Ejemplos con arenisca
Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.
Turbina, en este caso es una piedra arenisca tallada de una única pieza, su función es aprovechar la fuerza hidráulica y transformarla en motriz.
Los muros del mismo están cubiertos con piedra bogotana un tipo de piedra arenisca.
Construida en su mayor parte en aparejo de sillería arenisca de veta rojiza y únicamente en el lienzo norte se utiliza la mampostería.
Los ejemplos son la excepción a la regla, hechos en piedra arenisca, ya que la mayoría eran construcciones en tierra.
La fachada está realizada en piedra arenisca con elementos de ladrillo rojo que recuerdan vagamente a construcciones neomudéjares.
Este paraje de Sopeña se encuentra al abrigo de La Peña, una formación rocosa vertical de piedra arenisca.
El superior es una tierra fantástica de piedras arenisca que han sido erosionados por la lluvia con plantas exóticas que intentan sobrevivir esta tierra inhospita de rocas variadas.
Los habitantes de la región conseguían bloques de piedra arenisca y transportaban madera desde grandes distancias, armando quince importantes complejos que continuaron siendo las construcciones más grandes en América del Norte hasta el siglo XIX.
La portada -muy dañada- es de piedra arenisca con arco de medio punto y flanqueada por columnas adosadas duplicadas, de fuste acanalado.
La portada lateral esta realizada en piedra arenisca.
La carencia de alfombras dejaba al descubierto los pavimentos de piedra arenisca y blanda de Mallorca, cortada en finos rectángulos, como si fuese madera.
Jaime, al descender, chocaba su bastón en la piedra arenisca de los escalones o tocaba las grandes ánforas barnizadas que adornaban los rellanos, y éstas devolvían el golpe con una sonoridad de campana.
La torre, construida con piedra arenisca, estaba algo roída en su exterior por el viento del mar.
Febrer, oyéndole, recordaba su visita a la ciudad alta, la Real Fuerza de Ibiza, población muerta, separada del barrio de la Marina por una gran muralla del tiempo de Felipe II, con los intersticios de la piedra arenisca cubiertos de verdes y ondeantes alcaparros.
