Ejemplos con conflicto

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Cuando los payeses tenían agravios con los nobles y bajaban los foráneos en bandas armadas contra los ciudadanos de Palma, el conflicto se resolvía asaltando unos y otros el barrio de los , matando a los que no huían y robando sus tiendas.
De donde resulta el que haga moverse a sus personajes como máquinas o como víctimas fatales de dolencias hereditarias y de crisis nerviosas, con lo cual, además de decapitarse al ser humano, se aniquila todo el interés dramático de la novela, que sólo puede resultar del conflicto de dos voluntades libres o de la lucha entre la libertad y la pasión.
Y si esta energía no se desenvuelve en el vacío de la contemplación, ni se apaga estéril en el campo de las ideas y del pensamiento puro, región helada y poco accesible a la mayoría de los humanos, sino que lucha a brazo partido con las fuerzas tiránicas de la naturaleza física o con otras voluntades personales tan imperiosas y tan férreas como la del héroe mismo, la emoción llega a lo trágico, y en medio del conflicto se disfruta el espectáculo más digno de la consideración humana, el que más eleva y ennoblece el espíritu, el de un poder racional y consciente en el pleno uso y ejercicio de su soberanía, que se reconoce y afirma más a sí propia cuando más braman en torno suyo las tempestades y más amenazan vencerla y sumergirla.
Y lo peor de todo era que sólo faltaban tres días para dar principio a la elección, y en tan corto plazo no podía conjurarse el conflicto, aunque don Simón echara la casa por la ventana.
¿No podríamos meter a la chica en un convento? ¡Qué solución tan santa daríamos al conflicto! En tu mano está, Facundo, un gran beneficio o un gran daño.
En cinco minutos resolvería ella el conflicto mundial.
Guillermo II, temiendo que la intervención de las potencias solucionase el conflicto entre el zar y el emperador de Austria, forzaba el curso de los acontecimientos declarando la guerra a Rusia.
Austria declaraba la guerra a Servia, mientras los diplomáticos de las grandes potencias seguían trabajando por evitar el conflicto.
Entoncespreguntó Desnoyers, ¿para qué tantas entrevistas diplomáticas? ¿Por qué interviene el gobierno alemán, aunque sea con tibieza, en el conflicto entre Austria y Servia? ¿No sería mejor declarar la guerra francamente?.
Desnoyers, firme y sobrio en palabras, dió un desenlace al conflicto.
¡Tantas veces habían hablado de una guerra inmediata, solucionándose el conflicto en el último instante! Además, él no quería que hubiese guerra, porque la guerra trastornaba sus planes de vida futura, y el hombre acepta como lógico y razonable todo lo que conviene a su egoísmo, colocándolo por encima de la realidad.
El hermano cura nos convenció para siempre de que los hombres no tenemos derecho de privar de la vida a ninguno de nuestros semejantes, de manera que si la ley manda ajusticiar a alguno de sus delitos, que ella lo haga, pero fuera de nuestro pueblo: aquí hemos de procurar que nunca se haga tal cosa, porque el pueblo se mancharía, y para no vernos en esa vergüenza y en ese conflicto, lo que tenemos que hacer es ser honrados siempre.
Cuando se recuerdan los días preliminares del conflicto, se comprende que todo el que pensara, ya exaltado por la pasión patriótica o sin esa exaltación y contemplando el espectáculo desde fuera, en que Cuba iba a luchar contra España, en que una revolución no bien organizada iba a lanzar el guante a un Estado organizado y con recursos, no podría nunca concebir que los revolucionarios aspiraran a un éxito militar decisivo y rápido.
Eran ya las once, y estaba citado a las once y cuarto con el cardenal arzobispo de Toledo: tratábase de un atentado de la canalla gubernamental republicana contra la Iglesia y deseaba él representar en aquel conflicto el papel de Constantino.
La Delfina la había ofendido y ultrajado, cuando ella no hacía más que contarle a la santa sus penas y el conflicto en que estaba.
Yo pensé que habría venido aquí, y corrí desolada ¿Dónde demonios estará? Ballester, por Dios, averígüelo usted y sáqueme de este conflicto.
El ganso de Nicolás fue quien lo echó a perder tomándolo por lo religioso Si al menos se llegara a mí y me dijera: tía, yo me veo en este conflicto, yo he faltado o voy a faltar, o puede que falte si no me atajan.
Su imaginación agrandaba a veces el conflicto haciéndolo tan hermosamente terrible como una escena de Shakespeare, otras lo reducía a proporciones menudas.
Lo mejor será que no trabaje más aquí, cualquier día nos mete en un conflicto Pero siéntese usted.
El recuerdo de su difunto, que siempre se avivaba en la mente de doña Lupe cuando se veía en algún conflicto, la enterneció.
Su orgullo no le permitía desprestigiar la casa, poniéndoles un artesón de bazofia para que se hartaran, y afrontando despechada el conflicto, decía para su sayo cosas que habrían hecho saltar a toda la curia eclesiástica.
Felizmente, Maxi estaba tan sin gana, que apenas probó bocado, doña Lupe se declaró también inapetente, y de este modo se fue resolviendo el problema y no hubo conflicto que lamentar.
¡Tremendo conflicto! Pero regocíjense el cielo y los hombres, pues venció el espíritu de luz.
En tal situacion, y cuando el público comenzaba ya a mostrar impaciencia porque no surgia ningun conflicto de que asustarse, Manuel se volvió tranquilamente hácia la comision que presidia la Rifa, y, con voz clara y entera, que alteró todos los corazones, dijo, señalando a Soledad:.
Un buen hombre, el viejo buñolero de la Plaza, tuvo entónces una idea muy feliz, nacida de su deseo de conjurar el inminente conflicto, llamando hácia otro lado la atencion de Manuel y de los espectadores:.
—Indudablemente, la idea de este maravilloso cambio llenaba en su morisca imaginacion, ganosa de emociones extraordinarias, el vacío resultante del pacífico término de un conflicto tan dramático y descomunal como el hecho tablas por la caridad de D.
—Podemos, pues, asegurar que, empezando por el Palacio del señor Obispo y concluyendo por la última cueva de gitanos, todo el mundo se acostó y durmió aquella noche pensando en nuestro héroe, en la dramática historia de su juventud, en su amor a Soledad, en las amenazas que profirió al marcharse y en el conflicto que de seguro iba a ocasionar su vuelta.
Donde quiera que habia riña o tumulto y él se presentaba, era juez y árbitro del conflicto.
¡Conflicto grave! Pero ¿qué hago yo en vista de esto? ¡Ay! no lo sabes tú bien.
Con la muerte del esposo de Perfecta se acabaron los sustos en la familia, pero empezó el gran conflicto.

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