Ejemplos con charretera

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Es más, vencido por la lealtad de los Monteros, les concedió el derecho de que llevasen sus armas en la charretera, que desde entonces lucieron en el hombro del uniforme.
El señor Marqués le conoce bien: es feo, con bigote de charretera, y ojos de carnero moribundo.
Pero dime, ¿dónde has ganado esa charretera? ¿Creerás que yo no soy nada? Digo mal porque dentro de la plaza me hicieron al modo de sargento y a estas horas nadie me ha reconocido mi grado.
—Las bibliotecas reunidas con mil afanes por el hombre estudioso, los libros con dedicatoria, los retratos de familia, los muebles consagrados por el uso, el medallón que ya fué tumba, el abanico que agitó la virgen, el reclinatorio en que rezó la desposada la noche de novios, el bastón de alcalde, tan respetado y temido en tal o cual alboroto, la charretera que saludaron tantos soldados, el sable que acometió tan altas empresas, el sofá que oyó una conversación de amores, el tintero con que se escribió una grande obra, el caballete en que estuvo colgado un renombrado lienzo, el anillo nupcial, lo que legó un moribundo a un vivo, lo que un vivo dedicó a un muerto, la pistola que empleó el suicida, lo querido, lo venerado, lo íntimo, lo consuetudinario, lo familiar, lo que se regó con llanto, lo que se tiñó con sangre, lo que calentó nuestro cuerpo, lo que se empapó con el sudor de nuestra frente, nuestro pasado, nuestra historia, nuestro ser,.
-Era el mejor maestro de Madrid antes de meterse a patriota -dijo un jovenzuelo, con charretera de teniente-.
-¿Desafío? -dijo uno que tenía la charretera de sargento-.
Ea, muchachos, arrancadle esa charretera que lleva en el hombro.
La canalla que rodeaba al pobre guerrillero destituido no esperó segunda orden para arrancarle la charretera.
Cuando vio que un cañón enemigo había quedado sin gente, el comandante gritó: ¡Una charretera al que clave aquel cañón! y Pepillo Ruiz echa a andar como quien se pasea por un jardín entre mariposas y flores de Mayo, sólo que aquí las mariposas eran balas, y las flores bombas.
-Mire usted -dijo otro-, mi tío es general, y ya tengo una charretera a los quince años, otra vendrá con el tiempo, y algo más, sin necesidad de quemarme las cejas, para llevar el chafarote al lado y lucir la casaca no se necesita mucha ciencia.
Sus padres, que ven por fin decididamente que no hay forma de hacerle abogado, le hacen meritorio, pero como no asiste a la oficina, como bosqueja en ella las caricaturas de los jefes, porque tiene el instinto del dibujo, se muda de bisiesto y se trata de hacerlo militar, en cuanto está declarado irremisiblemente mala cabeza se le busca una charretera, y, si se encuentra, ya es un hombre hecho.
Con ademán lento y triste se arrancó la charretera y la capona, insignias de su grado.
-¡Oh!, ¡Dios mío! -exclamó Morrel-, no me engaño, ese joven que saluda con el sombrero, ese joven de uniforme, con una charretera de subteniente, ¡es Alberto de Morcef!.
Anda, anda, y allí va un cochero montado en el caballo de la derecha, con su gorrete azul y charretera.

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