Ejemplos con arenal

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Allí experimentó la misma sensación de bienestar del árabe que se acoge a un solitario morabito tras la marcha por el arenal inflamado como un horno.
Este arenal paréceme que debe ser el arenal de Las Inas.
No se distingue en esta oscuridad ¿Eres tú, Fuso Negro? Si bajaste por este arenal de lobos, acaso sabrás en qué playa echaron las olas el cuerpo de un ahogado.
¡Y tenían dicho que darían socorro a las viudas y a los huérfanos! ¡El mayorazgo huyóse para no cumplirnos la manda! ¡Cinco lobos dejó alrededor de su silla vacía! ¡Ay, Montenegro, negro de corazón! ¡Por tu imperio se hicieron aquellos pobres a la mar, en una noche tan fiera! ¡Cuando seáis mozos, reclamarle cuentas, mis hijos, que él os dejó sin padre! ¡Mal can le arranque el corazón y lo lleve por este arenal! ¡Mal cuervo le coma los ojos! ¡Malas ortigas le broten en el pecho! ¡Mal avispero le nazca en la lengua!.
Después, cúmplanse tus maldiciones, y lleven los perros por este arenal mi corazón desesperado.
Silbaban las locomotoras anunciando los primeros trenes para Portugalete y Las Arenas, y pasaban corriendo por el Arenal, con la comida envuelta en un pañuelo, los obreros que tenían su trabajo en las orillas de la ría.
Se estaban formando las comitivas en cada parroquia: pronto llegarían al Arenal para reunirse todas en San Nicolás.
Las criadas que pasaban por el Arenal con la cesta al brazo, camino del mercado de San Antón, y las aldeanas que se detenían a descansar por un momento, dejando en el suelo los cestos de verduras y las cantimploras de leche, volvieron la cabeza hacia la Sendeja al oír el de un automóvil.
Un día, en Bilbao, se encontró en el Arenal con el capitán Iriondo.
El doctor subió la larga escalinata de la estación, y al salir al puente del Arenal vió muchos balcones colgados con trapos de colores é inscripciones en loor de la Virgen de Begoña.
Aresti, después de errar más de una hora por la villa, se encontró al atravesar el Arenal con un obrero de ropas haraposas y gran barba, que le saludó con un gruñido, llevándose con cierta violencia la mano a la boina.
¡Duro, duro! ¡No comenzaba mal la cosa! Quiso ir el doctor hacia el ensanche, pero se detuvo, viendo que la muchedumbre, lentamente, avanzaba su pesado oleaje con dirección al Arenal.
Pasó la manifestación el puente, extendiéndose por el Arenal y las calles inmediatas.
En las calles inmediatas al Arenal caían a pedradas los cristales.
Una noticia circuló como un relámpago por la gran masa detenida en el Arenal.
A las tres estaban citados los de la peregrinación en el Arenal.
A las dos volvió Aresti al Arenal.
¿De qué le servía a la villa ser tan hermosa? El doctor hablaba con entusiasmo de la belleza material y moderna de Bilbao: su ría bordeada de fábricas y doks, que parece un trozo del Támesis, sus altos palacios blancos del ensanche, su muchedumbre atareada que llena a todas horas el puente del Arenal.
¡Chicas: nos lo han cambiado!se decían,ya no es don Fernando: parece un señoritingo de los del Arenal.
Los padres los querían ingenieros, como los ingleses que venían a explotar las minas: las madres los soñaban elegantes, y de cuerpo delicado, como los señoritos que hacían la parada en la acera del del Arenal.
Comenzaba a despertar la explotación de las minas y se hablaba de limpiar el Nervión, convirtiéndolo en un puerto para que los vapores llegasen hasta el mismo paseo del Arenal.
Aresti pasó el puente, siempre tembloroso bajo el paso de los tranvías y las carretas, y entró en el Arenal.
Detúvose el tren después de atravesar un túnel, y el doctor, subiendo una larga escalera, se vió en el sitio más céntrico de la villa, junto al puente del Arenal, donde parecía condensarse todo el movimiento de la población.
A la mitad de la calle del Arenal comenzó a seguirle un muchacho, empeñado en venderle un décimo de la lotería.
Atravesó rápidamente la calle del Arenal, entró por la de las Fuentes, y dando un gran rodeo por detrás del ministerio de la Gobernación, llegó al fin a la calle de Carretas y depositó por su propia mano en el buzón de la casa de Correos la carta misteriosa Si aquella mujer era una criminal, era, sin duda, de aquellos criminales avezados y prudentes que miran siempre en todo cómplice un camino peligroso que va a parar en presidio.
La santa no respondió, porque dentro de la iglesia no gustaba de tratar ciertos asuntos de reconocida profanidad, pero cuando salían por el patio que da a la calle del Arenal, tomó el brazo de su amiguita, diciéndole: Bueno estuvo el lance, bueno.
se despidió de su amigo, y cogió el lío diciendo que tenía que ir a la calle del Arenal.
Al entrar en la boca tendrá una y media braza sin el flujo, y con este una braza mas: y, habiendo entrado como media milla para adentro, se encuentran dos brazos sin aquel, y tres con él, donde se fondeará cerca del arenal grande de la mano derecha, señal dos anclas, demorando entonces al N.
Habíanse despedido ántes que el salto hiciesen, de los que hasta allí los habian sustentado, y otro dia vendieron las camisas en el malbaratillo que se hace fuera de la puerta del Arenal, y dellas hicieron veinte reales.

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