Ejemplos con despótico

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

La civilización de Benin fue básicamente urbana, con un monarca divinizado y despótico, aunque controlado por sociedades secretas político-religiosas.
En él, nos muestra como los egipcios inventaron el Estado, inicialmente de carácter despótico, para evolucionar a formas de compromiso social, estableciendo semejanzas con los modelos actuales.
el despótico es aquel en que uno solo, sin ley ni regla, lo dirige todo a voluntad y capricho.
Se le acusó también de ser despótico y violento, sus amigos reconocen que tenía un carácter rudo y apasionado, pero no violento.
Tras su nombramiento como César su carácter cambió, se volvió dominante y despótico y tiranizaba a los que le rodeaban.
De las tiranías, en efecto, unas se establecieron de este modo, cuando ya las ciudades habían crecido, otras, ante esto, surgieron de reyes que se apartaron de las costumbres de sus antepasados y aspiraban a un mando más despótico.
Era universal, constante y decidido el clamor del territorio entero por su emancipación solemne del poder despótico de los reyes de España, los representantes sin embargo consagraron a tan arduo asunto toda la profundidad de sus talentos, la rectitud de sus intenciones e interés que demanda la sanción de la suerte suya pueblos representados y posteridad.
Para Tácito, Agrícola constituye el ejemplo de como un hombre debe comportarse en el marco de un gobierno despótico, el historiador defiende que deben evitarse los extremos opuestos del servilismo y de una oposición inútil.
El escritor Pablo Julio Rodríguez en su obra Sinopsis Histórica comenta que Su gobierno no fue para Córdoba lo que se ha pretendido hacer creer por sus adversarios de entonces, un gobierno despótico y arbitrario, no.
Balaguer un accionar político tan censurable, al decir de muchos, fue la peor escuela de la política dominicana, su condición de líder ilustrado y despótico , sumado a su esquema de austeridad sobre la base de explotar a los sectores populares en beneficio de la acumulación de recursos en manos del Estado, hizo que no fueran pocos los políticos que hiciesen fortuna o agrandaran enormemente la que ya tenían, gracias al más mínimo favor de su dedo corruptor.
La personalidad de Scarlett se endurece por la adversidad y se comporta como un ser despótico y cruel que trata sin piedad a su gente, aunque su intención sea salvarlos del hambre.
Formó parte del partido federal dirigido por Manuel Dorrego, y se opuso al gobierno de Juan Martín de Pueyrredón, al que consideraban despótico.
Kawe es para los kurdos, el héroe mítico más famoso en la resistencia contra la dominación extranjera en el despótico Irán.
Desde muy niño padeció un ambiente familiar tenso, con las cacerías y ruidosas bacanales que organizaba su padre, y las escenas de castigos, maltratos y desprecios que éste, hombre despótico y cruel, infligía a sus siervos campesinos dejaron honda impresión en la mente y espíritu del futuro poeta.
En esta cueva los gomeros apresarían al despótico señor castellano Hernán Peraza el joven para juzgarlo y posteriormente ejecutarlo en la Baja del Secreto.
Su padre era un hombre despótico del que ella dijo: ha destruido savajemente mi juventud y mi vida.
De sus tiempos como alcalde, los vecinos no guardan buenos recuerdos ya que era un alcalde despótico que en ningún momento atendía las demandas de los vecinos.
Ambos se mudan a la propiedad de él, donde Foma demuestra su carácter despótico y ruin comportándose como el señor de la hacienda.
Su dominio ha sido absoluto durante muchos años, pero no todos están de acuerdo con la situación: elfos y enanos se refugiaron en sus respectivos territorios, ocultos al resto del mundo, junto a un grupo numeroso de humanos, los Vardenos, que desde entonces han luchado en contra del despótico gobierno de Galbatorix.
Juntos, están llamados a acabar con la tiranía del despótico rey Galbatorix, que gobierna la tierra de Alagaësia.
Narra la caída del dictador sudamericano Santos Banderas, personaje despótico y cruel que mantiene el poder gracias al terror y a la opresión.
La primera de las obras citadas tiene por objeto la conjuración de Catilina, que, apurado por la deudas, y ayudado por la juventud más depravada de Roma, había concebido la idea de asesinar en una noche a los cónsules e incendiar Roma y, secundado por el pueblo y por el ejército, apoderarse de la ciudad, derribar la República y establecer un gobierno despótico.
