Ejemplos con cogullas

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

¿No crees tú, Lucila, que este , como dicen los guasones, viene a trasquilar al Militarismo, para que le crezca la lana a los cogullas? Esto es bien claro: se quiere arrumbar a la Tropa para que suba y medre el cleriguicio.
Mientras Lucila se abismaba en tenebrosas inquietudes, el Capitán veía risueños espacios, azules como sus ojos. Hasta muy tarde estuvo desvelado, sin hablar más que de política, haciendo un formidable pisto en su cabeza con las ideas propias y las que de su lectura de periódicos había sacado en aquellos días. «¿No crees tú, Lucila, que este Honrado concejo de la Mesta, como dicen los guasones, viene a trasquilar al Militarismo, para que le crezca la lana a los cogullas? Esto es bien claro: se quiere arrumbar a la Tropa para que suba y medre el cleriguicio... Combatir el Militarismo significa quitarle la espada a la Nación para que no pueda defenderse. ¡El Militarismo! Así llaman a nuestro imperio, a la fuerza legítima que hemos adquirido construyendo la España civilizada sobre las ruinas de la retrógrada. Desde aquí veo yo la gran conspiración militar que se está fraguando en Madrid y en provincias para volver las cosas a su estado natural: las armas arriba, los bonetes abajo. Y cuanto más pienso en esto, más me inclino a relacionarlo con el misterio de las personas desconocidas que miran por mí. Tu idea de que me protegen monjas o damas de Palacio es un desvarío de mujer, que no penetra en el fondo de las cosas. Alma mía, aquí no hay mujerío ni monjío, el socorro y las esperanzas de libertad nos vienen de mis compañeros de armas agazapados en las logias. En la casa de Tepa estuvo y está siempre, aunque otra cosa piense y diga la policía, el centro de la eterna revindicación, aquel fuego nunca se apaga, de allí ha salido la voz que me dice: 'Gracián, no desmayes, tus martirios tocan a su fin. Por ti velamos los leales, no está lejos la hora del triunfo...'. Y no me contradigas, Cigüela del alma, trayéndome otra vez a colación tu resobada leyenda de la monja y la dama. ¿Sabes tú, pobrecilla, las ramificaciones que por una y otra parte de la sociedad tiene nuestra comunidad masónica? ¿Quién te ha dicho que no enlazamos nuestros hilos con hilos muy finos de conventos y palacios? ¿De dónde sacas que el señorío y el monjío no se dejan también camelar por los caballeros Hijos de la Viuda? ¡Tonta, más que tonta! ¿Y cuándo ha sido un disparate, como crees tú, que la misma policía nos pertenezca? ¿Qué han de hacer esos pobres esbirros, sabiendo que ya rondan la casa de Tepa todos los Generales residentes en Madrid, O'Donnell, Lersundi, el mismo Figueras, y que D. Ramón Narváez dirige los trabajos desde París, donde Luis Napoleón le trata a cuerpo de Rey?... ¿Dices que esto es ilusión, locura? ¿Crees que aún tengo la cabeza débil?
mudos, en sus cogullas sigilosas y austeras,.
Los hipócritas pasan con caras pintadas y cogullas de plomo dorado.

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