Ejemplos con déspotas

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Hoy me entrego a mi destino lanzándome al suelo de la patria para combatir a los déspotas, autores y factores del bárbaro asesinato de Quinteros.
A dichos gobernantes se les denomina déspotas.
Lautaro Yankas muestra los problemas antes descrito, las situaciones conflictivas en que se enmarcaba la vida de la Frontera, con patrones déspotas, indígenas ladrones, mujeres rebajadas en su condición de tales, comerciantes inescrupulosos, autoridades venales, conflictos permanentes por la pertenencia de la tierra y las cosechas, donde el desprecio, la desconfianza, el oportunismo y el odio es pan de todos los días.
Además, Cartago, su viejo y fervoroso enemigo, tramaba intrigas junto con los déspotas locales.
El hombre era libre y podía escaparse del tirón de los muertos, organizando su vida con arreglo a sus deseos, cortando el lazo de esclavitud que le soldaba a estos déspotas invisibles.
En otros tiempos mandaban como déspotas: esto era indudable.
Dejaba hacer a Celemín, como Dios deja hacer a los déspotas y tiranos, sabiendo que la voluntad y autoridad de ellos son inútiles, y que la providencia, el designio providente del autor, reside dentro de cada uno de los personajes que juegan el drama, a modo de ley fatal o ineluctable norma de acción.
Labarta, después de transcurridos doscientos años, no había llegado a perdonar a Felipe V, déspota francés que reemplazó a los déspotas austriacos.
Una parte de la nación es medio bárbara, pero el resto tiene una mentalidad superior, un espíritu de alta moral que le hace arrostrar peligros y sacrificios por la libertad y la verdad ¿Y Alemania? ¿Quién ha protestado en ella jamás para, defender los derechos humanos? ¿Qué revoluciones se han conocido en Prusia, tierra de grandes déspotas? El fundador del militarismo, Federico Guillermo, cuando se cansaba de dar palizas a su esposa y escupir en los platos de sus hijos, salía a la calle garrote en mano para golpear a los súbditos que no huían a tiempo.
Dio también el sacerdote, el misionero, que con la difusión del cristianismo fue dulcificando las costumbres y suprimió una idolatría que necesitaba de sacrificios humanos ¡Qué regalo tan hermoso para ser cantado por los poetas! ¡La espada y la cruz, el heroísmo y la piedad! Y sin embargo, los pueblos hispanoamericanos dormitan en la época colonial, produciendo lo estrictamente necesario para su mantenimiento, y luego de su independencia dormitan igualmente bajo el pie de valerosos déspotas que reemplazan con una tiranía inmediata y tangible la mansurrona y perezosa de la metrópoli.
La melancolía era el castigo impuesto por la Naturaleza a los déspotas de la decadencia occidental.
-Usted habló de la responsabilidad ministerial, y de la manera de hacerla cumplir, yo de la intervención extranjera, sosteniendo que los españoles nos bastamos y nos sobramos para defender la libertad contra todos los déspotas de la Europa y del Asia.
—Más claro, y en más humilde estilo: Manuel dedicó durante tres años aquellos dos dias de la semana a destronar matones, a reprimir déspotas, a defender a los débiles contra los fuertes, cuando la razon estaba de parte de aquéllos, a sostener el imperio de la Ley, en los casos no justiciables por los encargados de aplicarla, y a corregir todo abuso, toda iniquidad, toda tropelía que trajese indignados a los hombres de bien.
que no era de los más déspotas, aguardaba con triste y filosófica.
Época de transición y de transacción, representaciones cuasi nacionales, déspotas cuasi populares, por todas partes un justo medio, que no es otra cosa que un gran cuasi mal disfrazado.
-Pus pa eso tengo yo cinco azucenas y tos de elástico, como que si hoy las vendo yo es poique como los hijos son unos déspotas pa uno y como a mi Olorcilla, que hoy no está aquí, se le ha puesto entre ceja y ceja el que le merque un mantón de Manila, pos lo que pasa, me voy a desprender por dalle gusto de esas cinco rosas de mayo que son cinco plumas de las alas de mi corazón.
