Ejemplos con atreve

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Si Behe no entiende o no conoce bien la evolución, ¿cómo se atreve a criticar aquello de lo que no tiene ni idea?.
Miguel Sáez es el primer artista español que se atreve a grabar un disco de Reggaeton y lo hace suyo como todo lo que toca, dándole su toque personal que nos recuerda a su Cádiz natal.
Michael no se atreve, y cuando se le acaba el tiempo, la máscara se cierra en su cabeza y le agujerea el cráneo.
Lawrence debe matar a Adam para ganar el juego, pero no se atreve.
También los rebeldes de las parroquias cercanas a Nantes de la orilla derecha del Loira, llegan a las puertas de la ciudad al mando de Gaudin-Berillais, un noble que no se atreve a atacar la ciudad y se limita a enviar una proclamaen la que enumera en quince puntos las reivindicaciones de los campesinos de cara a una negociación, se pide: la interrupción de la leva, el reclutamiento sólo de voluntarios, la necesidad del consentimiento de las parroquias en los impuestos, el final de las requisas, la libertad de culto, la libertad de pensamiento y de escritura.
Aquella casona de sillares de granito, angostos y escasos huecos de románico diseño, gran portón de arco apuntado y escudos junto al alero, es un señorón feudal que se atreve a mirar a la Iglesia casi par a par y se mantiene apartado de ella.
Y si Francia no se mantiene quietecita, ¡peor para ella! Y si alguien más ¡alguien! se atreve a intervenir en contra nuestra, ¡peor para él! Cuando yo monto en mis talleres una máquina nueva, es para hacerla producir y que no descanse.
Cuando las señoritas necesiten algodijo tímidamente, como el que no se atreve a hacer un favor, llámenme siempre, siempre.
Y si tú, padre de los dioses y de los hombres, dudas de la fuerza de mis razonamientos, pregunta a esos otros, si hay algo que se atreve a sostener los suyos con su brazo.
Su famosa confesión general es como el traje nuevo de un niño: no se atreve a hacer nada, por miedo a mancharse.
Por dentro tal vez pensará otras cosas, pero no se atreve a contradecir a su Cristina, a darla un disgusto, metiendo en cintura a ese atrevidillo Yo creo que debías ir a verle.
En esta tierra nadie se atreve como yo a hablar contra ellos, y ya ves, nada malo me ocurre.
Y usted, ¿se atreve a presenciar la entrevista?.
La pistola es necesaria causa respetillo, y a un hombre armado no se le atreve cualquiera.
¡Pero una vale tan poco! Además, cuando se es honrada y se quiere al marido, se le tiene respeto y no se atreve una a ciertas cosas.
¿Quién se atreve a tirar la primera piedra? ¿Vamos, quien? ¿Usted, Licenciado? ¿Usted, mi señor don Cosme?.
Y un día por poco no lo suelto Pillinadas del diablo, pero no podía conmigo ni con mi fe, y tanto hice que lo metí en un puño, y ahora, que se atreva, ¿a que no se atreve? Llora, hija, llora todo lo que quieras, que Dios te iluminará y te dará su gracia.
Las amistades y parentescos de las familias de Santa Cruz y Arnaiz pueden ser ejemplo de aquel feliz revoltijo de las clases sociales, mas, ¿quién es el guapo que se atreve a formar estadística de las ramas de tan dilatado y laberíntico árbol, que más bien parece enredadera, cuyos vástagos se cruzan, suben, bajan y se pierden en los huecos de un follaje densísimo? Sólo se puede intentar tal empresa con la ayuda de Estupiñá, que sabe al dedillo la historia de todas las familias comerciales de Madrid, y todos los enlaces que se han hecho en medio siglo.
¿He dicho algún disparate? ¿Se atreve usted a sostener que lo he dicho? Pues tomemos un coche y vamos a la Cava ¡Ah!, no quiere usted.
¿A que no se atreve? Es un cobarde y un traidor, que vendiendo amistad, hiere por la espalda.
