Ejemplos con causticidad

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Se le compara frecuentemente con William Faulkner y ocasionalmente con Herman Melville, aunque por la importancia del viaje y del río en su obra también se le podría emparentar con Mark Twain, y por la causticidad y precisión de su prosa con Jim Thompson.
Irrazábal con la causticidad que le caracterizaba, felicitó a Estigarribia diciéndole: Siga Usted, ascendiendo, general, que nosotros continuaremos en nuestros puestos de combate para que usted siga agregando estrellas sobre sus hombros.
Pasando insensiblemente de la desolación al escarnio, de la parodia a la invectiva, de la injuria a la ternura, el autor deja libre cauce a su causticidad devastadora en una última y genial requisitoria contra el papa Juan Pablo II a lo largo de todo el libro.
Empezó entonces un período de cohabitación con las dos amantes, Luis XIV deseaba que Luisa se quedara a su lado, aunque sólo se vieran de tarde en tarde, y Luisa, con la esperanza de reconquistar el corazón del rey al que no había dejado de amar, soportó todas las humillaciones a las que la sometió la nueva favorita, bien conocida por su mordacidad y causticidad.
Pasando insensiblemente de la emotion al escarnio, de la parodia a la invectiva, de la injuria a la ternura, el maestro deja libre cauce a su causticidad devastadora en una última y genial requisitoria contra la decadencia de nuestro mundo.
En torno de él, unos veinticinco segadores españoles formaban corro sentados en el suelo, y los últimos fulgores de la hoguera se reflejaban en sus rostros barnizados por la causticidad del sol.
Habla hasta con familiaridad, se ríe, también se permite algunas gentilezas galantes con las damas, y a veces bromea con cierta causticidad muy fina, propia de los italianos.
Quédese en buen hora para adornar las tablas del estante del estudioso, pero en el siglo de la buena educación, de miramientos sociales, de mutuas consideraciones que alcanzamos, necesita más que nunca la sátira del apoyo de la verdad y de la utilidad, concedámosle causticidad, si se quiere, cuando le sea más fácil enseñarnos una verdad útil, poniendo en ridículo el error, pero si las personas no son nada para la sociedad, si sólo sus acciones públicas, si sólo sus sistemas y sus yerros políticos pueden rozarse con el interés general, quitémosle a la sátira toda alusión privada, arrebatémosle la ponzoña que la degrada y la vuelve venenosa, y la única posibilidad que ella tiene de ser más perjudicial que provechosa.
En torno de él, unos veinticinco segadores españoles formaban corro sentados en el suelo, y los últimos fulgores de la hoguera se reflejaban en sus rostros barnizados por la causticidad del sol.
-Nada más natural, respondió ella apelando a su habitual causticidad y sin despojarse en cierto modo de aquel viso irónico tan pronunciado, es justo satisfacer vuestro deseo, que es por demás legítimo, y si al principio hubieseis formulado en tal sentido vuestras palabras, seguramente pudiéramos haber aprovechado mejor el tiempo: ¿qué queréis? la contradicción nace con nosotros mismos y se convierte en fantasma que no puede el hombre, desde que viene al mundo hasta que le deja, desviar de su tránsito, que le disputa con una tenacidad cruel.

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