¿Para qué trabaja? Para disculpar con el pretexto legal los errores sociales, para matar con el derecho escrito el derecho natural, para ser respetados y temidos los caprichos de los déspotas, para presentar siempre a los ojos de los hombres la espantable cabeza de medusa en el estrado de la justicia.
Hay hombres y cuéntanse a millones, que sólo os buscan y as quieren para satisfacer en vosotras su necia vanidad, para pasear sobre vuestra delicadeza su orgullo de cobardes y su decantada superioridad, para desquitarse en vosotras, tiernas sensitivas, de las indignidades y bajezas que ellos diariamente tienen para con los déspotas que los oprimen y tratan como bestias aprovechándose de su espíritu pusilánime.
A una voltereta dentro de un centímetro cúbico de legamo, llaman ellos la evolución salvadora, la evolución pacífica necesaria, necesaria para ellos, que están en su elemento, en el medio que los crea y los nutre, pero no para los que buscamos el ambiente puro, claro y saludable que sólo la Revolución podrá hacer al destruir a los déspotas actuales y también, muy esencialmente, las condiciones económico sociales que los han producido y que harían brotar otros nuevos si tuvieramos la insensatez de acabar únicamente los efectos para dejar subsistir las causas, si evolucionáramos como ellos, los pasivos, dando un tumbo en su centímetro cúbico de legamo.
La conciencia de los déspotas, sucia charca, remeda pobremente las turbulencias del océano.
Nuestro batallar es épico, tenemos por armas nuestras cadenas, que romperemos en la frente de los déspotas, no nos cubriremos los pechos: desnudos como están los ofreceremos al golpe de los esbirros.
Timeo refiere que los Siracusanos despidieron ignominiosa y afrentosamente a Filipo, por abominar de su codicia e insaciabilidad durante el mando, y muchos han escrito de las injusticias y tropelías que Fárax el Esparcíata y Calipo el Ateniense pusieron por obra, aspirando a dominar en Sicilia, ¿y qué hombres eran éstos, o cuáles sus hazañas, para tales esperanzas, cuando el uno había adulado a Dionisio ya en decadencia, y Calipo era uno de los extranjeros asalariados por Dión? Mas Timoleón, enviado por general a los Siracusanos que le habían pedido y suplicado, y que no buscaba mando, sino que le era debido el que admitió de los que voluntariamente lo pusieron en sus manos, con la destrucción de déspotas injustos puso término y fin a su generalato y autoridad.
de los déspotas que yerguen sus conflictos.
corte de Madrid pruebas de aprobación, y extensión de poderes para obrar como monarcas y déspotas.
vencedores, déspotas en todos los siglos, se han sepultado bajo los mismos escombros que su furor.
El Virrey había asistido al saqueo de Roma, a la prisión y encarcelamiento del Papa, y a mil otras peripecias de las de aquella época de corrupción en que la persona del Vicario de Jesucristo se mezclaba con todas las inmundas intrigas de la ambición y del latrocinio, comprometiendo el augusto carácter que había recibido de su divino fundador, y arrastrando la tiara por el fango que dejaba la sangre de aquellos combates innobles, en donde no se ventilaban sino los intereses personales de los déspotas, que cual una bandada de buitres devoraba a la iglesia.
Angelical señora es doña Perfecta, ¡qué alma tan pura! ¿Pues y la pobre doña Juana? Anoche nos mareó de lo lindo y hasta nos llamó déspotas porque hemos prohibido a la mujer del portero que le haga el café a ella y a las demás devotas madrugadoras que van a comulgar muy de mañana y quieren desayunarse en seguida.
Se acercaba el día de las grandes propinas, y esto contribuía al mal talante de los bañistas, a darles audacia y tono de déspotas, y también a la paciencia de los criados.
A una interrogación cariñosa de Beramendi sobre el suceso del día, el buen cura don Miguel se expresó con esta ruda sinceridad: «Son tan torpes estos moderados, que ni saben ser déspotas.
Querían París sin rey y el mundo sin déspotas.

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