Ejemplos con contrariedades

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Pero después de una serie de contrariedades, Rodríguez Suárez, no pudo culminar su obra fundadora, porque él y cinco de sus hombres, morían rodeado por los indios cuando salían hacia Valencia para atajar los desmanes del tirano Lópe de Aguirre.
Al desentenderse de las contrariedades de la concepción de culpabilidad entendida como comprensión y autodeterminación, como consecuencia de esto quedaría completa la tarea de un juez al calcular con márgenes hipotéticos la necesidad de una determinada pena conforme al fin preventivo general.
Aunque muchos quieren ver similitudes entre esenios y cristianos, un análisis más detallado demuestra que tienen contrariedades irreconciliables y por lo tanto no se ve como lógico que los esenios hayan conservado textos cristianos entre sus documentos.
Honorabilidad que he hecho para no defraudarla, en medio de muchas y poderosas contrariedades.
Plauto, natural de Sarsina, en Umbría, floreció por la época de la segunda guerra púnica y es uno de los poetas que permaneció más fieles al patriotismo y tuvo una gran penetración psicológica de los sucesos interiores, de las contrariedades, de los disturbios y emociones de la vida romana, tocando los vicios, los defectos de todas las clases.
Seguramente le habría escrito varias veces de esto su amigo Toni Clapés, cuyos negocios marchaban bien, como siempre, aunque acababa de sufrir algunas contrariedades.
No consideró suficiente esta indiscreción, en vista de la serena indiferencia de la maestra, y pocos días después hizo una visita a la escuela, declarando a Dora de pronto todos los deseos, las esperanzas y las contrariedades que formaban lo que él llamaba el mayor amor de mi vida.
Julio la encontraba más hermosa que antes, reconociendo que bien valía su posesión las contrariedades que habían originado su viaje a América.
El marido se encolerizaba con facilidad, haciéndola responsable de todas las contrariedades con que le afligían sus hijos, pero no podía ir sin ella a parte alguna.
Las únicas contrariedades en la existencia de Desnoyers provenían de sus hijos.
Pero estas contrariedades del padre carecían de importancia al ser comparadas con las que le proporcionaba el otro.
Desnoyers rió, efectivamente, del infortunio de su amigo, a pesar de que él también sufría grandes contrariedades, guardadas en secreto.
Temía quedarse a solas con su amigo y que resurgiese su mal humor por las recientes contrariedades.
Esta amistad era indudablemente por reírse, ¿verdad? ¡Un hombre como él exhibiéndose al lado de una pobre madre de familia! Y al experimentar tales contrariedades había visto Nélida con claridad que era Fernando lo que ella deseaba.
Ojeda pensó con cierta inquietud en las complicaciones y contrariedades que iban a alterar su plácida existencia por obra de esta mujer.
Las pequeñas contrariedades parecen obstáculos insuperables: un grito ocasiona un espasmo, la caída de un mueble produce una conmoción dolorosa No se sale ya de casa, las puertas están cerradas día y noche, se anda sigilosamente por los pasillos.
Todas las pequeñas contrariedades que ha ido sufriendo durante diez años vienen ahora a condensarse en una catástrofe grande.
A esa carta pertenece este párrafo: Muy hidalgos corazones he sentido latir en esta tierra, vehementemente pago sus cariños, sus goces, me serán recreo, sus esperanzas plácemes, sus penas, angustias, cuando se tienen los ojos fijos en lo alto, ni zarzas ni guijarros distraen al viajero en su camino: los ideales enérgicos y las consagraciones fervientes no se merman en un ánimo sincero por las contrariedades de la vida.
Pero transcurrieron los días y siguió callando, como si pasada la primera impresión de cólera, sólo le inspirasen desprecio aquellas contrariedades, y no quisiera turbar con nuevas querellas el bienestar animal que encontraba en su casa.
Las contrariedades de la existencia, las leyes y costumbres inventadas por los hombres, ¿qué son ante el instintivo afecto por los seres que han salido de nosotros y perpetúan la variedad infinita de nuestras habitudes y pensamientos? Aborrezco a los miserables que, por no turbar la paz burguesa del matrimonio, abandonan los hijos que tuvieron fuera de su casa.
En la barraca quedaba la pobre muchacha ocultándose en su para gemir, haciendo esfuerzos por no mostrar su dolor ante la madre, que, irritada por tantas contrariedades, se mostraba intratable, y ante el padre, que hablaba de hacerla pedazos si volvía a tener novio y daba que hablar con ello a los enemigos del contorno.
A la luz de un candelabro de color que ardía en uno de los extremos de la chimenea, devoraba Jacobo los periódicos españoles que relataban el nuevo cambio político acaecido en España y los franceses que lo comentaban haciendo pronósticos y formulando juicios, Frecuentes exclamaciones y aun palabras groseras que se escapaban de sus labios revelaban en él esa sorda cólera que despiertan en el ánimo violento las grandes contrariedades.
Me sentí fuerte y vigoroso para luchar contra todo, para salir vencedor de las mil contrariedades de la vida.
Doblegóse, pues, deseosa de evitar contrariedades, y su primer acto de sumisión fue ir a misa el domingo siguiente.
Paz, en apariencia frívola, a semejanza de todo el que no ha sufrido, pero muy lista, se persuadió pronto de que amaba, porque su pensamiento, lejos de amedrentarse ante las contrariedades que podía el amor ocasionarla, se fijó exclusivamente en el dolor del hombre a quien quería.
¿No hemos repetido ambos hasta la saciedad que debíamos sernos leales? Pues no merece perdón que por desconocer mi cariño me hayas ocultado las contrariedades que te ocasiona tu hermano.
Ya imaginaba que iba haciéndose llevadero su infortunio, y tal vez no fuese necesario recurrir al extremo de trasladar a don José a casa de Engracia, cuando simultáneamente se le echaron encima dos contrariedades de tal magnitud, que cada una por sí sola era bastante a precipitar aquella resolución.
Si no iba, se ofendería quizás su padrino, y yendo, podían sobrevenirle contrariedades mayores, incluso la de arrepentirse del viaje y aplazarlo No había más remedio que ir.
Por muy dichosa que fuese la señorita aquí en el mundo, vamos a ver, ¿cuánto tiempo y de qué manera podría serlo? Aunque su marido la estimase como merece, y la pusiese sobre las niñas de sus ojos, ¿se libraría por eso de contrariedades, enfermedades, vejez y muerte? Y cuando llega la hora de la muerte, ¿qué importa ni de qué sirve haber pasado un poco más alegre y tranquila esta vidilla perecedera y despreciable?.
Esto no es obra del ministro, esta y otras contrariedades que experimento son resultado de un plan de venganza, de un cálculo desconocido, de una enemistad irreconciliable, y este plan, este cálculo, esta enemistad, no lo dude Vd.

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