Ejemplos con enviándome

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Cuspídeme enriba cando pasedes por diante do lugar onde eu repouse, enviándome unha húmida mensaxe de vida e de furia necesaria.
Traducción: Escupidme encima cuando paséis por delante del lugar donde yo repose, enviándome un húmedo mensaje de vida y de furia necesaria.
El mismo Carvajal me deparó lo que yo deseaba, enviándome al despacho del Ministro para redactar urgente correspondencia.
-Mi señor padre -dijo el Cid Campeador con voz y gestos infantiles- me ha llamado varias veces enviándome veinte propios para que me lleven a casa, pero ya le he dicho que estoy aquí defendiendo a la patria y que en diez años no me hablen de casas, ni de mamás, ni de golosinas.
Le dijo también que la junta me había concedido un destino en el Perú y que durante el sitio de Madrid había hecho prodigios de valor en la Puerta de los Pozos, siendo tanto mi ardor, que los franceses, después de la rendición, creyeron conveniente deshacerse de tan terrible enemigo, enviándome con otros patriotas a Francia.
Mi tío me contestó enviándome libramientos por valor de algunos miles de duros, para que pudiese hacer el viaje como correspondía.
Tú me provocaste, tú me excitaste a que te amara enviándome tu retrato con un apasionado escrito.
De repente, vi detrás de él surgir un espectro horrible, descarnado, lívido, que enviándome una mirada siniestra, alzó la mano en señal de amenaza.
Alá te conserve una vejez sana y alegre, fruto de una juventud sobria y contenida, y desde Africa prosigue enviándome a Europa las saludables advertencias que acostumbras.
El mismo Carvajal me deparó lo que yo deseaba, enviándome al despacho del Ministro para redactar urgente correspondencia.
No cejé, sin embargo, y volví al asalto por la parte más débil, escribiendo una y otra carta a Mamá, con tantas jeremiadas, revueltas entre repeticiones y faltas de ortografía, que la buena señora se resolvió, por fin, a desobedecer de lleno, y quizá por primera vez, a su marido, enviándome algunos pesos bolivianos que yo le pedía con el pretexto de suavizar un tanto mis amarguras y comprar libros y otras cosas necesarias.
Don Higinio se había marchado a la ciudad y me escribía casi diariamente, enviándome las cartas con el mayoral Contreras, su hombre de confianza, como lo había sido de Tatita.

© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba