Ejemplos con gruñido

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Entre las expresiones más notables se encuentra el gruñido de fastidio de Homer D'oh!, el Excelente del Sr.
Como King, Armor King no habla audiblemente, sino que él hace ruidos que suenan como el gruñido de un jaguar.
El gruñido de fastidio de Homer D'oh! ha sido incluido en el diccionario Oxford English Dictionary, mientras que la serie ha influido en muchas comedias de situación animadas para adultos.
Mira exactamente como Galan Du, el bandido en el manga excepto ello tiene pupilas y puede hablar el discurso humano más bien que el gruñido como una ballena, él es Alter de Martin Zigmarl en el manga.
En ésta versión, destaca John Entwistle cantando las partes vocales del jefe, el padre, y el diputado, añadiendo su gruñido de barítono de marca registrada, además de la ejecución del bajo de guitarra.
Probablemente esta aprehensión en un animal puede suponer no solo una huida sino un gruñido, un salto, etc.
Para recrear el sonido emitido por las bestias aladas de los Nazgûl, usaron un gruñido de burro y para los huargos tuvieron que imitar los ladridos de un perro.
Algunas especies de Balistidae hacen un sonido como un gruñido al sacarlas del agua.
En el corredor se tropezó con Carmen, parecía haberse olvidado de ella, y al verla dió un gruñido y trató de hacerla una caricia.
Sólo le respondieron con un leve gruñido.
Los labriegos le respondieron con un gruñido sordo, las muchachas torcieron la cara con un gesto de contrariedad para no verle, los tres viejos contestaron al saludo tristemente, mirándole con ojillos escrutadores, como si encontraran en su persona algo extraordinario.
Ni siquiera le acogieron con el gruñido de la otra noche.
La vieja saludó con un gruñido a Jaime, que asomaba la cabeza para despedirse.
El puma se había ido aproximando con un gruñido hipócrita, como si esperase verle de espaldas para caer sobre él.
Bebieron El joven Telémaco empezó a hablar de su padre cuando los vasos sólo guardaban la mitad del refresco , y el cocinero agitó ambas manos en el aire, dando un gruñido que significaba su deseo de no ocuparse de la ausencia del capitán.
Y los marineros de proa contestaban con un grito o un gruñido para dar a entender que no dormían.
Figúrese usted cuando haya convertido en realidades todas las grandes obras que lleva en sus papeles ¡Qué importa que abuse en cuanto a la recompensa! Sea él quien sea y salgan de dónde salgan los millones que ponga en línea de combate, es un representante del santo capital, un sacerdote, como usted dice, de mi religión, y yo lo venero ¡Lástima grande que se muestre tan gran señor y sólo me conteste con una mirada fría de sus lentes de concha y un gruñido de mala educación cada vez que intento hablar con él del buen tiempo y de la felicidad del viaje!.
Piscis dejó escapar un gruñido corroborante.
Aresti, después de errar más de una hora por la villa, se encontró al atravesar el Arenal con un obrero de ropas haraposas y gran barba, que le saludó con un gruñido, llevándose con cierta violencia la mano a la boina.
Previo un sordo gruñido de sus intestinos de cobre, soltaba un repique de cien campanillas de timbre agudo y disonante, y luego con voz grave y solemne daba la hora: ¡tón! ¡tón! ¡tón!.
Pero ¿duermes, Juan? ¿No me escuchas? Un gruñido dio a entender a doña Manuela que su hermano la oía con los ojos cerrados.
Izquierdo miró al patio donde jugaban varios chicos, y no viéndole por ninguna parte, soltó un gruñido.
Le diré a usted, tíamurmuraba con el gruñido que la masticación le permitía.
Señoradijo el con un gruñido, cuando el endivido tiene necesidad, no pue ser caballero y hace cualquiera cosa.
Venía el bárbaro dando resoplidos, cual si le rindiera la fatiga de tanto negocio como entre manos traía, y arrojando su pavero en el rincón y limpiándose con un pañuelo en forma de pelota el sudor de la nobilísima frente, soltó este gruñido: Vengo de en ca Bicerra ¿Ustés me recibieron? Pues él tampoco ¡el muy soplao, el muy! La culpa tengo yo que me rebajo a endividos tan disinificantes.
Contestó Mauricia con un gruñido, como el de un mastín a quien dan con el pie para que se despierte.
Oyose abrir una puerta, y luego un paso reposado de mujer, el crujir de un vestido, y luego el gruñido cariñoso e impaciente de un perro.

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