Ejemplos con frecuentando

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

En Florencia aprendió retórica y entabló amistad con los humanistas Niccolò Niccoli, Poggio Bracciolini y Palla Strozzi, sus coetáneos, frecuentando también a maestros como Coluccio Salutati y Emanuele Crisoloras.
Decepcionado, se retira, pero permanece en suelo patrio durante un año más, frecuentando los barrios marineros y el archivo particular del rey, y traba amistad con un personaje que será importante en su futuro: Rui Faleiro, cartógrafo y astrónomo.
Con esa acumulación de experiencias vividas, realiza un nuevo viaje a París que se convierte en un lugar de encuentro, frecuentando la Academia de La Grand Chaumier.
La señora Occelli se dio tiempo para seguir frecuentando a sus amigas más cercanas, compañeras de preparatoria.
Luego acabó su formación teorico-histórico-filosófica en Tubinga y Friburgo, frecuentando las clases de Ernst Bloch y Eugen Fink, o en Heidelberg, con Karl Löwith y Dieter Henrich, después en Bochum.
Era palermitano de familia noble, se dedicará al final de su juventud, al estudio de la Historia natural, frecuentando el Jardín botánico de Messina fundado por Pietro Castelli.
Sergio soportaba la relación entre ellos pero siguío frecuentando normalmente a María, en cambio su relación con su primo se volvió cada vez más tensa.
Con las puertas del cursus honorum y la alta sociedad cerradas para él, el ocioso Sila se refugió en el mundillo del teatro, frecuentando alojamientos y compañías de carácter procaz y disoluto, histriones y gente baladí.
Se dedicó entonces a la prostitución, frecuentando algunos salones y bailes donde entró en contacto con personajes como Ramón Pané, que le ayudó a montar uno de sus pisos y que le pasó durante un año y medio una cantidad fija al mes, o Juan Martínez Penas, el empresario gallego del teatro Tívoli, que vivía en el hotel Ritz y la utilizó como coartada para enmascarar su homosexualidad.
Frecuentando cada vez más sus idas a San Sebastián, donde vivía su única hija, acabó por establecerse allí definitivamente.
No le asusta la presencia humana, frecuentando en primavera los campos cultivados, huertos y jardines cercanos de las casas de poblados.
Empezó su camino en el mundo del espectáculo frecuentando cursos de interpretación.
Ha tenido muchísimos admiradores, entre ellos estudiantes, que toda la vida han sido sus amigos y siguen frecuentando sus seminarios aunque se graduaron hace tiempo.
Ringmann se desplaza entonces a Estrasburgo, aprovechando el impulso que en la ciudad se está dando a la incipiente industria de la impresión, que junto a Basilea eran por entonces los centros de referencia en Europa, frecuentando los talleres y trabajando como corrector.
Ella bailaba la danza de moda, frecuentando los té-tango donde era admirado Desnoyers.
Él indudablemente iría a misa todos los domingos en la iglesia más próxima o los altos hornos, ¿verdad? Y en sus ojos se leía por anticipado la afirmación a la pregunta, como si no pudiera ocurrírsele la sospecha de que el joven pasase sin oír misa los días festivos Poco le costaba bajar a la villa, frecuentando la iglesia de la Residencia.
Visitado de sus numerosos amigos, frecuentando desde el día de su llegada cafés, círculos y tertulias, entró de lleno en el mar de las conversaciones políticas, sin que ni por casualidad saliese de sus labios palabra sobre otro asunto, que así son los que adquieren ese vicio nefando.
Doña Manuela pasaba las mañanas en las iglesias, frecuentando hasta las más lejanas de su casa, y las tardes en la , de donde solía volver cuando encendían los faroles de las calles.
Todas sus ganancias se le iban , frecuentando mucho los cafés en sus ratos de descanso, convidando sin tasa a los amigos y dándose la mejor vida posible en las poblaciones que visitaba.
Se contentó con rogar a su maestro que no se volviese a Villabermeja, que siguiese frecuentando la casa de Doña Blanca y que tratase de desvanecer todo recelo en dicha señora, prometiéndole no hablar con Clarita de la proyectada boda ni decirle nada en contra de los deseos de su madre.
Su familia era extremeña, y él se había establecido en Sevilla, donde hacía versos, lidiaba toros, frecuentando todos los círculos en que había gente de buen humor.
Tal era mi acción, la única que me interesaba para mantenerme en la posición debida: frecuentando la sociedad, por lo que podía darme, gracias sobre todo a las mujeres, haciendo pequeños «negocios» para poder vivir sin comprometer mi fortuna y con ella mi libertad de acción, entregándome a veces al placer, en forma que la plebe dogmática encuentra excesiva, presentándome como un elegante y un gran señor, sin exageración -para no morirme de hastío en los momentos obligados de inercia-, aparecía yo como un protector nato de las letras y las artes, que no me importan un pito, era el ídolo de los salones, el pico de oro en la Cámara, el instrumento admirable y admirado del gobierno -a quien no servía-, y el hombre, en suma, capaz de ponerse, si quisiera, frente a frente de otro cualquiera, del más alto, del más popular, del más poderoso.
Las demostraciones que en su honor y para aumentar su poder hizo el Senado, llamándole bienhechor, frecuentando diariamente su casa y haciendo que todo acuerdo se tomara a propuesta suya, como si sólo lo confirmase, llevaron mucho más adelante su osadía, de modo que al cabo de muy poco tiempo no sólo se hizo fastidioso, sino temible a los que tanto le obsequiaban.
Después que, habiendo dejado a Lucio Censorino por gobernador de la Grecia, pasó al Asia, empezó a participar de aquellas riquezas, frecuentando reyes su casa y compitiendo las mujeres de éstos entre sí en dones y atractivos para ganarle, y al mismo tiempo que César era fatigado con sediciones y guerras, gozaba él de gran sosiego y paz y era de sus antiguos afectos impelido otra vez a la acostumbrada vida.
Gustaba, en efecto, del trato de gentes, y por su inclinación a la hospitalidad, tenía buena mesa, frecuentando siempre su casa Griegos y literatos, y recibiendo dones de ella todos los reyes, y enviándoselos recíprocamente.
-Allá van -dijo en mal francés el bandido, que, frecuentando la casa del señor Pastrini, había acabado por aprender aquella lengua hasta en sus modismos.
Desde este día siguió frecuentando la Fonda, y la casa de Dorotea como si fuese la suya propia.
Pasaron los días, y continuó don Romualdo frecuentando el trato de la familia, y ésta volvió a abonarse al teatro y a presentarse en los paseos, pero esta vez acompañada del pretendiente, a quien miraba doña Sabina con ojos tiernos, volviéndolos después al público como para decirle: -«¿Ves cómo al fin esta ganga me la llevé yo?» Enriqueta escuchaba, así en el palco como en medio de la marejada del paseo, con los ojos lánguidos, la boca sonriente y las manos entre el varillaje de su abanico, las ternezas que sin descanso le soltaba a la oreja su futuro, el cual, al ver el efecto que sus palabras causaban, al parecer, en su hechicera novia, alargaba el hocico, chupábase la lengua, se rascaba la peluca, y más de una vez dejó caer sobre su tersa pechera, sin percatarse de ello, larga, ondulante y cristalina hebra, como niño en la primera dentición.
-Bien, pero como de nada serviría que trocaras esta casa por otra si seguías frecuentando el escritorio.
Higinio se tragó el desaire y continuó frecuentando la sociedad de sus compadres, pero decidido a hacerles una que les llegase a la pepita del alma.

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