica, vestida con guiñapos, se puso delante de los militares.
De veras te digo que me cambiaría por ella, comprometiéndome a estar descalza toda la vida, mal cubierta de guiñapos indecentes, vagabunda, sin casa ni hogar.
Uno de ellos, vestido ridículamente con los guiñapos europeos, esgrimía con grotescos ademanes un sable viejo y tomado de orín que le regalaron los Oficiales.
Todo mi guardarropa se reduce hoy a estos venerables guiñapos que ves colgados sobre mi cuerpo.
Fragmentos de estatuas yacían por tierra, marcos desconchados y vacíos se amontonaban en los rincones, prodigiosas estofas rotas y arrugadas, arrastraban como sucios guiñapos, Astarté, caída de su pedestal, parecía retorcerse en un espasmo supremo, los verdes ojos de Medusa brillaban fascinadores bajo el piano, el viejo terciopelo bordado con los misterios de la pasión de Nuestro Señor, tendido en el suelo, fingía mortuorio paño, y en un extremo del cuarto un baúl cerrado, sobre cuya tapa reposaba junto a pequeño saco un gabán y un sombrero flexible, decía de emigraciones.
Sus calzones, en guiñapos, lucen pintorescos festones sobre los zapatos, sin herretes y sin trencillas, y su chapeo ha soportado las lluvias de cinco inviernos, y su ''carrick'' el rigor de cincuenta ventiscas.
Y cuando mis netezuelos vuelvan a la casa esta noche, cubiertos de guiñapos, yo les tendré preparados los calzones y las chaquetillas que han de cubrirles mañana.
Los trajes grises se confundían con el color del suelo y de la atmósfera, sobre las dos siluetas palpitaba algo brillante, más abajo ondeaban dos guiñapos obscuros.
Sin él, ésta vendería en Madrid revistas y caricias con guiñapos.

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