Ejemplos con excitándole

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Yo en este caso soy, ante todo, montañés, y quizá me equivocaré y daré a Pereda un mal consejo excitándole, por su gloria misma, a no salir de y a no hacer caso de los que encuentran limitados sus.
Este golpe inesperado le puso a pique de desbaratar sus maduros proyectos, excitándole a darse por satisfecho de los mimos de la suerte, y a quedarse a vivir de sus rentas en Madrid.
En delicada forma, excitándole a renunciar a estas demostraciones inoportunas, negó su permiso el General.
La energía de las pasiones había así, poco a poco, fatigado materialmente el corazón de Doña Blanca, excitándole a moverse con impulso superior a sus fuerzas.
Gedeón se atreve a contar hasta por qué se decidió a establecerse como mozo de casa abierta, apunta algunas consideraciones sobre su aversión al matrimonio, algo también sobre los consejos que le dieron, y no poco sobre el carácter de los consejeros, y así, apuntando el uno y excitándole el otro a revolver más los fondos de la historia, llega el Doctor a conocerla casi tan al pormenor como nosotros, siendo de notar que Gedeón la desenvuelve con tanta complacencia, como si fuera lienzo ceñido a sus carnes, y buscara quien estirase las arrugas que se las desuellan.
Pero acontecía a menudo que, para demostrarles Patricio que podían pasarse muy bien sin la protección que habían perdido, presentaba un necesitado al vanidoso hijo de Bragas, excitándole a que le socorriera, lo cual no le agradaba tanto como los sahumerios, pues con ello iba saliéndole muy cara la conquista del suspirado predominio.
Había muchos de los más distinguidos ciudadanos que pensaban presentarse a pedir el consulado, pero a todos los demás que vieron entre los candidatos les hicieron retirarse, sólo a Lucio Domicio, casado con su hermana Porcia, le persuadió Catón que no desistiese de la contienda, la cual no era por la magistratura, sino por la libertad de los Romanos, y entre la parte todavía sana y prudente de la ciudad corría la voz de que no era cosa para descuidar el que, reuniéndose el poder de Craso y de Pompeyo, se hiciera su mando enteramente insufrible, sino que debía trabajarse para excluir al uno, sobre lo que acudían a Domicio excitándole y dándole ánimo, porque se le agregarían muchos votos de los que callaban por miedo.
Mientras se disponían contra el Asia tantas fuerzas cuantas no reunió nunca ninguno después de Alejandro, se confederaron contra Demetrio Seleuco, Tolomeo y Lisímaco, y escribieron después juntos una carta a Pirro, excitándole a invadir la Macedonia, sin tener consideración a una paz que Demetrio no le había dado a él para estarse en quietud, sino que la había tomado para sí con el objeto de hacer la guerra a aquellos a quienes ya tenía intención de hacerla.
Los soldados, como Polión, el otro prefecto, les diese orden de que jurasen a Vitelio, lo rehusaron, mas, sabiendo que se hallaban allí algunos del Senado, a los demás los dejaron en paz, y sólo pusieron en apuro a Verginio Rufo, yendo armados a su casa, excitándole y exhortándole de nuevo a que tomase el Imperio o fuese a interceder por ellos, pero teniendo a locura tomar el Imperio de unos vencidos, cuando lo había rehusado de los mismos siendo vencedores, y temiendo el ir de legado a los Germanos, que se quejaban de que los había forzado a hacer muchas cosas contra su voluntad, sin que se tuviera de ellos noticia, se marchó por otra puerta.
En delicada forma, excitándole a renunciar a estas demostraciones inoportunas, negó su permiso el General.
Por momentos se figuraba tener delante a su trinca del Círculo Propagandista Revindicador, y que alguien le contradecía, excitándole más.
¡Cuántas veces llegó a aquel gabinete con el propósito deliberado de violar al médico, excitándole con todo género de estímulos libidinosos! ¡Y cuántas veces también salía, desengañada y macilenta, arrastrando su fiebre insaciada de caricias por la vía pública llena de hombres que ignoraban las convulsiones de su carne!.

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