Ejemplos con artificial

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Por supuesto, ambas regiones han recibido influencias mutuas, por lo que en cualquier caso la distinción entre el norte y el sur es puramente artificial.
A su vez, el algoritmo del juego hace a la Inteligencia Artificial un oponente muy complicado.
The World es el nombre de un archipiélago artificial ubicado cerca a la costa de Dubai, en los Emiratos Árabes Unidos.
El Telstar fue el primer satélite artificial de telecomunicaciones comercial del mundo, y fue puesto en órbita terrestre por los Estados Unidos.
Es un campo de fútbol de hierba artificial.
problemas como la inteligencia artificial, y errores gráficos.
Suele jugar habitualmente en el campo de fútbol de hierba artificial del Centro Cultural Lakua, en el vecino barrio de Lakua.
Hace el gesto de cubrir su pecho izquierdo, o volverlo con su mano, y está iluminada por una fuerte luz artificial que viene del exterior.
El yoduro de plata es altamente insoluble en agua y tiene una estructura cristalina parecida a la del hielo, permitiendo inducir la nucleación de cristales de hielo en el sembrado de nubes para provocar lluvia artificial.
Aguas dulces procedentes del manantial de Koba, que son encauzadas totalmente y de modo artificial hasta el molino.
Todo en su historia pasada le parecía falso y artificial, como la vida que se muestra en los escenarios, pintada y cubierta de oropeles bajo una luz engañosa.
Así como la deformidad y el empequeñecimiento son, en el alma de los individuos, el resultado de un exclusivo objeto impuesto a la acción y un solo modo de cultura, la falsedad de lo artificial vuelve efímera la gloria de las sociedades que han sacrificado el libre desarrollo de su sensibilidad y su pensamiento, ya a la actividad mercantil, como en Fenicia, ya a la guerra, como en Esparta, ya al misticismo, como en el terror del milenario, ya a la vida de sociedad y de salón, como en la Francia del siglo XVIII.
Ella, que había reído otras veces de esta musiquilla artificial y refinada, sintió que las lágrimas se agolpaban ahora en sus ojos.
Vió heridos que empezaban a recobrar su fuerza vital y sólo eran esbozos de hombres, espantosas caricaturas, andrajos humanos salvados de la tumba por las audacias de la ciencia: troncos con cabeza que se arrastraban por el suelo sobre un zócalo de ruedas, cráneos incompletos cuyo cerebro latía bajo una cubierta artificial, seres sin brazos y sin piernas que descansaban en el fondo de un carretoncillo como bocetos escultóricos o piezas de disección, caras sin nariz que mostraban, lo mismo que las calaveras, la negra cavidad de sus fosas nasales.
Luego, en el recibidor de la cárcel, bajo la cruda luz artificial, esta mujer empenachada, cubierta de alhajas, exhalando sus ropas un lejano perfume, recuerdo de los tiempos felices, se movió con desembarazo entre los hombres vestidos de negro y los uniformes azules.
El amor se asemejaba a ciertas mujeres, bellas como diosas a una luz artificial y discreta, horribles como monstruos bajo los resplandores quemantes del sol.
Del fondo del segundo salón llegaban, confundidos con risas de mujeres y choque de bandejas, los tecleos del piano y los gemidos de los violines, del techo, coloreado a la vez por el reflejo azul de la tarde y el frío resplandor de las ampollas eléctricas, descendían gorjeos de pájaros, como una evocación campestre que parecía animar la artificial rigidez del jardín contrahecho.
Viose entonces claro como nunca la funesta influencia que ejerce en una sociedad entera una de esas reinas de la moda que comienzan escotando los trajes y acaban escotando las costumbres, que empiezan imponiendo el yugo de sus elegantes extravagancias y terminan imponiendo el de sus desvergonzados vicios, que familiarizan con el escándalo y lo hacen tolerable y de buen tono hasta a los ojos de las personas virtuosas, que llegan a contemplar sin extrañeza, sin rubor y sin protesta, espectáculos como el que ofrecía Currita haciendo los honores de su casa con distinción elegantísima, en compañía del marqués de Sabadell, mientras sus hijos yacían olvidados, cada cual en un colegio, y Villamelón, reblandecido ya casi por completo, jugaba al bésigue o al tresillo con las celebridades del momento, o tentaba la paciencia de sus tertulianos encerrado, como en un círculo vicioso, en sus ordinarios tópicos de conversación: el combate de Cabo Negro, los prodigios de su cocinero, los adelantos de su fotografía, las ventajas de la incubación artificial de los huevos de gallina, o las extrañas peripecias del doctor Tanner y el italiano Succi, que, con gran pasmo suyo, parecían haber resuelto el problema, para él horripilante e incomprensible, de vivir sin comer.
Villamelón, muy contrito de su falta, prometió remediarla al día siguiente, cuando fuese a Chamartín a inspeccionar los períodos de la incubación artificial, que ocupaba en aquella época toda su atención y todo su tiempo.
En aquel momento entró Villamelón muy alegre y satisfecho, que volvía de Chamartín de la Rosa, donde en su preciosa quinta de Miracielos estaba ensayando con gran entusiasmo la incubación artificial de los huevos de gallina.
Yo les he probado que no es natural, sino artificial, el diputado que de aquí enviamos, y, como ahora está en la oposición, el Gobierno le derrotará con mi auxilio en las nuevas elecciones, que serán pronto.
¿Será esta agua menos útil que la del río? No, porque luego desciende en bienhechora lluvia, más fecundante que todo riego artificial, y aun de este mismo riego artificial es causa mediata, ya que la lluvia, que viene del cielo, cuaja y forma en la cima de los montes con apretada y cándida nieve las inexhaustas urnas, de donde brotan y se desatan arroyos y ríos en cristalinos raudales.
Aquellos pabellones, que vistos con un poco de buena voluntad a la luz artificial recordaban los palacios deslumbrantes de las leyendas, parecíanle ridículas barracas.
Volvió a encontrarse como en las Alamedas de Serranos, en una soledad relativa, mirando desde su banco la agitación de la feria y contemplando el cielo a través de las copas de los árboles, cuyas hojas, bañadas por el reflejo de la luz artificial, cambiaban su tono verde por un plateado mate.
A cierta hora los palcos se llenan, o de parejas que siguen el drama , sin que la protagonista se haya quitado el antifaz, o de familias pacíficas que han arrojado la inútil máscara y contemplan desde allí el animado espectáculo del salón, como los que ven desde un balcón artificial la catarata del Niágara.
: vida febril, artificial, necia si quereis, pero que mata las horas, ocupa la imaginación y distrae el hambre canina del espíritu más soñador y melancólico.
Hizo algunos ascos, pero al fin pudo más el hambre que los remilgos, y apencó con la teta artificial.
Su dentadura era artificial y sus patillas teñidas tenían un viso carminoso, contrastando con la cabeza sin pintar.
La lectura es vida artificial y prestada, el usufructo, mediante una función cerebral, de las ideas y sensaciones ajenas, la adquisición de los tesoros de la verdad humana por compra o por estafa, no por el trabajo.

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