Ejemplos con claror

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Y la imagen apuesta de Fernando flotó un segundo, al claror de la luna, delante de los viajeros, sonreidora y liviana, como una tentación.
Estaba vestido de paisano, revuelta la pelambre, que, embebiendo el claror, le hacía halo en torno a la cabeza.
La luz pone vivo claror en los resaltos, las hondonadas quedan en la penumbra, un haz de rayos que resbala por una cima hiende los aires en franja luminosa, corre en diagonal por un terrero, llega a esclarecer un bosquecillo.
El pico de Cabreras se tinta en rosa, la cordillera del fondo toma una suave entonación violeta, el castillo de Sax refulge áureo, blanquea la laguna, las viñas, en la claror difusa, se tiñen de un morado tenue.
Están entornadas las maderas, en la suave penumbra, la luz que se cuela por la persiana marca en el techo unas vivas listas de claror blanca.
En el balcón luce, imperceptible, opaca, tenue, una ancha faja de la claror del alba.
Y los grandes focos, orlando las líneas de los desnudos árboles, arrojan una pálida claror, difusa, matizada, turbia.
Ocupan la pared de la derecha ventanas y espacios intermedios entre ellas: en la del fondo hay en la parte superior dos grandes cuadros, bajo ellos el espejo donde se ven reflejados los bustos de doña Mariana y Felipe IV: y en último término se abre una puerta de cuarterones fuertemente iluminada por la luz de otra estancia, destacando sobre el intenso claror del hueco, la figura del aposentador de la Reina, con la mano puesta sobre una cortina.
Al creciente claror del día su figura comienza a dibujarse.
Cuando llamaron a su puerta maltrechos, hambrientos y rendidos, les admitió a condición de que, para no comprometerla, saldrían de su casa con el primer claror del día, así que, al rayar el alba, ellos, sin esperar a que les llamase, se levantaron del montón de hojas de maíz que les sirvió de cama y con rudo lenguaje dieron gracias a su compasivo huésped, que les despidió diciendo:.
Amanecía: el sol, como amante presuroso, arrancaba a la tierra su túnica de nieblas, y de entre las sombras rasgadas por el claror del día iban surgiendo las formas de las cosas.
Sólo tres obras de arte adornaban la estancia: una admirable copia del de Velázquez, otra de la de Tiziano, y ante uno de los balcones, destacando sobre el claror del hueco, una escultura fiel reproducción del de Alonso Cano.
el Imperio de la Virtud, fue fugitivo, como un claror de alba,.
que muestra un hosco y vítreo claror de duelo,.
La mancha negra de los cipreses inmóviles, que orillan la salida del camposanto, contrastaba con el claror lechoso del cielo en el cenit.
Una bruma ligera suavizaba los contornos de las cosas y el claror rubicundo que fluía del cielo, de un cielo nostálgico, penetraba en la verdura como reflejos sutiles.
No pasaba de un claror violáceo.
La noche era bellísima, noche romántica de luna, y bajo la pálida claror del satélite los boscajes sombríos parecían animarse con estremecimientos de vida, que les poblaban de armonías.
En lo alto colgaba la lámpara argentada de la luna, dejando caer su luz blanca en la calle, que tortuosa, en cuesta, con sus casas de desigual nivel, tenía, bañada en la plateada claror del satélite, el prestigio de una evocación medioeval.
Las canoas que los indios dejaron amarradas a la boca del canal se mecían silenciosas como grandes hojas caídas de los árboles de la orilla, los cuales, por el contraste del claror de la luna con las sombras de la selva y con su propia imagen hundida en los cristales del río, aparecían doblemente gigantescos.
El sol había asomado espléndido y hacía tender las espesas sombras de los árboles sobre el río hasta tocar la margen opuesta, por manera que sólo al Occidente reverberaban las ondas de trecho en trecho con vivísimo claror, como pedazos de espejo roto adheridos a una moldura de esmeralda.
¡Las rosas de Bagdad, alimentadas con claror de luna y rocío, me embriagan el alma cuando sonríen, pero tus labios desnudos.
—sordina gris al férreo claror del campamento—,.
Veía un claror de luna, argéntico y lácteo, sobre la nieve que cubría una llanura y una aldea al parecer dormida.
sino al claror de antorchas funerales.
Pero como mi pobre saber no baste a mas de roer sus secas cortezas de los dichos de aquellos, que por claror de sus ingenios merescieron ser aprouados, con lo poco que de allí alcançare, satisfaré al propósito deste perbreue prólogo.

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