Ejemplos con encaramaba

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

En la segunda se encaramaba el orador.
¿Lograrían atajarles? Más fácilmente les atajaría el General Prim, que con los , según allí dijeron, se encaramaba por los muros exteriores de la Alcazaba, con la diabólica idea de ocupar aquella posición eminente y no dejar allí títere con cabeza.
Los tremendos balances no amenguaban por esto, y el pobre mareante, incorporándose con supremo esfuerzo para mirar por encima de la borda, vio el Hacho, vio la ciudad tendida en el istmo, como un gran telón que por el cielo arriba se encaramaba, después se hundía en los abismos profundos.
Con tal facha, y viendo que cielo, mar, barco y tierra continuaban en angustioso sube y baja delante de su vista, obligándole a cerrar los ojos para reconstruir en su retina las líneas fijas del Universo, fue llevado como en vilo hacia la escala, y de allí le bajaron a un bote, que también se hundía y se encaramaba.
A una distancia que no podía llamarse prudente, vieron Leoncio y Santiuste que los soldados de y , mandados por don Cándido Pieltaín, se posesionaron de las alturas próximas al mar, echando de allí sin dificultad a los moros, y que se encaramaba en un cerro, distante como dos tiros de fusil tierra adentro.
Volaban los tricornios a los balcones, cada cara bonita provocaba floreos interminables, en los que la hipérbole dilatábase hasta lo desconocido, y había muchacho que, impulsado por alguna copita traidora, despreciaba la vulgar invitación de las escaleras y se encaramaba por la fachada, agarrándose a las rejas, para entregar un ramo de flores a la niña y pedirle un duro a la mamá.
Julián trabajaba por dos: tenía una escala y se encaramaba a lo más alto del retablo.
jerónimos, haciendo mesa del poyo de piedra en que se encaramaba el Emperador para montar en la jaquilla o en la mula.
Él, que siempre se encaramaba a las más altas torres, quedaba como muerto.
Sucedió, que encontrándose los dos hermanos tan separados de nosotros, perdían el tino buscándonos, y mientras ella se encaramaba anhelando divisar por algún lado nuestras cabezas, él a causa de su corpulencia alcanzó a distinguir mi gorro.
Digo esto, porque en el momento en que Santurrias se encaramaba sobre los hombros de dos palurdos para poder asestar un golpe certero al infeliz mártir, recibió una peladilla de arroyo sobre la ceja derecha con tanta fuerza, que el benemérito sacristán cayó al suelo sin sentido.
A cada instante se oían los pasos de los que subían por la escalera , y como esta era endeble y estaba tan cerca de las cabezas de los tres sujetos, parecía que se les venía la casa encima siempre que un patriota se encaramaba a los aposentos altos.
Fue aquel en que Manolo trepaba por el tronco del árbol, y se encaramaba a la rama última y extendía sus manos hacia el nido donde los pájaros saltaban.
¿Y usted, Luisa? No respondió, respondieron por ella sus ojos, abriéndose en éxtasis, sus labios, empalideciendo y repretándose para contener el «sí, que desde su corazón á ellos se encaramaba.
Yo me sentía con menos franqueza que de costumbre en una casa donde siempre la había tenido de sobra, Elena parecía preocuparse de mi visible encogimiento y Luisa, cansada de hablar sin que nadie le contestara, acabó por levantarse y descorrer las persianas del balcón para entretenerse en enredar por entre los hierros las guías de una enredadera que se encaramaba hasta aquella altura desde el jardín.
¿Lograrían atajarles? Más fácilmente les atajaría el General Prim, que con los catalonios, según allí dijeron, se encaramaba por los muros exteriores de la Alcazaba, con la diabólica idea de ocupar aquella posición eminente y no dejar allí títere con cabeza.
A una distancia que no podía llamarse prudente, vieron Leoncio y Santiuste que los soldados de Vergara y Príncipe, mandados por don Cándido Pieltaín, se posesionaron de las alturas próximas al mar, echando de allí sin dificultad a los moros, y que Cuenca se encaramaba en un cerro, distante como dos tiros de fusil tierra adentro.
Con tal facha, y viendo que cielo, mar, barco y tierra continuaban en angustioso sube y baja delante de su vista, obligándole a cerrar los ojos para reconstruir en su retina las líneas fijas del Universo, fue llevado como en vilo hacia la escala, y de allí le bajaron a un bote, que también se hundía y se encaramaba.
Y continuó viviendo tristemente en la isla, y por la noche se encaramaba a un árbol para dormir.
Hortensia ahogó entre sus dientes un grito que se le encaramaba por la garganta arriba.
Allí principiaba una cuesta, que se encaramaba desde luego de roca en roca con dirección a las nubes.
Puso a Catalina y a toda su casta para pelar, fingió haber sido en él chanza y pasatiempo lo que a tales injusticias le arrastraba, supuso que se había negado a ser paño de las lágrimas vertidas por los desdenes de Nisco, pintó en la moza los deseos y en él el desaire, y creyendo que por esta senda arriba se encaramaba muy alto, dio en despotricar por el estilo a medida que bebía y entraban gentes en la taberna.
Le llamaban más la atención los apellidos que las condiciones personales de «los nuestros»: así es que al preguntarle por la vida y milagros de cualquiera de ellos, en lugar de responder derechamente a la pregunta, se encaramaba en la copa del árbol genealógico de la familia, y gateando de rama en rama hacia abajo, no paraba hasta dar, lo que menos, con la pata del Cid, si es que se conformaba con eso.

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