Ejemplos con griega

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

El nombre científico deriva de una palabra griega ampelos, que significa vino.
Y no porque hayan escaseado los pintores de costumbres desde los tiempos de la comedia griega hasta nuestros días, sino porque la descripción de no era en ellos el principal asunto, apareciendo sólo como accesorio de una fábula dramática o novelesca.
La perfección de la moralidad humana consistiría en infiltrar el espíritu de la caridad en los moldes de la elegancia griega.
La antigua ciudad griega se había visto suplantada por otras durante largos siglos.
Nada quedó sobre la tierra griega como rastro de su dominación: edificios, sellos o monedas.
Y señalaba al horizonte, en el que se marcaban como rojas neblinas los lejanos promontorios y montañas de la tierra griega.
Y Freya estaba a su lado: Freya y la otra, fundidas en una sola mujer que iba vestida como la soberana griega del exvoto.
La doctora evocaba las bellezas desaparecidas: la vieja vestidura de estos esqueletos colosales, la capa fina y compacta de estuco que había cubierto los poros de la piedra, dándola una superficie lisa como el mármol, los vivos colores de sus acanalados y sus frontones, que hacían de la antigua ciudad griega una masa de monumentos policromos.
Sus columnas, sus sarcófagos, sus bajos relieves, procedían de la ciudad griega olvidada siglos y siglos, y que únicamente en la época presente volvía a recobrar su fama, gracias a los anticuarios y los artistas.
El , jardín adosado a la casa, había sido replantado con una vegetación griega de cipreses y laureles entre cuadros de rosas y violetas.
En esta ciudad graciosa, de vida amable y fácil, más griega que romana, todos los pisos bajos de las casas plebeyas habían estado ocupados por pequeños comercios.
Por eso la civilización griega se había esparcido y hecho inmortal, en vez de achicarse y desaparecer sin fruto, como otras de tierras adentro.
Sus ojos amorosos se fijaban en las cincuenta princesas mediterráneas, las Nereidas, que tomaban sus nombres de los colores y aspectos de las olas: la Glauca, la Verde, la Rápida, la Melosa Ninfas de los verdes abismos, de rostros frescos como el botón de rosa, vírgenes aromáticas que tomáis las formas de todos los monstruos que nutre el mar , cantaba el himno orfeico en la ribera griega.
Luego de admirar en los museos la estatuaria griega y los objetos desenterrados que revelaban la vida íntima de los antiguos, corrió Ulises las arterias tortuosas y muchas veces sombrías de los barrios populares.
Fuera de Palestina, allí donde no había judíos, los primeros poetas cristianos, San Ambrosio, Prudencio y otros, adaptaron sus nuevos himnos y los salmos a las canciones populares que estaban en boga en el mundo romano, o sea a la música griega.
, y continuaba el laberinto de la música griega, aunque muy movida, con , suspiros y aspiraciones.
Ya no partió en dos períodos la historia de la Humanidad, antes y después de la aparición en Judea de unos hombres obscuros que se esparcieron por el mundo predicando una moral cosmopolita sacada de las máximas de los pueblos orientales y de las enseñanzas de la filosofía griega.
Encantadora estaba Currita aquella noche con sus rojos pelitos peinados a la griega y una extraña un poco abigarrada, muy propia del caprichoso tiempo de carnestolendas.
Es lo cierto que, en el momento en que lo presentamos a nuestros lectores, volviendo del pasaje Jouffroy para confirmar a sus compatriotas la abdicación del duque de Aosta, la obesidad había trocado su talle de palmera en puchero de Alcorcón, y el arte, la industria y hasta la mecánica trabajaban de consumo y a porfía en la restauración diaria de aquel Narciso trasnochado, en riesgo siempre de convertirse en acelga, como en flor se convirtió el antiguo Narciso de la mitología griega.
Verdaderamente, Berganza, que eres simple, pues desto haces caso, porque estas son cosas que las saben los niños de la escuela, y tambien hay quien presuma saber la lengua griega sin saberla, como la latina ignorándola.
En fin, el de la plática fué disponer Carriazo la voluntad de Avendaño de manera, que determinó de irse con él a gozar un verano de aquella felicísima vida que le habia descrito, de lo cual quedó sobre modo contento Carriazo, por parecerle que habia ganado un testigo de abono que calificase su baja determinacion: trazaron ansimismo de juntar todo el dinero que pudiesen, y el mejor modo que hallaron fué que de allí a dos meses habia de ir Avendaño a Salamanca, donde por su gusto tres años habia estado estudiando las lenguas griega y latina, y su padre queria que pasase adelante y estudiase la facultad que él quisiese, y que del dinero que le diese habria para lo que deseaban.
¡Qué de habilidades hay perdidas por ahí! ¡Qué de ingenios arrinconados! ¡Qué de virtudes menospreciadas! Pero, con todo esto, me parece que el traducir de una lengua en otra, como no sea de las reinas de las lenguas, griega y latina, es como quien mira los tapices flamencos por el revés, que, aunque se veen las figuras, son llenas de hilos que las escurecen, y no se veen con la lisura y tez de la haz, y el traducir de lenguas fáciles, ni arguye ingenio ni elocución, como no le arguye el que traslada ni el que copia un papel de otro papel.
Así es como vuestra merced dice, señor canónigo dijo el cura, y por esta causa son más dignos de reprehensión los que hasta aquí han compuesto semejantes libros sin tener advertencia a ningún buen discurso, ni al arte y reglas por donde pudieran guiarse y hacerse famosos en prosa, como lo son en verso los dos príncipes de la poesía griega y latina.

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