Ejemplos con caprichosos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Se renovó es un estilo gustaviano tardío pero carecía de la mayoría de los aspectos caprichosos de ese estilo, que fueron remplazados por unos más serios y románticos, creando el nuevo estilo Imperio de Carlos XIII.
Los discos registrados acústicamente con respuestas de frecuencia de picos caprichosos fueron reemplazados con discos grabados eléctricamente.
Como los habitantes de la fortaleza flotante, los hombres de Blanibarbi son distraídos y caprichosos, y tienen en alta estima la ciencia, la astronomía, la música y la matemática, aunque nunca en el grado que se da en la ciudad capital.
En los arcos de la entrada, el escultor local Adamino da San Giorgio talló decoración con animales caprichosos y monstruosos.
En dicha torre puede observarse todavía una hermosa ventana de tipo bizantino, exornada con delgados pilares y caprichosos capiteles, sobre los que se sostiene y descansa el medio punto.
En otras series casi simultáneas, continúa el empleo del negro como campo de color a un tiempo generador y provocador, mientras que en la serie África y en La visita de Ulrich incorpora elementos informales y caprichosos en contrapunto con el rigor general de la obra.
La experiencia de las escuelas democráticas modelo Sudbury muestra que una escuela que tiene leyes buenas y claras, promulgadas en forma justa y democrática por toda la comunidad de la escuela, y un buen sistema judicial para implementar esas leyes, será una escuela en la cual rige la disciplina comunitaria, y en la cual puede desarrollarse un concepto de ley y orden cada vez más sofisticado, comparado con otras escuelas hoy en día, en donde las reglas son arbitrarias, la autoridad es absoluta, los castigos son caprichosos, y los procesos apropiados de ley son desconocidos.
¡Polvo y papel viejo que había que sacudir para que no lo devorasen las polillas! ¡Bárbaras cartas de navegación, con erróneos y caprichosos perfiles, que habían servido a los Febrer en sus primeras travesías comerciales! Por todo esto apenas sí le darían con que comer unos días, y sin embargo, la familia había peleado durante siglos para hacerse digna de tal depósito y aumentarlo.
Las paredes, encaladas, con caprichosos arabescos verdinosos, de la humedad.
Vio Lucía sin disgusto al cortés y afable Miranda, y reparó con pueril curiosidad el aseo de su persona, su calzado pulcro, sus níveos cuellos, los caprichosos dijes de su reloj y corbata: que toda mujer, compréndalo o no, se paga de exterioridades y menudencias por este estilo.
La noche era digna del día: en el cielo de aterciopelado azul centelleaban claras y vivas las estrellas, el gas de las innumerables tiendas con que Bayona explota la vanidad de los españoles pudientes y trashumantes, ponía a las obscuras manzanas de casas un collar de luz, y en los escaparates se lucían, con todos los tonos de la escala cromática, telas ricas, porcelanas y bronces caprichosos, opulentas joyas.
A veces se aparecían también, a guisa de sorprendentes cometas, las ricas cubanas de Amézaga, con sus sombreros extraordinarios, sus sombrillas monumentales y sus atavíos caprichosos, destilados siempre a la quinta esencia de la moda.
En las grandes canastillas, que se destacaban sobre el fondo de césped, las pálidas eglantinas, a la menor brisa otoñal, soltaban sus frágiles pétalos, las verbenas se arrastraban lánguidas, como cansadas de vivir, descomponiendo con sus caprichosos tallos la forma oval del macizo, los ageratos se erguían, todos llovidos de estrellas azules y los peregrinos colios lucían sus exóticos matices, sus coloraciones metálicas y sus hojas atigradas, semejantes a escamas de reptil, ya blancas con manchas negras, ya verdes con vetas carne, ya amaranto obscuro cebradas de rosa cobrizo.
Y a la verdad, ¿quién osará disputarle la supremacía, así como ninguna obra puede competir con su , valiente y atrevida, y su reflexiva y prudente ? ¿Quién, como él, ha cantado tu grandeza y la de los demás dioses, tan magníficamente como si nos hubiera sorprendido en el Olimpo mismo y asistido a nuestras asambleas? ¿Quién contribuyó más a que el odoro incienso de la Arabia se quemase abundantemente ante nuestras imágenes y se nos ofreciesen pingües hecatombes, cuyo sabroso humo, subiendo en caprichosos espirales, nos era tan grato que aplacaba nuestras iras? ¿Quién, como él, refirió las batallas más sublimes en más hermosos versos? Él cantó a la divinidad, al saber, a la vírtud, el valor, al heroísmo y a la desgracia, recorriendo todos los tonos de su lira.
