Ejemplos con guapísimo

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Ellos le recuerdan todavá con cariño, y como un hombre discreto, que hablaba muy bajito, y guapísimo.
Por otra parte, su nuevo vecino Chiaki Nagoya, un chico guapísimo y algo misterioso, aparece justo al mismo tiempo que su rival Simbad, quien pretende también sellar demonios en piezas de ajedrez negras junto con su ángel Access Time.
Patricia tiene que marcharse lejos, pero antes de emprender su camino le confiesa a Adriana que el hombre que la embarazó se llama CR Perroni, al cual recuerda como un hombre guapísimo y por demás gran amante.
Este santuario se localiza en el pueblo de San Miguel del Milagro con materiales de: fachada roja adobada como tezontle y pedregal, es antigua con la portada bellísima de Tlaxcala, su interior está un hermoso altar dedicado a este guapísimo arcángel.
Tiene toda la pinta de don Hilario, que de mozo debió de ser un clérigo guapísimo.
¿Verdad que es guapísimo? ¡Y qué cuerpo tan gallardo, qué actitudes y qué mover de brazos!.
-El otro es un jovencillo de apenas veinte años, llamado Santiago Ibero, arrogante, guapísimo y muy inteligente.
Era rito encarnado, y estaba el hombre guapísimo, interesante, casi majestuoso.
Oye otro dato muy importante: es un chico guapísimo.
! No creas: yo tengo en cuenta todo, y, entre otras circunstancias, lo guapísimo que es el muchacho.
-Mil veces he dicho a usted que es guapísimo, Domiciana, y nunca se entera.
Por encima de un espaldón de tablas, reforzado con fajinas, vieron que asomaba una cabeza desmelenada, la cabeza de un diablo guapísimo, alegre, que llamaba con fuertes voces.
Habíase vuelto muy presumido, se acicalaba, tenía su uniforme en perfecto estado de limpieza, iba a los combates como a la parada, gallardo, guapísimo, la cabellera corta bien peinada, el bigotito juvenil atusado con marcial donaire, bien afeitada la barbilla, los botones del uniforme relumbrantes.
Para decirlo todo, hijo, eres guapísimo: nada te falta.
Tiene toda la pinta de don Hilario, que de mozo debió de ser un clérigo guapísimo.
Todas las mañanas, caballero en guapísimo mulo, dejaba cántaros de leche en el convento de San Francisco, en el Seminario y en el monasterio de Santa Clara, instituciones con las que tenía ajustado formal contrato.
Era guapísimo, ágil y divertido en la conversación, y desde que, siglos antes, había venido su compatriota Olén a civilizar a tracios y pelasgos, no se había visto hiperbóreo de más doctrina en el Mediodía de Europa.
Era rito encarnado, y estaba el hombre guapísimo, interesante, casi majestuoso.
Oye otro dato muy importante: es un chico guapísimo.
¡Oh! ¡Te has puesto guapísimo!.

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