Ejemplos con atracando

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Su experiencia como marino parece haberse limitado a unos pocos viajes de aprendizaje en un navío escuela, y un viaje posterior, probablemente como pasajero, en el barco mercante Italia Una, que navegó durante tres meses por el Adriático, atracando en el puerto de Brindisi.
Sarmiento no pierde el tiempo en vacilantes circunloquios, y atracando sus ilusiones, esperará a que amaine el temporal socio-político que todavía se cierne sobre el territorio desquiciado.
José Luis empezó a ganarse la vida atracando tiendas con su amigo Pirri y otros colegas.
Caminabamos escasos de comida, por habersenos mojado la pólvora, que la caza era nuestro alimento, y sin saber como, de lo alto de una barranca cayó, al pasar, al rio una cierva, y atracando la canoa, la tomamos viva, sin mas lesion que estar desquijarada, quizá de la caida.
Comprendíle el misterio, y atracando la canoa donde estaban, dándoles tabaco y otras cosas, parè.
La barca papal remontó el río Durance, atracando en su margen derecha, frente a Castelrenard, que era tierra provenzal, gobernada por Luis de Anjou, fiel amigo de Benedicto.
Habían pasado y reunídose en ella los principales de su comitiva para estar presentes a lo qué ocurriese, y cuando vieron que el recibimiento no era ni regio ni brillante, como Teófanes se lo había hecho esperar, viniendo sólo unos cuantos hombres en un barquichuelo de pescador, ya les pareció sospechosa la poca importancia que se les daba y aconsejaron a Pompeyo sacara la nave a alta mar hasta ponerse fuera de alcance, pero en esto, atracando ya el barquichuelo, se levantó el primero Septimio, saludó en lengua romana a Pompeyo con el título de emperador, y Aquilas, saludándole en griego, le instó para que pasase a su barco, porque había mucho cieno y por allí no tenía para su galera bastante profundidad el mar, y además abundaba de bancos de arena.
En sus brazos, y arropada entre andrajos, dormía la niña angelical sueño, agarrándose con sus manecitas al cuello del anciano, murmurando a ratos algunas palabras y moviéndose intranquila, no porque estuviera enferma, sino porque soñaba, aun estando en brazos de la miseria, cosas placenteras y risueñas, por ejemplo: que se estaba atracando de bizcochos o jugando con tres piedras, un pucherito y dos panojas, que eran otras tantas muñecas.

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