¿Quién se atreve a condenar a un semejante sin oírlo? Sería una crueldad, una injusticia.
Hay momentos críticos en que la mente acaricia dos o tres soluciones violentísimas, extremas, y la lengua, más cobarde, no se atreve a formularlas.
¡Hija! ¡Cualquiera se te atreve! ¡Eres una fierecita! ¡Y hasta fuerza en los puños descubres en esos momentos! ¡Diantre!.
Robustiano no se atreve a venir a Orbajosa, porque me debe un piquillo.
Estaba diciendo que no se atreve a ir sola, porque teme ser insultada.
El Gobierno no se atreve a destituir a la mayor parte de los Ayuntamientos sin desparramar algunas compañías por estos pueblos.
Y estando aquella mañana Isabela vestida por órden de la reina tan ricamente, que no se atreve la pluma a contarlo, y habiéndole echado la misma reina al cuello una sarta de perlas de las mejores que traia la nave, que las apreciaron en veinte mil ducados, y puéstole un anillo de un diamante, que se apreció en seis mil escudos, y estando alborozadas las damas por la fiesta que esperaban del cercano desposorio, entró la camarera mayor a la reina, y de rodillas le suplicó suspendiese el desposorio de Isabela por otros dos dias, que con esta merced sola que su Majestad le hiciese, se tendria por satisfecha y pagada de todas las mercedes que por sus servicios merecia y esperaba.
Tras ellas, si la vida no me deja, te ofrezco los , libro que se atreve a competir con Heliodoro, si ya por atrevido no sale con las manos en la cabeza: y primero verás, y con brevedad, dilatadas las hazañas de y donaires de Sancho Panza, y luego las.
Juan de Jauregui, y con esto quedara mi ambicion satisfecha, y el deseo de algunos que querrian saber qué rostro y talle tiene quien se atreve a salir con tantas invenciones en la plaza del mundo a los ojos de las gentes, poniendo debajo del retrato: Este que veis aquí de rostro aguileño, de cabello castaño, frente lisa y desembarazada, de alegres ojos, y de nariz corva aunque bien proporcionada, las barbas de plata, que no ha veinte años que fueron de oro, los bigotes grandes, la boca pequeña, los dientes no crecidos, porque no tiene sino seis y esos mal acondicionados y peor puestos, porque no tienen correspondencia los unos con los otros, el cuerpo entre dos estremos, ni grande ni pequeño, la color viva, ántes blanca que morena, algo cargado de espaldas, y no muy lijero de piés: este digo, que es el rostro del autor de y de , y del que hizo el a imitacion del de César Caporal Perusino, y otras obras que andan por ahí descarriadas, y quizá sin el nombre de su dueño, llámase comunmente : fué soldado muchos años, y cinco y medio cautivo, donde aprendió a tener paciencia en las adversidades: perdió en la batalla naval de Lepanto la mano izquierda de un arcabuzazo, herida, que aunque parece fea, él la tiene por hermosa, por haberla cobrado en la mas memorable y alta ocasion que vieron los pasados siglos, ni esperan ver los venideros, militando debajo de las vencedoras banderas del hijo del rayo de la guerra, Cárlos V, de felice memoria, y cuando a la de este amigo, de quien me quejo, no ocurrieran otras cosas de las dichas que decir de mí, yo me levantara a mí mismo dos docenas de testimonios, y se los dijera en secreto, con que estendiera mi nombre y acreditara mi ingenio, porque pensar que dicen puntualmente la verdad los tales elogios, es disparate, por no tener punto preciso ni determinado las alabanzas ni los vituperios.
Pero dejémosle aquí, que no faltará quien le socorra, o si no, sufra y calle el que se atreve a más de a lo que sus fuerzas le prometen, y volvámonos atrás cincuenta pasos, a ver qué fue lo que don Luis respondió al oidor, que le dejamos aparte, preguntándole la causa de su venida a pie y de tan vil traje vestido.

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