Era caprichoso, despótico y de grandes facilidades para la paternidad, como sus compatriotas que siglos antes, al dominar el nuevo mundo, clarificaron la sangre indígena.
Y lo despótico de la afición se le conocía en que, bruscamente, y como si no hubiera estado perturbando con vislumbres de amor sus almas nuevas, cesó de decir gallardías, a afectar desdenes a aquellas que más de cerca le tuvieron desde su llegada de París, ya porque de público se las señalase como las conquistas más apetecidas, ya porque lo picante de su trato le diese fácil ocasión para aquellas conversaciones salpimentadas que son muy de uso entre aquellos de nuestros caballeros jóvenes que han visto tierras, y suplen con lo atrevido del discurso la escasez de la gracia y el intelecto.
El sacerdote avaro y despótico bajaba los ojos ante ellos y sonreía con el deseo de ser agradable.
Mientras en sus relaciones íntimas con la dama se mostró Jacobo duro y despótico, imponiéndole en todo su voluntad como dueño, hallóla siempre dócil y sumisa, pronta a sacrificarse por él y a prestarle todos los homenajes, con la humildad del pobre que al quemar ante el ídolo su incienso no espera ni pide otra recompensa que la satisfacción de verlo aceptado.
que había llorado sobre el rosado papel lágrimas de agua de Colonia, que había, en fin, creído, al empuñar la pluma en sus manos lavadas con , tremolar una bandera con un palo de sombrilla por asta y un encaje de Bruselas por lienzo ¡Oooh! Cuando Pedro López posó su turbada planta en el palacio de los marqueses, cuando vio profanadas por groseros pies de sicarios de un poder bastardo y despótico aquellas mullidas alfombras que tantas veces habían hollado en rítmicos movimientos del baile las bellezas más valiosas de la corte, angustia mortal oprimió su corazón, nube de sangre cegó sus ojos, y una palmada de su propia mano vino a herir su frente sin que¡pásmese el lector!notase Pedro López que sonaba a hueco Sonóle a un ¡ay! fatídico, a voz triste, lejana, misteriosa, crepuscular, que murmuraba a lo lejos: ¡El primer paso! ¡El primer paso dado hacia el noventa y tres el primer paso dado hacia el Terror! ¡Oooh! Allí había visto Pedro López sumida en el más profundo desconsuelo, y vistiendo elegante , con falda , de fular de seda y encajes crema a la bella condesa de Albornoz, ideal como la Ofelia de Shakespeare a orillas del lago, digna como la María Stuard de Schiller en el castillo de Fotheringhay, sublime como la princesa Isabel, la hermana de Luis XVI, que llamó la posteridad el ¡Aaaah! Allí había visto Pedro López y estrechado su mano al hidalgo caballero, al pundonoroso marqués de Villamelón, postrado en el lecho del dolor, cual león enfermo, derramando lágrimas de varonil despecho por no poder desenvainar, en defensa de su noble hogar allanado, la gloriosa espada de cien ilustres progenitores ¡Oooh! Y en torno de aquellas dos nobles figuras realzadas aquel día por el infortunio, elevadas por ruin despotismo de un gobierno sobre el gloriosísimo pedestal de la picota de sus iras, Pedro López había visto agruparse, más hermosas mientras más doloridas, y tan elegantes en su sencillo negligé, de mañana como en sus soberbias de otras ocasiones, a las bellísimas duquesas de A.
Recelos, malos modos, despótico trato, reprensiones inmotivadas, correcciones estúpidas, alardes de ciencia que tenían por objeto mantener un crédito cimentado en arena, y, sobre todo, esa desconfianza ofensiva, insultante, que hay en algunos ricos para con el desgraciado que les sirve y gana poco, de quien se teme todo lo malo, y a quien se puede ultrajar impunemente, pues se sabe que el ultrajado tendrá que callar, porque si habla y replica, y rechaza con noble energía la infame sospecha, se quedará sin el mendrugo diariamente ganado a costa de un trabajo penoso.
Lo mismo fue verla Mauricia que echarle los tiempos del modo más despótico.
Manuel se apostó en el camino para ver pasar a la jóven a su regreso, y quién sabe si para seguirla, como de costumbre, pesárale o no le pesara al despótico anciano, pero el pobre no contaba con la remozada carroza de sus abuelos, que cruzó a escape entre nubes de polvo, no dejándole columbrar ni la más leve sombra del dulce objeto de sus ánsias.

© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba