Ejemplos con arrimo

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

El reducido caserío se creó con toda seguridad al arrimo del convento sanjuanista, aunque también pudieron tener algo que ver las fincas que varios aristócratas tenían en las inmediaciones.
De ella, se dijo antes y después de su arrimo virreinal-, que era muy ligera de cascos.
Buenos Aires es grande, cada uno va a lo suyo, pero alguna vez precisará a usted el arrimo de un compañero.
El arrimo de usó siempre la forma más hiperbólica.
Me espanta la idea de llegar a vieja sin tener un arrimo y vivir en ley.
Me arrimo a , que son mis amigos.
Sí, señor: dejárase el chico de borrajear obras escénicas, que esto era de la incumbencia de los llamados , los cuales se morirían de hambre si no tuvieran el arrimo de la política para procurarse en ella un cocido y una hogaza.
Atropellándose al hablar, de pura rabia y despecho, insistió en que nadie imaginaría que el marqués de Ulloa, un señorito que sólo pensaba en cazar, se echase a político, que, a pesar de la gran influencia de la casa y de ejercer su nombre bastante prestigio entre los paisanos, la aristocracia montañesa y los curas, la tentativa importaría un comino si no la hubiese tomado de su cuenta Barbacana y no le ayudase un poderoso cacique subalterno, que antes fluctuaba entre el partido de Barbacana y el de Trampeta, pero en esta ocasión se había decidido, y era el mismo mayordomo de los Pazos, hombre resuelto y sutil como un zorro, que disponía de numerosos votos seguros, pues muchísima gente le debía cuartos que tenía esquilmada la casa de Ulloa a cuyas expensas se enriquecía con disimulo y que este solemne bribón, al arrimo del gran encausador Barbacana, se alzaría con el distrito, si no se llevaba el asunto a rajatabla y sin contemplaciones.
Diego, siempre al arrimo de Santorcaz, Marijuán, yo y algunos más formábamos un grupo bastante animado, en el cual no cesó el ruido hasta muy alta la noche.
Pase que algunos estén descontentos de su gobierno, pase que le tengan otros por mal ministro, aunque yo creo que es el mejor que hemos tenido desde hace mucho tiempo, se puede perdonar que sus enemigos le quieran derribar y le insulten, se comprende que dichos enemigos en un momento de coraje le prendan, le arrastren, le ahorquen, pero hijo, que esto lo hagan los mismos a quienes ha favorecido tanto, los que sacó de la miseria, los que de furrieles trocó él en capitanes, y de covachuelos en ministros, los que han vivido a su arrimo, y han comido sobre sus manteles, y le han adulado en verso y en prosa.
Usted no es ningún potentado, usted no puede hacer nada por sí solo en el mundo, usted tiene que humillarse buscando el arrimo de los poderosos.
Si usted entrara en relaciones con las gentes que tanto aborrece y se convenciera de que sólo a su arrimo puede adquirir una buena posición, si olvidara al fin su humilde cuna, ¿quién sabe el porvenir que Dios le tendrá reservado?.
Los que por mucho tiempo han estado al arrimo de una casa no es fácil pierdan el afecto a sus amos, y aunque cometan faltas que merezcan reprobación, aquéllos siempre son indulgentes.
El ex-abate, al partir, se reía con muy buenas ganas del joven militar, a quien quería servir llevado de miras ulteriores, esperando un ventajoso arrimo en aquella situación política.
—Buen remedio, dijo Loaysa, procurad vos tomar las llaves a vuestro amo, y yo os daré un pedazo de cera, donde las imprimiréis de manera que queden señaladas las guardas en la cera, que por la aficion que os he tomado, yo haré que un cerrajero, amigo mio, haga las llaves, y así podré entrar dentro de noche y enseñaros mejor que al Preste Juan de las Indias, porque veo ser gran lástima que se pierda una tal voz como la vuestra, faltándole el arrimo de la guitarra: que quiero que sepais, hermano Luis, que la mejor voz del mundo pierde de sus quilates, cuando no se acompaña con el instrumento, ahora sea de guitarra, o clavicímbano, de órganos o de arpa, pero el que mas a vuestra voz le conviene, es el instrumento de la guitarra, por ser el mas mañero y ménos costoso de los instrumentos.
Esto dicho, volvió Sancho las espaldas y vareó su rucio, y don Quijote se quedó a caballo, descansando sobre los estribos y sobre el arrimo de su lanza, lleno de tristes y confusas imaginaciones, donde le dejaremos, yéndonos con Sancho Panza, que no menos confuso y pensativo se apartó de su señor que él quedaba, y tanto, que, apenas hubo salido del bosque, cuando, volviendo la cabeza y viendo que don Quijote no parecía, se apeó del jumento, y, sentándose al pie de un árbol, comenzó a hablar consigo mesmo y a decirse:.
Estas piernas abrazo, bien así como si abrazara las dos colunas de Hércules, ¡oh resucitador insigne de la ya puesta en olvido andante caballería!, ¡oh no jamás como se debe alabado caballero don Quijote de la Mancha, ánimo de los desmayados, arrimo de los que van a caer, brazo de los caídos, báculo y consuelo de todos los desdichados!.
Dejadme, señor don Fernando, por lo que debéis a ser quien sois, ya que por otro respeto no lo hagáis, dejadme llegar al muro de quien yo soy yedra, al arrimo de quien no me han podido apartar vuestras importunaciones, vuestras amenazas, vuestras promesas ni vuestras dádivas.
Bien puede la señora ama no rezar más la oración de Santa Apolonia, que yo sé que es determinación precisa de las esferas que el señor don Quijote vuelva a ejecutar sus altos y nuevos pensamientos, y yo encargaría mucho mi conciencia si no intimase y persuadiese a este caballero que no tenga más tiempo encogida y detenida la fuerza de su valeroso brazo y la bondad de su ánimo valentísimo, porque defrauda con su tardanza el derecho de los tuertos, el amparo de los huérfanos, la honra de las doncellas, el favor de las viudas y el arrimo de las casadas, y otras cosas deste jaez, que tocan, atañen, dependen y son anejas a la orden de la caballería andante.
De mó, que cuando no alcanza pa dormir a cubierto, me arrimo a este quicio, y hasta que me despierta el sol con su luz o los guardias con las punteras de sus botas.
Te he buscado como se busca el sol, me arrimo a ti como si me arrimase a la llama bienhechora en mitad del invierno.
Quítate de delante, canalla, o te arrimo un botellazo que te rompa las muelas.
Y en feneciendo este último Ruiz de Bejos, y en cerrándose la casona o pasando a dueños desconocidos, ¿qué sería de Tablanca ni qué vivir el suyo, sin aquel arrimo, tan viejo en el valle como el mismo río que le atravesaba? Por eso se alegraba él tanto de mi venida.

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