Ejemplos con desacatos
Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.
José Nicolás Enrile, en su obra Paseo histórico-artístico por Cádiz, discrepa sobre este asunto, afirmando que por aquella época, el lienzo de la Virgen del Pópulo, parecía una copia del original y estaba muy mal tratado por los insultos y desacatos de la invasión inglesa.
El castigo originalmente sólo se iba a aplicar a la selección olímpica, pero la intransigencia y desacatos de los directivos mexicanos contra FIFA influyeron para que la sanción se hiciera extensiva a todos los representativos nacionales.
Esta situación y una serie de desacatos por parte de secretarios de Estado a resoluciones de los Tribunales, fue denunciada incluso ante el Congreso de la Unión.
Éste visitó por última vez a Hitler en su búnker con el propósito de despedirse y, en una conversación de una hora, le confesó a Hitler los desacatos cometidos, Hitler sólo guardó silencio ante la confesión de Speer.
En comunión de sentirá frecuentemente, siendo varias veces detenido por desacatos practicados en tal estado.
Ejemplo notable de prudencia, que en vez de agradecérsele, sirvió para que se intentasen y perpetrasen contra él algunos desacatos.
En fin, ¿qué tal hombre será y qué tal educación dará a sus hijos, cuando ha sido preso Gasparito por desacatos al Rey y no sé qué abominables dichos y hechos?.
¡Qué iniquidad! ¡Y no se castigan tales desacatos!.
Nunca hubo soberano fabuloso ni príncipe hereditario más cuidado, más halagado, más defendido contra los roces y desacatos de la realidad.
Quemále un poco la sangre a su majestad esta franqueza democrática con que se le trataba, y llamó a sus consejeros con el fin de que se pusiera un correctivo a tales desacatos.
A este en cierta ocasión tenían preso y condenado a muerte los espartanos, por haber recibido de él mil agravios y desacatos insufribles.
Como el Cuerudo peleaba a la partida en aquel estado de completa embriaguez, siempre salía hachado en varias partes, hachazos que curaba cristianamente de cabeza en el cepo, que era como el Juez de Paz castigaba sus atropellos y desacatos a mano armada a la autoridad, pero al poco tiempo volvía a incurrir en lo mismo.
El marqués de Castelfuerte se disculpaba de este abuso de autoridad, diciendo: «Cometilo para que los maridos aprendan a no permitir a sus mujeres desacatos contra la justicia y los que la administran, pero dudo que aproveche el ejemplo, pues por más que se diga en contrario, los hijos de Adán seremos siempre unos bragazas, y ellas llevarán la voz de mando y harán de nosotros cera y pábilo».
Pedro de Castro y Andrade, conde de Lemos, gran amigo de los jesuitas, quien por ciertas faltillas y desacatos puso preso en el Callao a Pérez de Guzmán, gobernador de Panamá.
Muchos grandes del reino se agregaban a uno de estos partidos según eran inclinados por deudo, amistad o carácter, mientras otros menos ambiciosos o turbulentos se mantenían quietos en sus castillos, y lamentaban en secreto aquellos sangrientos desacatos.
Así es que mientras iban poniéndose en orden los escuadrones que debían seguir al rey don Juan a la próxima campaña, tomaron don Pelayo y don Rodrigo la vuelta del lóbrego edificio, teatro siempre de sus violencias y desacatos, con el deseo de estar presentes a la llegada de Matilde, y tener preparado cuanto juzgasen a propósito para halagarla y recibirla.
