Ejemplos con extática

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Quien fuera en una ocasión patrón de Poe, George Rex Graham, escribió de su relación: Su amor por su esposa fue una especie de adoración extática al espíritu de la belleza.
del Islam en la contemplación extática de la esencia divina.
Rother hizo referencia a este contraste de personalidades en una entrevista en la que habló sobre cómo Dinger se cortaba en algunas presentaciones en vivo tocando su batería, llegando a salpicar sangre: La audiencia estaba muy impresionada por esta interpretación radical y extática.
Cuando la soprano canta las últimas palabras, la tonalidad cambia a un la mayor diatónico que acompaña a la que el escritor David Ellis ha denominado la estrofa extática final:.
Se puso entonces a mirar el cielo, y después de una meditación extática dijo, más con el corazón que con los labios: ¡Y el cielo también es triste!.
Reynoso seguía en contemplación extática del reloj.
Los tres quedaron en extática admiración ante la lámina que representaba la loca carrera de los jinetes apocalípticos.
Pero cuando por pantalla de ese amor mentido hay dos ojos inmensos, que empapándonos de dicha se anegan ellos mismos en un amor que no se puede mentir: cuando se ha visto a esos ojos recorrer con dura extrañeza los rostros familiares, para caer en extática felicidad ante uno mismo, pese al delirio y cien mil delirios como ese, uno tiene el derecho de soñar toda la noche con aquel amoro seamos más explícitos: con María Elvira Funes.
Después de dar unas cuantas vueltas, con la mirada extática, sin saber él mismo si andaba o permanecía inmóvil, revocó su acuerdo.
Y de pronto el maestro se agita nervioso, abre anchos los ojos y grita con angustia: Sus manos se contraen, su mirada se pierde a lo lejos, extática, espantada.
Con esto, y mis dulces exhortaciones a la paz del ánimo, fue recobrando la que había perdido en el ya descrito berrinche, y, por último, en actitud extática, la cabeza echada atrás contra el respaldo del sillón, los ojos fijos en el techo, recitó esta oración arcaica: 'Santa Virgen escogida, -de Dios Madre muy amada, -en los cielos ensalzada, -del mundo salud e vía.
La quería bien: estaba en el período de la adoración extática.
Pero esta charla interminable de una parte y esta contemplación extática de la otra, cesaron súbitamente.
-Si el señor Marqués me lo permite -dijo Confusio con la serenidad extática y mística que marcaba el estado agudo de su vesania-, negaré que estalle tal revolución.
En el cansancio de aquellos rostros, producido por el afán del remo y la red, la imaginación de Aquiles leía la fatiga de la visión extática.
El gobernador había hecho la ofrenda, y, terminado su discurso, el cardenal respondió, solicitando la paz universal por intercesión del Santo más belicoso que existe, la misa tocaba a su término, y el semblante del penitente conservaba la misma expresión extática, grave y dolorosa, tal vez hasta una lágrima reluciese entre su barba hirsuta, del color del oro viejísimo, nublado por el polvo secular de los adornos del retablo.
El cazador no sabía ya qué pedazo tajar en el magro cuerpo, un respeto inexplicable le impedía llegar con su cuchillo al cuello y arrojar en la balanza la cabeza, siempre iluminada por sonrisa de extática beatitud.
Séfora, extática, bebía el amargor celeste del drama, antes para ella ignoto.
Era el alma de Beethoven, ruiseñor inmortal, poesía eternamente insepulta, como larva de un héroe muerto y olvidado en el campo de batalla, era el alma de Beethoven lo que vibraba, llenando los ámbitos del Circo y llenando los espíritus de la ideal melodía, edificante y seria de su música única, como un contagio, la poesía sin palabras, el ensueño místico del arte, iba dominando a los que oían, cual si un céfiro musical, volando sobre la sala, subiendo de las butacas a los palcos y a las galerías, fuese, con su dulzura, con su perfume de sonidos, infundiendo en todos el suave adormecimiento de la vaga contemplación extática de la belleza rítmica.
Petra, a quien la alegría deslumbraba de modo que la hacía buena y no la dejaba sentir la envidia, se volvió sonriente hacia el rincón de Juana, que estaba como la grana, con la mirada extática, fija en D.
Cuando dudaba, era cuando más deseaba tornar a su contemplación, para fortalecer su creencia, abismándose como una extática en aquel rostro, en aquellos ojos a quien quería arrancar la revelación de su secreto.
»Cuando Eufemia me oyó hablar así no replicó, pero cerró los ojos, y se quedó sintiendo y pensando todas esas cosas inefables que pasan por su alma en algunos momentos de extática contemplación.
El estudiante candoroso, modesto y retirado, fue presentado y agasajado en los más brillantes salones, y lo eléctrico de las miradas, las palabras de miel y la belleza elegante, le arrebataron el alma y lograron que de ella brotasen cantos bellísimos: extraña explosión de amor, síntesis armoniosa de afectos algo paganos, como los de los poetas clásicos antiguos por sus Gliceras, Lesbias y Cintias, y de adoración extática, como la de Dante y Petrarca por Beatriz y por Laura.
Con esto, y mis dulces exhortaciones a la paz del ánimo, fue recobrando la que había perdido en el ya descrito berrinche, y, por último, en actitud extática, la cabeza echada atrás contra el respaldo del sillón, los ojos fijos en el techo, recitó esta oración arcaica: «'Santa Virgen escogida, -de Dios Madre muy amada, -en los cielos ensalzada, -del mundo salud e vía.
Esta vez Felton, por más impasible que fuera o que fingiera ser, no pudo resistir a la influencia secreta que ya se había apoderado de él: ver a aquella mujer tan hermosa, blanca como la más cándida visión, verla alternativamente desconsolada y amenazadora, sufrir a la vez el ascendiente del dolor y de la belleza, era demasiado para un visionario, era demasiado para un cerebro minado por los sueños ardientes de la fe extática, era demasiado para un corazón corroído a la vez por el amor del cielo que abrasa, por el odio de los hombres que devora.
Dejó caer el azadón, cruzó los brazos y su mirada extática siguió el cadáver de su pobre hermano.
Un cántico inmenso, que resuena a corta distancia, saca a Pedro de su extática contemplación.
Su marido la escuchaba sin pestañear, pero no con aquella delectación extática de otras veces: parecía más atento que a saborear las sales del relato, a estudiar el efecto de ellas, por debajo de la visera de su gorra, en la cara de Irene.
Y cuando afuera la voz extática de los muecines invocaba las bendiciones de Alah sobre la tierra, Schamsennahar se levantó el velo ante los ojos de Ben-Bekar.
Doña Petronila, extática, con la boca abierta, exclamó por lo bajo:.

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