Ejemplos con enronquecida

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

¿No me esperaban ustedes, verdad?dijo con voz enronquecida, extraña, que jamás le habían oído.
¡Obcecado! ¡obcecado!exclamó Tristán con voz enronquecida ya por la ira.
Exaltándose con sus propias palabras, le miró hostilmente y aproximó su rostro a él, como si le costase trabajo emitir la voz, enronquecida de pronto.
¡Entra, tonto!ordenó imperiosamente con voz enronquecida al notar su vacilación.
Monseñor, revestido de finísima pelliza de gran tono, mayaba, con voz enronquecida, el sagrado latín del sacramento.
Tenía los ojos hundidos y circundados de una aureola cenicienta, parecía que le habían chupado las brujas los pocos jugos de la cara, sobre la que caían, por debajo del pañuelo atado a la cabeza, encrespados mechones de cabellos grises, le temblaban los resecos labios, y salía de su garganta la voz enronquecida y como rechinando.
La cual, después de mirarme con una dureza tan fría que picaba en sañuda, díjome con voz un tanto enronquecida:.
-prosiguió el joven con voz enronquecida- he de salir por esa puerta diciendo a mi corazón: «¡Ya no hay ventura!.
-contestó él con voz enronquecida-.
Los pulmones fatigados y la garganta enronquecida, ya no podían más.
Gritó con una voz enronquecida por la indignación:.
Cosette insistió, añadiendo con una voz enronquecida por la angustia:.
Aquellas injurias, vomitadas por una voz enronquecida por el aguardiente, sonaban aun más repulsivas en la boca de una mujer a la cual le faltaban, en efecto, los dos dientes incisivos.
Momentos después se encaró con su amigo, que no apartaba los ojos de él, y le dijo con voz enronquecida, pero no destemplada:.
La enferma, con los labios secos y la garganta enronquecida, gritaba en períodos entrecortados.
La vi, sin que ella lo notara, más de dos veces, en la penumbra del carrejo, llevarse con desesperación ambas manos a la cabeza, y la oí invocar al mismo tiempo, en voz enronquecida y mal dominada, al «devino Dios de las misericordias grandes» y a «la Virgen Santísima de las Nieves, la su madre clemente y amorosa».
-¡Vengo -dijo Peñarrubia con voz enronquecida y temblorosa- a cumplir la última voluntad de un moribundo!.
Después de los saludos y reverencias de costumbre, dijo así con voz enronquecida e insegura:.

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