Ejemplos con embocando

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

La fragata partió de al día siguiente, pasó con felicidad la angostura de la , una fuerte corriente contraria la obligó a detenerse y buscar abrigo en la ensenada de , siguió al otro día, embocando y recorriendo sin tropiezo la angostura de , penetró luego en el canal más ancho del Estrecho, dobló el , resguardándose de los bajos y escollos que acechan traicioneros en aquellas aguas, y por fin dio fondo en el , que acredita su fatídico nombre por el aspecto de miseria, desamparo y aridez lastimosa que allí ofrece la tierra en todo lo que alcanza la vista.
Desde lejos, embocando diferentes calles, uno y otra se pararon para saludarse.
Baldomero por la toma de las alturas del Moro y el Mazo, decidió apoderarse de la cueva, y embocando hacia ella ocho piezas de artillería, que fueron como otros tantos perros que atacaron al monstruo, y soltándole además de lo más granado de la tercera división, hizo polvo al guardián formidable.
Allí no escapaban hombres ni ratas. Alentado D. Baldomero por la toma de las alturas del Moro y el Mazo, decidió apoderarse de la cueva, y embocando hacia ella ocho piezas de artillería, que fueron como otros tantos perros que atacaron al monstruo, y soltándole además de lo más granado de la tercera división, hizo polvo al guardián formidable. Día bien aprovechado fue aquel: Espartero debió marcarlo con piedra blanca, pues entre sol y sol, peleándose con las montañas más que con los hombres, disputó y obtuvo los baluartes que convertían en gigantes a sus poseedores. Con esto les hizo pigmeos, y él adquiría una talla que le igualó a la que había sido enemiga y era ya su aliada, la Naturaleza.
La fragata partió de Posesión al día siguiente, pasó con felicidad la angostura de la Esperanza, una fuerte corriente contraria la obligó a detenerse y buscar abrigo en la ensenada de San Gregorio, siguió al otro día, embocando y recorriendo sin tropiezo la angostura de San Simón, penetró luego en el canal más ancho del Estrecho, dobló el Cabo Negro, resguardándose de los bajos y escollos que acechan traicioneros en aquellas aguas, y por fin dio fondo en el Puerto del Hambre, que acredita su fatídico nombre por el aspecto de miseria, desamparo y aridez lastimosa que allí ofrece la tierra en todo lo que alcanza la vista.

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