Ejemplos con atorrante

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Todos contemplábamos el aspecto atorrante del río y el embate de sus olas, que momento a momento iban derribando las casuchas de los comerciantes situadas en la ribera sur.
El zorro solía pedir hospitalidad a la vizcacha, y ésta no se la negaba, sabiendo que ese atorrante, siempre distanciado por algún motivo con la policía, pronto tenía que mandarse mudar.
Mis tías pronto se aburrieron del juguete y regañaban el día entero, poniéndose de acuerdo sólo para decirme que estaba sucio, que era un atorrante y echarme la culpa de cuanto desperfecto sucedía en la casa.
-¡Y qué más remedio cuando a una le tocan esposos tan dejados! Si no fuera por mí andaría Carlos todo el santo día hecho un atorrante.
-Sí, hija, nadie te lo niega, Carlos es un bellaco, un atorrante.
Por eso me he encontrado con este atorrante aquí.
- ¡Un atorrante!.
Fíjense en la clientela, miren las mesas: el atorrante aquel que se viene a echar un sueñito: míster Hesperidina y el purrete ese que todas las noches le da la lata, enamorao en serio, che.
-Pues un pelagatos, un atorrante, un «tauro» que se pasa las noches en la timba del Rengo.
Al que demanda, que es algún cachafaz atorrante, no le cuesta nada, pues solo tendrá que dar un poder al atorrante cachafaz que es el ave negra, y este mismo lo toma a su cargo.
¡Miren! ¡Cabos de manila para atar caballos!, y el viejo, atorrante y matrero mal domado, volvía a los años de su juventud, cuando para hacerse de una buena cincha, ancha y sin defectos, se elegía una res de poca marca, y se mataba, nada más que para esto.
Con meliflua y perrera expre¬sión de hombre de mundo, que sabe lo que es carpetear el destino desde una mesa de café mientras el mozo ladra una letanía broncosa y un de profundis asesino por el débito de un capuchino atorrante y dos cafés achicoriosos.
La mantenida desprecia a la mujer de cabaret, la mujer de cabaret desprecia a la yiranta, la yiranta desprecia a la mujer de prostíbulo, y, cosa curiosa, así como la mujer que está en un prostíbulo elige casi siempre como hombre a un sujeto de avería, la de cabaret carga con un niño bien o un doctor atorrante para que la explote.

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