Ejemplos con covacha

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Vive en el campo, en un rancho de estilo gaucho a la que llama su Covacha.
La Bruja Cachavacha vive en el campo, en un rancho de estilo gaucho al que ella llama mi Covacha.
Una vitrina recoge los ajuares procedentes de la excavación llevada a cabo por el Servicio de Investigación Prehistórica de la Diputación Provincial, en la denominada Covacha Botia como mención a su descubridor.
Otro tipo de tumbas localizado se adscriben a la tipología de enterramientos en covacha, aunque sólo se han podido detectar dos.
La necrópolis se ha localizado en el interior del poblado, siguiendo la norma establecida en la Cultura del Argar, caracterizada por sepulturas en fosa o covacha, que se cierran con losas verticales y mampostería, y excepcionalmente con tablones de madera.
Pero, hundido en aquella penumbrosa covacha, oficina en donde se destilaban y clarificaban los enigmas del pensamiento y de la existencia, de continuo a horcajadas sobre su torno de montar, que era Clavileño y era Pegaso, Belarmino se eximía de la gravitación y esclavitud de la materia, volaba libremente por los espacios fantásticos, se cernía en las esferas uranias, contemplaba el diccionarioes decir, el mundodesde perspectivas tan remotas, que acaso se mareaba y se le ponía la carne de gallina.
Adornaba el fondo de esta covacha un gran mascarón de proa, pintado y dorado, de algún barco antiguo.
Deseosa de emprender su ronda vespertina por las calles alegres de la metrópoli cantonal, se despidió de nosotros hasta la noche, y yo me metí con don Jenaro en la mísera covacha donde escondía su degenerada grandeza.
Ello ha sido que, faltando cortos minutos para la partida del tren, corrí a recoger estos livianos bultos, que olvidados dejó mi señora en la covacha del jefe de la estación, hombre descuidado al par que descortés, por quien a punto estuve de perniquebrarme o de quedarme en tierra.
Por ventura, ¿no tendríais en vuestra covacha algo de comer? Porque con el fresco de la mañana y el paseo me siento un tanto desfallecido.
Cuando ya aclaraba el día, salió Fernando acompañado del dueño de la covacha, hombre obsequioso, alavés fronterizo de Burgos, que hablaba perfectamente el castellano, y mostraba conocimiento práctico de mil cosas diversas.
No se sabía tampoco a dónde diantres había ido a parar el picador, pero Segunda había traspasado la huevería y tenía en la misma Cava un poco más abajo, cerca ya de la escalerilla, una covacha a que daba el nombre de.
Un rayo rojo penetra por el ventanuco de la covacha de los títeres.
Tomando yo por guía de mi anhelante curiosidad la mirada de Chisco, y sin dejar de oír los ladridos de Canelo apenas metido éste en la covacha, pronto le vi retroceder, pero dando cara al enemigo con las cuatro patas muy abiertas, la cabeza levantada y casi tocando el suelo con el vientre.
Por el aire andaban aún los dos oseznos arrojados por Pito desde la embocadura de la covacha, cuando Canelo salió disparado como una flecha y latiendo hacia la entrada de la cueva grande.
Pobres desvalidos, errantes, su rumbo lo marcaba la suerte, su comida era preparada por la casualidad y su alojamiento por las exigencias de la estación: en las noches de estío, la pradera verde y el cielo azul, en las de invierno, la covacha obscura y el haz de ramas secas abrazándose en el fondo de un agujero irregular: contra el sol, la copa de los árboles, contra la lluvia, las salientes rezumosas de los peñascos.
olió largo rato al pie del árbol, introdujo pane del hocico en la covacha, movió de uno a otro lado la cola, y al fin se acostó frente a ella.
Pero, a pesar de la mediana apariencia que tuviese, los dos jóvenes se hubieran dado por muy dichosos con tener una covacha semejante para los tres últimos días.
Vino el cirujano, reconoció la herida, meneó la cabeza murmurando malorum, y tras el cirujano se acercó a la covacha el capellán y oyó en confesión a Mañuco.
Me parecía volver a estar con él, en la covacha de los títeres.
En el muro de la covacha de los títeres, el rayo rojo ilumina el demacrado perfil del adolescente.
Y este fracaso y pérdidas de fuertes sumas en el juego lo arruinaron tan completamente, que murió en una covacha del hospital de San Andrés.
El propietario de la covacha era un alsaciano gordo, llamado Grenuillet.
A excepción de un ausente, que era el oficial de policía, en aquella covacha taciturna todos holgaban con vagancia dulce, con ocios que se paseaban de las novelas de Dumas al reconfortante sueño de las siestas y al amable chismorreo del atardecer.
Otras veces lo inesperado es una señora dándose de ca¬chetadas con su vecina, mientras un coro de mocosos se prende de las po¬lleras de las furias y el zapatero de la mitad de cuadra asoma la cabeza a la puerta de su covacha para no perder el plato.
En el fondo de aquella covacha y envuelto en el nimbo de una luz temblorosa y mortecina, que desprendía un miserable candil de grasa de potro, estaba sentado un hombre joven, vestido de uniforme, con presillas en los hombros y un sombrero de anchas alas en la cabeza.
Corre con ra-pidez hasta el muro del fondo donde se vislumbra una covacha y penetra en ella con gran prisa.
Hallábase en covacha del hospital de Santa Ana una enferma, llegada a tal punto de consunción y flacura, que cuando se pasaba la mano por el enjuto rostro, decía suspirando: «¡Ay, ya esta cara no es la mía!».
La covacha quedó a oscuras, y el pobre huérfano, después de escupir repetidas veces para quitarse de la boca el gusto que le dejó la carne mezclada con una materia inmunda, inclinó su cabeza de bestia y tornó a dormirse sobre el cuero de carnero, entre las pilas de lana y cerda.

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