Ejemplos con giraba

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Una vez en la superficie se giraba el tronco para acercarlo a las eras y volcarlo en ellas.
Según algunos estudios, la fiesta que hoy ha derivado, por las normas e imposiciones religiosas, en el nombre de San Juan o de la Madre de Dios, tiene su origen real en la celebración, en tiempos remotos, del solsticio de verano, donde ya la fiesta giraba en torno al toro, al vino y al fuego.
Este descubrimiento probó la teoría de Copérnico de que la Tierra giraba alrededor del Sol.
Hacía viajes a la Península, giraba, según se decía, enormes cantidades para los partidarios de don Carlos que sostenían la guerra en Cataluña y las provincias del Norte.
Ella giraba fría e insensible, con la altivez asexual de una virtud ruda, huyendo de los saltos y contorsiones varoniles, presentando la espalda con gesto de desprecio, y el fatigoso trabajo de él consistía en colocarse siempre ante sus ojos, en ponerse ante su paso, en salirle al encuentro para que le viera y le admirase.
Era inútil que sus ideas de poco antes, al quedar vencidas, se revolviesen con el intento de una última protesta, gritando que aquel movimiento de traslación resultaba igualmente falso, ya que la Tierra giraba como una rueda alrededor del Sol No, el Sol tampoco estaba inmóvil, y con todo su coro familiar de planetas caía y caía, si es que en el infinito se puede caer ni subir, marchaba y marchaba, ¡quién sabe hacia que punto, ni con qué fin!.
Eso sí, toda la casa giraba en torno de ella.
La conversación giraba de un punto a otro sin tocar en nada que se relacionase con la prensa.
Abría cada cual la cerradura confiada a su custodia, giraba pesadamente la puerta y quedaba abierta la capilla con sus antiguas riquezas.
La original veleta, el famoso , giraba majestuosamente.
Su conciencia giraba sobre un pivote, presentándole, ya el lado blanco, ya el lado negro.
El niño entonces vio una cosa terrible, una cosa que recordó años después y aun toda su vida: el hombre emboscado se incorporaba, con su único ojo centelleante y fiero, se echaba a la cara la formidable tercerola, se oía un espantoso trueno, voz de la bocaza negra, flotaba un borrón de humo, que el aire disipó instantáneamente, y al través de sus últimos tules grises el abuelo giraba sobre sí mismo como una peonza, y caía boca abajo, mordiendo sin duda, en suprema convulsión, la hierba y el lodo del camino.

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