Ejemplos con casó

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Me parece que aún la estoy viendo el día que se casó, con su mantilla de casco fué el mismo año y el mismo día que vino la reina ¡Qué cosas tiene el mundo! ¡Ayudé a coserle el vestido de novia, y ahora tócame hilvanarle la mortaja!.
¿Se casó con el cadete o está con tigo?.
Me ha llamado necia y disparatada porque me pesaba de que no me amase de amor cuando se casó conmigo, porque le dije que ha profanado y envilecido mi amor haciéndomele sentir sin él sentirle.
La condesa se casó casi niña, excitada a ello por su madre, y sin comprender toda la trascendencia de aquel paso.
Ella nos casó, ella nos protegió, y ella nos dio los medios conducentes para llegar al punto de bienestar y prosperidad a que hemos llegado.
¿Quién sabe los extraños y tristes pensamientos que atormentaban a doña Luz, cuando entró en el cuarto donde el padre estaba en cama, en el cuarto mismo que ella había ocupado hasta que se casó y donde había dormido durante más de doce años?.
Enrique se había venido a vivir en casa de su tío la víspera de la boda, dejando libre la casa de doña Luz, donde ésta se fue a vivir con su marido en cuanto se casó.
En comprobación de esto se cuenta de cierto novio antequerano, que al fin tuvo que casarse a los ocho años de ser novio, y que, no bien se casó, se mostraba afligidísimo por no saber qué hacer de su tiempo.
Jaime Pimentel desde que estuve en Madrid con mi pobre sobrina María y con aquel estrafalario de doctor Faustino, con quien ella se casó.
¡Ten calma! ¡Eres un muchacho sin experiencia! Déjate de melancolías y de novelas, abomina de Lamartine y de Zorrilla, y recuerda que tu poeta favorito fué rico porque se casó con una inglesa millonaria.
Gabriela casó con Ernesto, y es madre de dos niños tan hermosos como ella.
Mi generoso rival cayó en la red, y se casó con Teresa.
Se casó, creyendo que un hombre grave, que tan enamorado se mostraba, no podía serle infiel, y sin embargo, ya tenía ella que contar de los últimos años de matrimonio.
Guillermina no tuvo paciencia para esperar más la respuesta, y acalorándose expresó lo que sigue: ¿Pero usted no sabe que esa señora es mujer legítima mujer legítima de aquel caballero? ¿Usted no sabe que Dios les casó y su unión es sagrada? ¿No sabe que es pecado, y pecado horrible, desear el hombre ajeno, y que la esposa ofendida tiene derecho a ponerle a usted las peras al cuarto, mientras que usted, con dos adulterios nada menos sobre su conciencia, la ofende con sólo mirarla? Pero vamos a ver, ¿usted qué se ha llegado a figurar, que estamos aquí entre salvajes y que cada cual puede hacer lo que le da la gana, y que no hay ley, ni religión, ni nada? Pues estaríamos lucidos con esas ideítas, sí señor No extrañe usted que me enfade un poco, y dispense.
Dos años después del casamiento de su hermana con Santa Cruz, casó Gumersindo con Isabel Cordero, hija de D.
Mi Jacinta nació cuando se casó la Reina, con pocos días de diferencia.
La primera chica que se casó fue la segunda, llamada Candelaria, y en honor de la verdad, no fue muy lucido aquel matrimonio.
Este tal le sorbió los sesos a una pobre mujer, viuda de un platero y se casó con ella.
Pero, lo que yo digo, ¿por qué no se casó conmigo?.
Dice usted que se casó sin saber lo que hacía Explicación escurridiza.
Bendita sea mi madrecita que me casó contigo.
Casó con Samaniego, hombre de bien y muy entendido en Farmacia, pero que no supo hacerse rico.
Cuando se casó, hízole proposiciones don Baldomero para que tomase algunos miles y negociara con ellos, ya jugando a la Bolsa, ya en otra especulación cualquiera.
Un hermano de este casó con la hija de la viuda de Aparisi, dueño de la camisería en que fue dependiente Pepe Samaniego.
La hija mayor de Gumersindo Arnaiz se casó con Ramón Villuendas, ya viudo con dos hijos, célebre cambiante de la calle de Toledo, la casa de Madrid que más trabaja en el negocio de moneda.
Su hijo, que después fue marqués de Casa-Muñoz, casó con la hija de Albert, el que daba la cara en las contratas de paños y lienzos con el Gobierno.
Pascual Muñoz, dueño de un acreditadísimo establecimiento de hierros en la calle de Tintoreros, progresista de inmenso prestigio en los barrios del Sur, verdadera potencia electoral y política en Madrid, casó con una Moreno de no sé qué rama, emparentada con Mendizábal y con Bonilla, de Cádiz.
Una joven perteneciente a los Morenos ricos casó con un Pacheco, aristócrata segundón, hermano del duque de Gravelinas, y de esta unión vino Guillermina Pacheco a quien conoceremos luego.
Se casó con un farmacéutico de la interminable familia de los Samaniegos, que también tienen su puesto aquí.
El hijo único de Bonilla casó con una Trujillo.

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