Ejemplos con almidonadas

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

En la procesión también desfilan los apóstoles excepto Judas Iscariote, mientras ocho danzantes vestidos de blanco y con faldas almidonadas emulan a los ángeles que bailan durante todo el recorrido al son del tambor y la dulzaina mientras los birrias abren paso.
Serás mi chulo, serás mi socio , como dicen las de los barrios bajos A veces me acuerdo de algunas vendedoras que he visto en la plaza de la Cebada, con sus enaguas muy almidonadas y sus buenos pendientes de oro.
¡Qué tardes tan hermosas las de aquella primavera! Salían de casa a la hora en que correteaban por las calles los grupos de criadas, con sus faldas almidonadas y al cuello el ondeante pañuelito de seda, seguidas por los soldados de caballería, de escandalosas espuelas, torpe paso y embarazados por el sable, como si fuese un pesado garrote.
Bonis se sintió apetecido, se explicó, como a la luz de un relámpago, la escena de aquella noche de los polvos de arroz, leyó en el rostro de su mujer una debilidad periódica, una flaqueza femenina, como sumisión pasajera de la hembra al macho, además una misteriosa y extraña corrupción sin nombre: todo esto lo cogió al vuelo, confusamente, tuvo la conciencia súbita de cierta superioridad interina, fugaz, y enardecido por su propio capricho, por las excitaciones que aquel ocaso interesante de hermosura, o, mejor, de deseo, con que se iluminaba Emma, producía en él, se arrojó a un atrevimiento inaudito, y fue que, de repente, se dejó caer de rodillas delante de su mujer, se le abrazó a las almidonadas blancuras, que crujieron contra su pecho, y con voz balbuciente por la emoción, entrecortada y sorda, dijo mil locuras de pasión habladora, que se desborda primero por las palabras, palabras de lascivia en jerga amorosa, en diminutivos, tal como él las había aprendido de todo corazón en su trato con la Gorgheggi.
Mucho tiempo hacía que había pasado la moda del alto tupé, de las almidonadas y blancas pañoletas, y del zapatito bordado de lentejuelas y alto y encarnado tacón, pero pareciendole este atavío a doña Isabel el más digno y más apropiado a una verdadera señora, como ella solía decir, no quiso abandonar jamás aquella moda de su juventud que tan buenos tiempos le recordaba, y con la cual había robado tantos y tantos corazones.
Uníanse unas a otras las cabezas, buscaban los movibles labios el oído, inquietábase el rebaño, y por último sonaron también las almidonadas faldas al levantarse tal cual oveja, que padecía gran desasosiego.
Un ruido de faldas almidonadas que vino de la escena llamó la atención de Emma, sacándola de aquel deliquio de amor propio satisfecho.
Y los que no apartaban la vista del grupo de enmascarados, se fijaron en que el champán, pasando por la boca, venía a salir por el cuello, rebosando por cima de los elegantes capuchones y las pecheras almidonadas, que cerraban diamantes de roca antigua, montados en botones de esmalte azul.
Media hora antes de la llegada del expreso, el tronco de yeguas alazanas de don Roque Brezales, enganchado al landó recién venido de París, piafaba inquieto delante de la estación del ferrocarril, o tascaba el freno, resoplando y revolviéndose bajo las ligaduras de su flamante guarnición de plateado hebillaje, al sentir sobre sus amplios y rollizos lomos la tralla sutil con que castigaba sus impaciencias el adusto cochero, con sombrero de copa alta, guantes de color de teja y tirillas muy almidonadas, señal de que se repicaba gordo aquel día en casa de sus amos.
Su casaquilla de hilo rayado con vivos rojos, el bonete de cuartel, el pañuelo de seda al cuello, la banda dorada al pecho con el canuto de la licencia, la tez descolorida, el bigotillo picudo y la media romana de corista italiano, habíanse metido en el corazón de todas las chavalas y lo hacían latir con un estrépito sólo comparable al frufrú de sus faldas de percal almidonadas en los bajos hasta ser puro cartón.

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