Ejemplos con fustigó

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Desde su micrófono fustigó a la clase politiquera y se inventó un personaje al que llamó El ñato , que en la mañana, al mediodía y en la noche tomaba vida con su voz impostada.
Desde Alón, Gracía fustigó la política del Gral.
El mestizo Alonso Díaz fue esta vez el opositor de Bernal del Mercado quien lo fustigó con una serie de guerrillas robándole cabalgaduras.
Después de los postres, don Guillén se sirvió una copita de coñac y fustigó la conversación hasta ponerla en un aire de alacridad y humorismo.
me fustigó con fuerza, incitándome al silencio.
El cochero fustigó furioso a los caballos, para zafarse de la horrible visión de los hombres que dispararon sus trabucos.
A un grito de Tom Sickles fustigó Jacobo los caballos bárbaramente, azuzólos Fritz dando voces y el coche arrancó al fin crujiendo, bamboleándose un momento hacia el precipicio, dando, al entrar en la carretera, un vaivén violentísimo, que despidió al hombre dormido desde lo alto de su banqueta en mitad del camino, donde cayó inerte y pesado cual una piedra de diez arrobas, mientras el coche desaparecía entre una gran polvareda por el declive de la cuesta y seguía corriendo hasta llegar frente de Oiquina, donde pudo al fin Jacobo detener el tiro a la sombra de unas higueras, cubierto de polvo, sudoroso, jadeante Ya era tiempo: el roble, descuajado por completo, cayó a lo largo del violento repecho del camino, quedando suspendido sobre el precipicio por algunas raíces.
Allí quitó a su esposa los ricos trajes que la cubrían, cogió una vara larga y flexible, y le dijo: ¡Ah, miserable traidora! ¡tu piel manchada sólo se podrá limpiar con esto! ¡Que venga ahora a librarte de entre mis manos ese joven Anís! Y a pesar de sus gritos y protestas, le fustigó dolorosamente con toda su fuerza.
Graziella me fustigó con fuerza, incitándome al silencio.
Dos o tres veces los caballos se alborotaron, quisieron desmandarse, y Alejo, sombrío y cejijunto, les fustigó las relucientes ancas, por las cuales corrían estremecimientos de cólera, que hacían rielar la sedosa piel.
Apenas nos habíamos sentado, cuando el cochero fustigó al caballo y partimos a toda velocidad por las calles cubiertas de espesa niebla.
El hombre le puso en la silla, como si fuera un niño, fustigó al caballo y se alejó a galope tendido con Tomás detrás de él en medio de la tormenta que acababa de desencadenarse.

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