Estos deseos caprichosos desaparecieron de golpe después de la caída si es que hubo caída.
A ras del agua aparecían esparcidas algunas nubes blancas de caprichosos perfiles.
Ron es grande, mide más de un centímetro, tiene henchido el abdomen, su cuerpo parece afelpado de fina seda, sobre el fondo blanquecino resaltan caprichosos dibujos negros.
Veíanse trajes caprichosos y románticos, que no admitían clasificación, uno de , otro de tulipán, otro de paloma viajera con una cartita al cuello.
Parecían en el primer momento caprichosos y locos, errando a la ventura, pero en realidad herían al verdadero enemigo.
Dentro de ella estaba sentado ante un pupitre el dueño de la tienda, envuelto en mantas, quejándose a cada momento, pero sin dejar de repasar unos cuadernos viejos, cubiertos de rayas y caprichosos signos, que le servían para su complicada contabilidad.
La llamada de la Presentación, toda de piedra blanquísima, es una alegre muestra del arte plateresco, cincelada cual una joya, con adornos caprichosos y alegres de juguete.
El peñasco, que tenía más de dos varas en cuadro, figuraba una serie de cerros hechos con corcho y cartón piedra, dispuestos en caprichosos declives con las cimas cubiertas de nieve y en la parte baja serpeados por un arroyuelo de agua verdadera que venía a morir en un estanque con surtidor, de hoja de lata.
Sobre las mesas pintadas de verde amontonábanse las flores como si fuesen comestibles, o agrupadas en pirámides, sobre una base de papel calado, erguíanse formando ramos monumentales con los colores en caprichosos arabescos.
Primero, habían hablado del tiempo, riéndose de los arabescos caprichosos que trazaban las gotas de lluvia escurriéndose por el cristal, pero el joven, pálido y tembloroso, como si le atormentase algún pensamiento oculto, guiaba la conversación insensiblemente, y Amparito se dejaba arrastrar, segura de que por cualquier camino llegaría siempre adonde ella deseaba.
Sobre la mesa veíanse, formando círculo, varias bandejas con pasteles de espuma, blancos en su base, destilando almíbar, dorados suavemente en sus dentelladas crestas, y entre los cuales asomaba la tarjeta del que enviaba el dulce recuerdo, dos grandes tortadas ostentando en su superficie de azúcar pulido como un espejo frutas confitadas en caprichosos grupos, y en el centro de la mesa el ramillete de casa Burriel, arquitectura de turrón, y merengue que afectaba la forma de un castillo surgiendo de un montón de flores y rematado por una bailarina que, montada sobre un alambre, danzaba temblorosa sobre la obra maestra de confitería.
En lo alto de la composición estaban Riego, Torrijos, Mariana Pineda, Zurbano, Lacy, Porlier, y más abajo, separados de aquéllos por una nube, se abrazaban Bravo, Padilla, Maldonado y Lanuza, a cuyos pies había, como serpiente vencida, una cadena enroscada formando caprichosos dibujos.
Sea de todo ello lo que quiera, y ciñéndome yo a mi papel de cronista y de fotógrafo, diré que la , en medio de lo mucho que la han deteriorado el abandono en que estuvo largo tiempo y el bajo empleo a que se la destinó después, y no obstante las recientes profanaciones de que ha sido objeto al tratar de convertirla en casa moderna, cerrando nobilísimos arcos y poniendo en su lugar puertas, balcones, ventanas y todo un entresuelo, conserva aún, por dentro y por fuera, columnas, medallones, arcos, bustos, estatuas, mensulones, cornisamentos, escudos y centenares de figuras de animales fantásticos y caprichosos, que son otras tantas maravillas.
Y vean ustedes cómo, por medio de ficciones novelescas y de caprichosos artificios, hemos venido insensiblemente a saber cuál es, sobre poco más o menos, la existencia de todas las señoras y señoritas de una de esas ciudades.
Aquel de reducir a ojivas, doseletes y columnas los caprichosos giros de una vegetación extravagante, parecióme pueril y necio.
En aquellas críticas circunstancias, Pimienta, que no la había perdido tampoco un punto de vista en medio de sus caprichosos giros y del tumulto de la danza, comprendió al vuelo lo que pasaba, y sin advertir a nadie de su intento, paró la música de golpe.

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