Ejemplos con filantropía

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Logran superar la filantropía al adquirir el verdadero conocimiento de la valía del ser humano, apuntalada por el amor al prójimo y al más necesitado, a través de la trascendencia que encierra la posibilidad de cambiar para bien la vida de otra persona.
El origen aparente de la Francmasonería en Chile y la respetable Logia Simbólica Filantropía Chilena.
Margaret se hizo socia fundadora del Club de la Mujer de Denver, cuya misión era la mejora de la vida de las mujeres a través de la educación continuada y la filantropía.
Samuel Adams articuló los objetivos de esta iglesia al escribir que Paine tenía por mira renovar la época inculcando en las mentes jóvenes el temor y amor de la deidad y la filantropía universal.
El Coronel Ortiz se distinguió por su altruismo y filantropía, pues además consiguió que se distribuyan los terrenos baldíos que conforman hoy las manzanas comprendidas entre las calles Balta, San José, Vicente de la Vega.
Recalco que: fue Presidente ejemplar en la ANEA añadiendo- que en el comando de esta Institución se había desempeñado con generosidad y filantropía.
Es motivado por la filosofía y la filantropía, más que por la ambición.
La rama filantrópica de la fraternidad, la Fundación Kappa Alpha Theta, mantiene programas de educación para la filantropía internacional.
con los intereses del gran capital de los sectores biotecnológico, farmacéutico, embotellador de agua y aquél interesado en convertir bosques y cubierta forestal en sumideros para el mercado multinacional de carbono, todos los cuales, encubiertos por un disfraz de verde filantropía y apoyados por organismos para-gubernamentales, nacionales e internacionales, de carácter conservacionista , habían venido impulsando y aplaudiendo la política oficial de despeje y despojo de territorios indígenas biodiversos y su conversión en Áreas Naturales Protegidas, en beneficio de la humanidad.
Sin sacrificarle esa soberana concepción del individuo, han sabido hacer al mismo tiempo, del espíritu de asociación, el más admirable instrumento de su grandeza y de su imperio, y han obtenido de la suma de las fuerzas humanas, subordinada a los propósitos de la investigación, de la filantropía, de la industria, resultados tanto más maravillosos por lo mismo que se consiguen con la más absoluta integridad de la autonomía personal.
Pero ¿habría agua si el cielo no la hubiera depositado allí? De esta suerte, la filantropía, la virtud meramente humana, tiene su origen, ignorándolo tal vez los mismos que la practican, en la caridad divina.
Quiero asimilar vuestra filantropía mundana a un hermoso río, cuyos canales y acequias riegan y fertilizan los campos, mientras que el alma, que se une a Dios por amor, es como el agua que el sol rarifica y levanta y que sube en vapores al cielo.
Yo no vacilo en concederle que la virtud humana de la filantropía proviene de la compasión y es por lo tanto egoísmo, pero ¿la virtud divina de la caridad es menos egoísmo en su raíz y fundamento? A fin de no padecer viendo padecer a otro, hago yo, por ejemplo, un acto de filantropía: le hago para ponerme bien conmigo: soy, pues, egoísta, pero el que hace una obra de caridad, por amor de Dios, para ponerse bien con Dios, de quien toda su dicha depende ¿se muestra acaso menos interesado? Todavía se me antoja que vale más el filántropo que el caritativo, porque al cabo es más noble y más bella la condición natural del alma descreída que siente como propias las penas extrañas, y con el propósito de libertarse de estas penas obra el bien, que la condición algo sobrenatural del alma creyente que obra el bien por temor de castigo o con esperanza de galardón y de premio, y no ya por amor del ser miserable a quien socorre y ampara, sino por amor del ser poderoso de quien todo lo espera.
Todo acto de filantropía proviene de compasión: luego proviene del amor propio, luego nace del egoísmo.
Si ella, aun cuando fuese por un capricho de la suerte, iba delante y se hallaba más cerca de la cumbre, su filantropía no podía extenderse a más que a dar la mano a los que estuviesen en condiciones de trepar hasta donde estaba ella, y no a aquellos que estaban tan bajos o tan hundidos en el lodo, que en vez de alzarlos, se dejaría ella arrastrar cayendo en el lodo también.
Unos decían que era un farsante que había huido para comerse en el extranjero los millones robados a sus clientes con la hipócrita comedia de su sencillez y su filantropía, otros aseguraban que era un desgraciado, un iluso, que, enloquecido por anteriores triunfos, se había empeñado en sostenerse a la baja, perdiendo su capital y el de sus admiradores, para huir al fin, pobre y avergonzado, sin que su deshonra le valiera nada.
