Ejemplos con gracia

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Y la sombra rompe a hablar, con la propia gracia y penetración que hace tantos años me deleitaban:.
El hombre ya manumitido de supersticiones y que acepta con buena gracia los postulados biológicos, trazará una vía ancha, en lugar llano, y edificará viviendas holgadas, aireadas, luminosas, higiénicas, conforme a un patrón fijo y que mejor provea en las necesidades domésticas.
Ya de entonces mi padre había caído en gracia al conde, que era unos quince años más viejo que mi padre.
Pasaba entonces de los cuarenta, ya lo creo, lo que se dice una jamona, antes fea que guapa, para ser sincero, pero con un no sé qué de alegría, desenvoltura y buena gracia, más atractivo que la misma belleza.
A la señora le cayó en gracia la ingenua osadía de mi padre, emitió un ajo encantador, y le alentó a que improvisase nuevos versos elegíacos.
Belarmino, casi desfallecido sobre el asiento, en arrobo, cara al cortinón, con los brazos abiertos, remedaba las imágenes de los santos que recibieron la gracia de los estigmas.
Voy a contestarte por lo último, que es lo que me hace más gracia.
Dios no nos lo tomará en cuenta, en gracia a la buena intención.
Para ese viaje no necesito alforjasconcluyó don Celedonio, y don Guillén le rió cordialmente la gracia.
Nada, nadarectificó, aturdido, el candoroso diputado, sino que, como lo decía usted a continuación de su apellido, ¡ja, ja, ja!, me hizo mucha gracia.
¡Si cabalmente lo que más gracia me hace en ese hombredijo al cabo S.
¡No tenéis oído que cuanto más, más gracia de Dios!.
¡Los garfios que en las carnes de los condenados clava Satanás! Y ahora me arrodillo para recibir la absolución Señor capellán, la absolución, y la tuya también, mal hijo, ya que tienen esa gracia tus manos impuras.
¡Qué poca gracia tienes, condenada! Adeprende cómo se hace un planto.
A toda aquella gente, que aún guardaba el mal sabor de la paga de San Juan, le hacía mucha gracia ver tratados a sus amos tan cruelmente.
Vamos, señor ¿cuál es su gracia? ¿Batiste? ¡Ah! Pues mire usted, señor Bautista: para que vea que le quiero y deseo que esa joya sea suya, voy a hacer lo que no haría por nadie.
El labrador se cansó de pedir gracia.
Y remedaba con rústica gracia la voz del marimacho invisible.
¡Vaya una gracia la de aquella chica! Cogía las servilletas adamascadas, rígidas por el planchado, y las doblaba caprichosamente con una rapidez de prestidigitador.
Pero bastaba que el loco adorador de la tuna sacara algunas habilidades, para que el viejo se diera por vencido y asegurase que el muchacho tenía mucha gracia.
Venegas renunció la Escuela Nacional , se lanzó a la revolución, y ahora es diputadopor obra y gracia de Tuxtepec.
Nos contó memorias de su vida estudiantil, pero no consiguió alegrarnos, y cuenta que el buen anciano tenía mucha gracia para conversar.
Pálido y expresivo el rostro, naricilla aguileña y muy dulces los azules ojos, el buen sacerdote me cayó en gracia.
Con una gracia particular y cierto no sé qué donoso y chispeante, provocaba a reir, por mucho que de ordinario alzaran ámpulas sus censuras.
Unas le parecían tontas, coquetas, feas, sin gracia, otras, aunque bellas, superficiales y vanas, algunas, buenas muchachas, pero de mala rama ,como decía la enferma,esto es, de familias desconceptuadas e incorrectas, cuales simpáticas, pero de mala educación, cuales bien educaditas, pero vanidosas y muy pagadas de su letra menuda.
¡Y tuvo razón, sí, señor, mucha razón! ¿Verdad que eso no es caridad? ¿Qué es eso? No, señor, si esa familia es pobre y necesita del auxilio de la Conferencia, pues darlo, si es posible, si lo hay, o negarlo si no alcanzan para ello los recursos, pero ¿a qué tales averiguaciones? La señora no cedía, y entonces la señorita no pudo más, y exclamó con mucha gracia: En cuanto a eso de los novios, señora, piense usted que esas pobres muchachas no se han de quedar para vestir santos, y recordemos que asunto es eso en el cual nada tienen que hacer las Conferencias.
Un tallo duro, una hoja rebelde, un pétalo sin gracia, todo recibía de la joven singular hermosura.
Majeza y hermosura que nada tenían de ordinario, vulgar y provocativo, cierta gracia andaluza, sevillana, que robaba las miradas y cautivaba el corazón.
Juan Tafetán descolgar un guitarrillo y rasguearlo con la gracia y destreza de los años juveniles.
Desde luengos años era maestro de latinidad y retórica en el Instituto, cuya noble profesión dióle gran caudal de citas horacianas y de floridos tropos, que empleaba con gracia y oportunidad.

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