Ejemplos con citaban

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

En la Antigua Grecia, se denominaba así a los murales expuestos en los palacios de los aristócratas Griegos, compuestos de perfiles de personajes importantes de la época, y en donde se citaban frases o proclamas en su honor, tanto de autoría propia como ajena.
Los anabaptistas citaban a Ecolampadio para justificar sus puntos de vista, pero en una disputa con ellos, éste se alejó de la mayoría de las posiciones de aquéllos.
En el siglo XVIII, se citaban, en el Catastro de Ensenada, cultivos de centeno, trigo, cebada, garbanzos, herrén y árboles frutales.
En la nota se citaban textos religiosos del Corán que son habituales cuando se trata de justificar actos de violencia contra presuntos adversarios del Islam, lo que según estos informes demostraba militancia islámica y conocimientos del autor del comunicado.
El doctor Horowitz no fue el único en concluir que el contagio había sido deliberado, los periodistas citaban fuentes reputadas diciendo que fue un crimen.
A toda hora y en cualquier momento se citaban obras literarias, poemas, canciones o bien se organizaba improvisado concurso de dibujo, canto, baile, etc.
En la biografía del político egipcio escrita por Anthony Nutting se citaban algunos factores que habrían contribuido a tal decisión.
Los investigadores citaban datos moleculares, sosteniendo que esta especie es un ejemplo extremo de pedomorfosis floral.
Las plantas de China y de Corea antiguamente se citaban como Buxus microphylla var.
Los pájaros se citaban al mediodía para recoger las migajas de su mesa, y con el alba, los niños llegaban en bandas bulliciosas al pie del lecho donde dormía el rey de barba de plata y le anunciaban la presencia del sol.
¡Buen trasteo les dimos! Yo, aunque me citaban sus mercedes sobre corto y sobre largo y a la derecha y a la izquierda, no quise embestir a la palabra y me callé como un cabestro.
Antes los galanes, cuando no podían comunicarse con sus amadas, las citaban en las iglesias, donde la religiosa oscuridad protegía el trasiego de las cartitas, el apretón de manos u otro desahogo de peor especie, mientras los padres embobados contemplaban las llamaradas del cuadro de Ánimas del Purgatorio.
Pero le citaban a las ocho.
Publicábase a gritos la mercancía, a gritos se regateaba, y a gritos se la ofrecían más barata desde otro puesto al comprador indeciso, a gritos se pedía paso donde, contra toda ley, no le había, a gritos se quejaba quien no podía apartarse a un lado por falta de terreno para moverse, a gritos se saludaban las gentes y a gritos se citaban y a gritos se entendían, el ferretero tocaba con el martillo una palillera sin fin sobre la mayor de sus sartenes, cacareaban los gallos, gemían los cabritos amontonados, gruñían los cerdos que pasaban, a rempujones, del mercado de los de su especie desdichada, resonaban las panderetas probadas por mozas de buena mano, y los dalles heridos contra las piedras, roznaba el paciente burro del pasiego, atado a un pilar de los soportales, libres sus lomos por entonces de la carga que su dueño publicaba a voces un poco más allá, sonaban las campanillas de un puesto de ellas, sacudidas una a una por el aldeano que buscaba un par bien acordado, cuando no zarandeaba con toda su fuerza un collar cargado de esquilones.
Lo que necesita una mujer para presumir de hermosa es realizar un tipo, y Rosario lo realizaba: aunque no nacida en España, ni de españoles, la citaban en París coma cifra y compendio del hechizo especial de la raza hispana en el Mediodía.
Sobretodo abundaban los sitios de pública reunión, donde se citaban los ricos propietarios de minas, y donde se solía disfrutar con el espectáculo de bailes nacionales de la época, en recuerdo de la patria lejana.

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