Ejemplos con crédulas

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Le veía en su memoria, lo mismo que se lo había imaginado en las ilusiones crédulas de su niñez, mandando a los hombres a su voluntad, pudiendo enviar unos a la horca y perdonando a otros, según su capricho, sentado a la mesa de los monarcas y jugando con ellos a la baraja, igual que podía hacerlo él con un amigo en la taberna de San José, tratándose tú por tú, y cuando no estaba en la corte, era señor absoluto en barcos de hierro de los que escupen humo y cañonazos ¿Y su célebre abuelo don Horacio? Pep le había visto pocas veces, y sin embargo, temblaba aún de respeto al recordar su aspecto señorial, su cara grave, limpia de sonrisas, y el gesto imponente con que acompañaba sus bondades.
Es casi una industria, algo preparado escrupulosamente para las gentes del Norte, crédulas y simples.
Tanto a ti, pobre Iglesias, como a ti, Joaquín, almas crédulas, espíritus generosos, os digo que desconfiéis de Aviraneta, que no le ayudéis en sus maquinaciones, que le dejéis solo en la febril inquietud de su conspirar instintivo, genial, por amor al arte, por ley de su naturaleza.
Las personas crédulas y sencillas no ganan para sustos en los días en que se hizo moda hablar de aquel sistema, como de una rara novedad y de un peligro para el arte.
Semejantes razones subyugaban y exaltaban a aquellas gentes crédulas y sencillas, y doblaban su brío, así es que el clamoreo y alharaca ensordecía y atronaba el aire.
Las cigüeñas cuelgan su nido en la veleta de la torre, los vencejos en el ala de los tejados, las golondrinas en los doseles de granito, y el búho y la lechuza escogen para su guarida los altos mechinales, desde donde en las noches tenebrosas asustan a las viejas crédulas y a los atemorizados chiquillos con el resplandor fosfórico de sus ojos redondos y sus silbos extraños y agudos.
Personas piadosas o crédulas hay aún, sin embargo, que la tienen por positivo.
Por cierto que no eran aquéllas tan crédulas como su padre en lo tocante al apego de mi mujer a la familia de su marido.
Persona que de estas cosas sabe me asegura que san Antonio ha sido destronado por san Expedito, que es hogaño el santo á la moda para proveer de marido a niñas crédulas y alborotadas.
El Superintendente le hizo desaparecer sigilosamente por honor del clero y de la Corte, y cuando el tal magistrado dió cuenta de lo por él hecho con el Obispo de Megalópolis al señor rey Don Fernando VII, se rió Su Majestad, bajo el embozo, de los estafados frailes, de las crédulas monjas, del miope inquisidor Verdeja, de su alucinada Corte y de sus sonrojados ministros, a cuya mesa se había sentado el desenmascarado personaje.

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