Pero puede afirmarse que extrema la filantropía en lo que a la mujer se refiere, hasta la exageración, y aun sostiene que con ser tan sublime y adorable virtud la caridad, le lleva ventaja el amor, porque la caridad alegra un solo corazón, y el amor regocija dos almas y dos cuerpos.
Feijoo expuso sobre aquel tema de la filantropía algunas consideraciones muy sesudas, y despidiose, dando a cada una de las señoras un fuerte apretón de manos.
No hay, pues, sociedad, no hay filantropía, no hay igualdad: no hay más que ricos y pobres, tiranos y víctimas, felices y desgraciados, cuerdas y pescuezos.
-Señores, esta es la virtud antigua, no esa falsa y gárrula filantropía moderna.
Esto se hace en nombre de la filantropía.
¿Quién sabe, dado que yo averiguase este modo, si, á pesar de mi acendrada filantropía, no me le había de callar, al menos por unos cuantos años, aprovechándome de él para mi uso privado y el de algún que otro amigo muy predilecto? Mi propósito es sólo hablar del influjo que ejerce el dinero en las almas: esto es, que yo no trato aquí de Economía política, sino de Filosofía moral, exponiendo algunos pensamientos filosóficos acerca del dinero, ora nacidos de mi propia meditación, ora de la mente profunda de los sabios antiguos y modernos que he consultado.
Por ésta y por otras muchas maldades que se descubrieron, se comprendió que don Raimundo era un monstruo abominable, por lo cual el rey pudo ejercer provechosamente su justicia mandándole ahorcar, como le ahorcaron con general regocijo de los ciudadanos de Oviedo, porque don Raimundo era muy aborrecido y porque en aquella edad tan ruda la filantropía no era cosa mayor y no infundía repugnancia la pena de muerte.
Llevarías al gran mundo el ejemplo de tu esplendor y tu elegancia, y a las capas humildes de la sociedad la limosna de tu filantropía y el consuelo honroso de tu presencia.
-¡Jesús me valga! ¿Con que es decir que aquel periódico que yo leía en mi lugar con tanta fe, está escrito por este hombre, y aquellos artículos en que tanto se clamaba por el orden, por la moralidad, por el bien de los pueblos, eran dictados por un anarquista cínico y desmoralizado? ¿Con que esas palabras de humanidad, filantropía, compañerismo, religión, hogar, derechos, lejos de ser una verdad en semejantes periódicos, son una burla sacrílega, un insulto a Dios y a los hombres, una explotación innoble de la pública buena fe?.
En cuanto a la guarnición, todos los coetáneos del hecho están de acuerdo en que constaría de unos doscientos hombres, a quienes sólo se podía llamar así por exceso de filantropía, pues más que hombres parecían orangutanes, entre los cuales figuraba en primera línea, merece especial mención y dará exacta idea de lo demás, el general de aquel ejército, el gobernador de aquella plaza, el alcalde de Lapeza, Manuel Atienza, en fin, ¡que santa gloria haya!.
Y antes que relegar a Menéndez a un lugar del verso indigno de su filantropía, prefirió renunciar al soneto.
Había sido alcalde, y era en la actualidad diputado provincial, en una palabra, llegó a ser una notabilidad, y el tipo del ciudadano moderno, esto es, gran expendedor de frases retumbantes salpicadas de términos heterogéneos, celoso apóstol de la moralidad, ferviente pregonador de la filantropía, arrogante antagonista de supersticiones, entre las que contaba la observancia del domingo y días festivos, preste de la diosa Razón, arcipreste de San Positivo, gran maestre de Prosopopeya, profesor en las modernas nobles artes del menosprecio y del desden, hábil arquitecto de su propio pedestal: nada faltaba a este moderno tipo, que era reputado por el Salomón de los juicios de conciliación, y por el Demóstenes de una recién instalada junta formada para la construccion de un canal, cuyos trabajos, a fuerza de juntas y expedientes, estaban muy adelantados, no faltando más para la realización del proyectado canal, sino el dinero para abrirlo, y el agua para llenarlo.
, despachar un propio a San Felipe avisando al intendente la catástrofe ocurrida, y pidiendo protección para los necesitados, hablar a varios vecinos con el objeto de mover su filantropía, un expreso a la comisión argentina para ponerla en movimiento, carta al ministro Montt, reclamando la asistencia del gobierno, pidiendo médicos y otros auxilios, carta a los Viales y al señor Gana para que excitasen la caridad pública, al director del teatro para que se diese una función a beneficio de los que sufrían, un artículo a El Mercurio de Valparaíso para alarmar a la nación entera y despertar la piedad.

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